Parentalidad después del divorcio

Un divorcio o una separación entre dos personas nunca es un camino fácil de llevar y, además, debemos pensar que incluye a toda una unidad familiar.

Parentalidad

El estrés y la ansiedad que supone un divorcio puede acabar siendo un problema para afrontar la situación y, sobre todo, para llevar a cabo todas las cuestiones que tengan relación con los hijos y su crianza. En este sentido, una de las situaciones más complicadas para cualquier progenitor suele centrarse en cómo o cuándo comunicar a sus hijos o hijas el divorcio.

En España, un estudio realizado durante el 2022 por el Observatorio del Derecho de la Familia de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA)1 hace mención a las razones más comunes de por qué las parejas españolas se divorcian y se llega a la conclusión que, el principal motivo de divorcio en el país se centra en el desgaste, el alejamiento y la falta de comunicación provocado por el estrés que genera la crianza de los hijos y el trabajo y, especialmente la decisión la toman parejas que tienen entre 40 y 50 años.

Otras razones que se muestran en este estudio, que entrevistó a más de 3000 asociados de la AEAFA, son las siguientes: el desenamoramiento, la infidelidad, las dificultades económicas, las discrepancias en la crianza y educación de los hijos, la excesiva presencia de las familias políticas respectivas que ahogan a la familia, la irritabilidad, los caracteres incompatibles de la pareja, las adicciones, la violencia de género o doméstica, la dificultad para gestionar emociones y el reconocimiento de otra orientación sexual distinta a la de la pareja actual.

Si ya de por si una ruptura no es plato de buen gusto, mucho menos lo es cuando se trata de una separación que acaba mal. De todo ello hablamos con Luisa Fernanda Yágüez Ariza, especialista en Psicología infanto-juvenil y consultora en el área de protección a la infancia y adolescencia, sobre la mejor manera de actuar al respecto.

¿Cómo se debe comunicar a los hijos la noticia del divorcio de sus padres?

Antes de comunicar la noticia del divorcio a los hijos es fundamental que la pareja lo haya consensuado, que se hayan dado un espacio de tiempo para procesar emocionalmente dicha decisión y así, poder mostrarse contenidos ante los hijos. Es conveniente también que esta noticia del divorcio se dé a los hijos cuando ya sea inminente la separación de hecho.

También es recomendable que acuerden qué van a comunicarles, evitando involucrarlos en temas de adultos. Más bien explicar que ya no son felices juntos, que como pareja de padres siempre seguirán unidos y presentes para ellos y que, a partir del momento de la separación física, habrá cambios de vivienda y acordarán los momentos de estar cada uno de los padres con ellos.

El divorcio suele conllevar un proceso de desgaste de salud mental, sobre todo por la preocupación de la crianza de los hijos.

¿Qué factores se deben tener en cuenta al explicar el divorcio según la edad de los niños?

En general, lo que debe preservarse es la estabilidad de los hijos en sus rutinas. Por lo que ambos padres se seguirán ocupando de la agenda del día a día, en los tiempos que hayan acordado tener la custodia.

A los niños más pequeños de edad, más que informarles con detalle, lo que es imprescindible dejarles claro es que: ellos no tienen la culpa del divorcio de sus padres, y que no les van a abandonar. Los niños entre 5 y 10 años pedirán más explicaciones y expresarán más miedos respecto al abandono o tenderán a culparse por los motivos del divorcio, así que es importante primero conocer qué miedos afloran y resolverlos en la medida que los vayan expresando.

Con los hijos adolescentes, sería óptimo que, previamente existiera una buena comunicación afectiva, que facilitase la expresión de sentimientos y la contención emocional por parte de los padres. Ellos tenderán a cuestionar a alguno de los padres, podrían intentar establecer alianzas según consideren cual de sus padres puede ser el más débil o el más victimizado, y obviamente es importante no dejarles participar directamente del conflicto de los padres.

Hay que entender que, frente a la realidad del divorcio, todos los miembros de la familia tienen que asumir pérdidas y, por lo tanto, deben hacer un proceso de duelo, que los padres deben acompañar en cada etapa y que será más fácil o difícil de culminar, dependiendo de la cronificación del conflicto que ocasionó el divorcio.

¿Es necesario dar una explicación detallada del por qué se está produciendo el divorcio o es mejor evitar hablar de ciertos temas?

Es recomendable que los padres que se están divorciando no se dejen atrapar por las “pasiones” que derivan de la desilusión, la rabia, los celos, el deseo de venganza, etc. Para que no traspasen demasiada información acerca del conflicto a sus hijos, simplemente porque a éstos no les hace bien. Es importante tener en cuenta que, si hablas mal de uno de los padres a tu hijo, le estás desacreditando como figura parental, y podemos decir, que le estas “dejando huérfano”.

¿Cómo se puede ayudar a los hijos a sobrellevar el impacto emocional del divorcio?

Si en una familia existe una rica comunicación afectiva, será posible detectar y expresar los sentimientos que afloran durante el proceso de duelo y de adaptación al divorcio. Es positivo reservar tiempos de calidad y exclusividad con cada uno de los hijos para posibilitar esa expresión emocional. Es legítimo que tengan necesidad de expresar su frustración, desilusión, tristeza o rabia frente a la realidad impuesta por los padres al divorciarse. Por ello es muy importante que los padres si reconocen sentirse superados emocionalmente, acepten la atención psicológica.

Hay que acompañar a los hijos en el proceso de duelo y dar el apoyo necesario para que éstos puedan expresarse emocionalmente y adaptarse de la mejor manera posible.

¿Los niños de hoy en día están más “acostumbrados” a la idea del divorcio debido a su mayor frecuencia?

