¿Cómo nos afecta la ansiedad?

La ansiedad afecta a un 7% de la población, teniendo una mayor incidencia en mujeres.

La ansiedad es un cúmulo de sensaciones y una emoción que nos pone en alerta, que nos advierte de algo y cuya función es ponernos en acción, activarnos para la correcta ejecución de una tarea.

Con estas palabras el psicólogo Javier Álvarez Cáceres, especialista en Terapia Individual, Pareja, Familiar y Acompañamiento de Procesos de Duelo, nos recuerda que el problema de la ansiedad surge cuando esa activación no es acorde a lo que estamos viviendo, o cuando no es necesario.

Para saber cuándo nos encontramos ante una situación como esta, conviene prestar atención a la sintomatología propia de la ansiedad que a su vez es muy diversa y compleja.

Entre los síntomas más habituales nos encontraríamos los siguientes:

  • Taquicardias, palpitaciones.
  • Sudoración.
  • Nerviosismo, inquietud.
  • Visión borrosa.
  • Nauseas.
  • Sensación de que algo va a pasar.
  • Hormigueo.
  • Pensamientos disociativos.
  • Confusión.

La sintomatología puede ser física, emocional, cognitiva o conductual.

Causas de la ansiedad: factores predisponentes, factores de mantenimiento y factores desencadenantes.

Según el psicólogo, las principales causas de la ansiedad se dividen en tres grandes grupos:

  • Factores predisponentes. En este grupo nos encontraríamos la genética, los factores de personalidad y los estilos de crianza. Cualquiera de estos tres puntos predispondría a tener ansiedad o a un manejo de la misma disfuncional.
  • Factores de mantenimiento. ¿Qué hace que nuestra ansiedad no desaparezca sino que se mantenga y a veces aumente? Serían aquellas conductas o situaciones que realizamos para extinguir la ansiedad y producen el efecto contrario.
  • Factores desencadenantes. Es el grupo más fácil de identificar para la persona, situaciones estresantes que provocan un torrente emocional de difícil gestión. Por ejemplo quedarse en paro, conflictos familiares, enfermedades, covid…
La ansiedad afecta a un 7% de la población, teniendo una mayor incidencia en mujeres.

¿Nos afecta a todos por igual?

Los estudios muestran que la ansiedad no afecta a todos por igual, aunque es cierto que para obtener una prevalencia adecuada habría que diferenciar entre las “distintos integrantes” de la familia de la ansiedad: Ansiedad generalizada, Trastornos obsesivos, Trastorno por estrés post-traumático y fobias.

A grandes rasgos la estadística muestra que la ansiedad afecta a un 7% de la población, teniendo una mayor incidencia en mujeres (9,79%) que en hombres (4,79%).

Para el psicólogo Javier Álvarez son datos bastante discutibles teniendo en cuenta que los ansiolíticos se encuentran en los medicamentos más vendidos con un incremento del 4,5% en España durante el 2021.

Por lo tanto, si tenemos en cuenta la venta de ansiolíticos y antidepresivos en farmacias observamos que una gran parte de personas con problemas de ansiedad no están en tratamiento psicológico.

¿Por qué tardamos tanto en pedir ayuda?

Hoy en día todavía hay un tabú respecto a temas relacionados con la Salud Mental. Una gran parte de la población que sufre ansiedad prefiere que no se sepa, por cuestiones laborales o familiares.

Por otro lado, solemos tener la creencia de “yo puedo”, “qué me va a decir un psicólogo que yo no sepa”, “ya se me pasará” y tantas otras que hacen que nos cueste pedir ayuda o valorar la eficacia de la misma. Por eso es importante destacar que gracias a la divulgación esos tabúes cada vez son menores.

En los últimos años, los centros de psicología han notado un incremento de consultas y aunque quede trabajo por hacer las personas cada vez son más propensas a pedir ayuda, entendiendo que la mente también hay que cuidarla y que no hay nada de qué avergonzarse.

Atajar la ansiedad: recomendaciones

El psicólogo incide en la necesidad de diferenciar dos áreas en las que trabajar: sintomatología ansiosa, aquella que nos crea el malestar y una disfuncionalidad en nuestra vida y, otra área sería aquella que nos está creando ansiedad.

La gestión de la sintomatología ansiosa va a depender de cada persona y hay que tener en cuenta que lo que vale con uno puede no valer con otro.

Al psicólogo Javier Álvarez le gusta comparar el abordaje de la ansiedad con la confección de un traje y suele decirle a sus pacientes “tenemos que hacerle un traje de su talla”. Con este ejemplo se puede intuir que habrá personas a las que les funcione el traje de la meditación y con otras personas tendremos que probar diferentes “trajes”, como pintar, leer, andar, ciclismo, cocinar, leer, hablar…, teniendo en común cualquiera de ellas la reestructuración cognitiva por parte del psicólogo.

A grandes rasgos, lo que sí es recomendable a todas las personas con ansiedad es regular la respiración, comer despacio, hábitos de sueño, cuidar la alimentación y practicar algún deporte.

Una vez que han disminuido los síntomas es necesario trabajar qué es lo que está provocando ansiedad, para no cronificarla y salir del círculo vicioso de control-ansiedad-control-ansiedad, etc.

Es importante trabajar en aquello que cause malestar

En aquellos casos en los que no se pueda cambiar algo se apuesta por trabajar la Aceptación de la situación, que no hay que confundir con la resignación a una situación.

Tratamientos y servicios

La tendencia general cuando se tiene un problema es recurrir a todo. A la consulta del psicólogo llegan personas que han probado gran variedad de tratamientos, de técnicas científicamente validadas y terapia alternativas, pero que ninguna de ellas ha resultado ser efectiva.

Aunque parezca obvio, es importante informarse del profesional con quien vamos a trabajar y de qué tipo de intervención realiza a través de la formación que posee.

Por el contrario, correremos el riesgo de cronificar la ansiedad, convirtiendo una mala praxis en un factor de mantenimiento de la ansiedad.

En opinión de Javier Álvarez, el tratamiento más efectivo para la Ansiedad es la Terapia Cognitiva-Conductual, la cual consiste en la modificación de los pensamientos disfunciones para modificar la conducta y las emociones asociada a ellos.

A la vez, hoy en día es enriquecedor añadir técnicas de otros modelos terapéuticos como de aceptación y compromiso, sistémicas, mindfulness o cualquier otro que ayude a la persona con la que trabajamos.

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