Ciertamente, en la actualidad, está bastante más normalizado el divorcio como una realidad en algunas familias y socialmente se acepta como algo más cotidiano. No tiene por qué ser el divorcio siempre algo muy dramático o conflictivo, en la mayor parte de los casos, es una opción, a la que se llega para mejorar la calidad de vida, para evitar el sufrimiento y la infelicidad y por ello mismo, los niños y adolescentes, prefieren ver a sus padres más felices separados, que amargados o violentos conviviendo forzadamente.

¿Qué consejos y recomendaciones puede dar para ayudar a los padres a criar a sus hijos después del divorcio?

En el post divorcio, es muy importante mantener una comunicación suficiente para poder seguir ejerciendo una parentalidad sana. Es una locura educar a los hijos sin hablarse.

Por otra parte, los padres deberían acordar sus pautas de crianza, para que los hijos se encuentren el mismo planteamiento de normas, rutinas, límites, manejo de conflictos, etc., con los dos padres divorciados. Y que, en caso de incidentes puntuales generados por los hijos en el colegio, con los amigos, o ante enfermedades o emergencias sanitarias, actúen los dos padres unidos.

Otra recomendación a tener en cuenta es la de dar un tiempo a que los hijos puedan asimilar el divorcio y acomodarse a los cambios, antes de presentar las nuevas parejas o los nuevos hijos.

¿Existen recursos o herramientas que se pueden utilizar para ayudar a los hijos durante el proceso del divorcio?

Como recursos especializados, existen especialistas en mediación familiar, que les ayudarán a llegar a acuerdos y asumir compromisos que luego se reflejarán en los convenios reguladores y las medidas paterno filiales.

También es prudente si los procesos de acomodación al divorcio se hacen difíciles, consultar con un especialista en psicología clínica infanto-juvenil, consultor de parentalidad y terapeuta familiar.

¿Cómo proteger la salud mental de los hijos?

Ante esta situación, la psicóloga Yágüez Ariza nos presenta una recopilación de lo que se puede entender como “las buenas prácticas” para llevar a cabo un buen divorcio, con algunas pautas para proteger la salud mental de los hijos. Estas son:

La coparentalidad puede ser un método efectivo para poder mantener una buena crianza de los hijos por ambas partes, aunque la pareja esté divorciada.
  • Antes de comunicar la noticia del divorcio acordar lo que se va a decir, de manera clara y breve, teniendo en cuenta no implicarles en temas de adultos, que no sea necesario que ellos conozcan.
  • Es importante que esa conversación sea conjunta, con participación de los dos padres y que se haga cuando ya sea inminente la separación de hecho (suspensión de la convivencia).
  • Responder con calma y contención a sus preguntas e informar sobre los cambios más importantes, por ejemplo, quién va a irse de casa, cómo será el contacto de los hijos con cada uno de sus padres etc.
  • Darles tiempo de asimilar y reaccionar. Muchas veces en el primer momento no hay ninguna reacción, hay que mostrarse cercanos y disponibles para que cuando estén preparados los hijos/as hagan preguntas o expresen sus emociones.
  • Obviamente, si hay una comunicación adecuada y mínimos acuerdos, habrá flexibilidad facilitando el día a día.
  • Preservar una relación sana con los abuelos y familias extensas.
  • Esperar a que los hijos puedan hacer el duelo por el divorcio y asimilar los cambios derivados, antes de presentar o imponer las nuevas parejas.

¿Qué errores podemos cometer?

Hay algunos errores que se pueden cometer en el proceso y que pueden dañar a los hijos como, por ejemplo:

  • Inmiscuirles en los temas de adultos (motivo del divorcio, disputas económicas, convertirles en mensajeros).
  • NO acordar pautas educativas y perder la coherencia o eficacia en el proyecto educativo de los hijos.
  • Desacreditar ante el hijo/a al otro padre/madre.
  • La incomunicación total entre los padres divorciados. Esto obliga a los hijos a vivir en una permanente disociación.
  • Traspasar a los hijos la responsabilidad de tomar decisiones que solo competen a los adultos (por ejemplo, sobre la custodia, régimen de visitas). Esto obliga a los hijos a verse atrapados en conflictos de lealtades

El “coparenting” o crianza conjunta: una realidad en tendencia

El coparenting se entiende como la crianza conjunta por ambas partes de los progenitores para poder criar a los hijos de la misma forma, aunque estén divorciados. Se trata de crear un sistema en que ambas partes se puedan implicar de la misma manera, tanto en la educación como en el cuidado de los hijos, siempre y cuando exista una situación real de custodia compartida.

Los puntos clave para poder cumplir y llevar a cabo una coparentalidad, tal y como ya nos avanzaba la psicóloga Yágüez Ariza, son los siguientes:

  • Cuál será la crianza y el modo de educación
  • Cómo se tomarán las decisiones que afecten al menor.
  • Decidir cómo será el tipo de comunicación entre los progenitores.
  • Establecer los horarios y rutinas conjuntamente de los hijos.
  • Cómo se actuará en caso que haya algún tipo de emergencia con los menores.
  • Decidir cómo actuar frente a las futuras relaciones sentimentales de los padres.
  • Tomar decisiones de cómo será el mantenimiento económico de los hijos.

Cuando nos encontramos en este punto y buscamos el bien común de los hijos ante un proceso de divorcio, se puede recurrir a una figura externa especialista que pueda ayudar a orientar a los padres y acompañar, apoyar o asesorar en el ejercicio de la crianza de los hijos.


  1. AEAFA. (2022). ¿Por qué se divorcian las parejas españolas? [Archivo PDF]. Recuperado de https://www.aeafa.es/files/noticias/1643796540-ivobservatorio-causasdivorcio.pdf

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