2,1 millones de personas mayores podrían pasar la Navidad en soledad

En España, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), hay cerca de 5 millones de personas viviendo solas, de las cuales más de 2,1 millones tienen 65 años o más (un 43.6%), la gran mayoría mujeres (un 70.9%).

En España, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), hay cerca de 5 millones de personas viviendo solas, de las cuales más de 2,1 millones tienen 65 años o más (un 43,6%), la gran mayoría mujeres (un 70,9%). Si se compara con los datos del año 2019, el número de personas que viven solas ha incrementado un 2%, 96.200 personas más. Con el mismo pretexto, la Cruz Roja informa que un 27% de las personas atendidas por la institución no reciben visitas casi nunca y un 23% no tiene a nadie con quién hablar o contarle sus problemas.

Las consecuencias del COVID-19 han generado, tanto a nivel social como económico y sanitario, que muchas personas sufran aislamiento social y soledad no deseada.

¿Se ha acentuado todavía más después de la pandemia?

Bárbara Zapico Salomón, especialista en Psicología en Madrid y miembro de Top Doctors comenta que, durante la pandemia el mayor miedo que se ha tenido ha sido que las personas mayores se contagiaran y hubiera “bajas” familiares debido a un descuido individual. Por ello, la gente ha tenido menos relaciones con sus padres y/o abuelos.

Durante la Navidad, es bastante común encontrar muchas personas, sobre todo mayores, que afirman que no les gusta esta festividad, e incluso manifestar que la odian. Una de las causas más comunes de este sentimiento amargo hacia esas fechas, se encuentra en el hecho de no tener con quién celebrarlas. Son personas que no mantienen contacto con sus familiares o simplemente, con el paso de los años, lo han dejado de tener o han perdido seres queridos. De ahí, que se despierte una sensación de tristeza que permanece a lo largo de esas semanas o fechas señaladas.

La psicóloga Bárbara Zapico nos explica que la soledad puede entenderse de dos maneras. Una soledad elegida (me apetece quedarme en casa y no salir un día con los amigos), y una impuesta (me apetece quedar con mis amigos, pero no los tengo). La sensación de malestar que genera la segunda, es debido a la incapacidad de encontrar un entorno social necesario para la reducción del malestar a través de las relaciones personales.

El síndrome de la silla vacía más presente en Navidad

Con los efectos negativos que conlleva la soledad, unidos al hecho que se acercan estas fechas festivas, no es nada extraño que aparezca el Síndrome de la silla vacía, relacionado principalmente ante el fallecimiento de un ser querido, un abandono o una situación de soledad no deseada. Se llama así porque su característica principal es que aparezca en épocas que cobran un significado distinto al resto del año, como en este caso la Navidad, la cual tendría que ser un motivo de alegría, de acompañamiento y de celebración, tal y como la entendemos.

Zapico, nos comenta también que el síndrome de la silla vacía, hace alusión a los sentimientos relacionados con una pérdida significativa y que se magnifican en situaciones concretas como las celebraciones, cumpleaños, navidades, etc., siendo conscientes de la ausencia de esa persona. Además, añade que el sentimiento de pérdida, no solo está asociado al fallecimiento de algún miembro de la familia, sino que también puede ser por un divorcio, o la emancipación de los hijos, entre otros motivos.

Hay 2.1 millones de personas mayores de 65 años que viven solas en España.

¿Una realidad silenciosa?

Ante esta pregunta, Zapico considera que el cambio de paradigma que existe en la sociedad actual, hace que la soledad sea una realidad invisibilizada, más que silenciosa. Hay clara una cosa y es que cada vez tenemos menos tiempo, y ese tiempo afecta al cuidado propio y de la gente que está alrededor, afectando más aún a las personas mayores.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta de que la soledad podría ser una de las causas principales del deterioro de la salud en personas mayores. En este sentido, Olga Díaz, subdirectora del área de conocimiento de Inclusión Social de Cruz Roja Española, afirma que esta soledad no deseada puede conllevar consecuencias negativas con impactos a nivel físico, psicológico y social, ya que incrementa la morbilidad, disminuye la satisfacción vital y predispone a sufrir alteraciones en la salud física y mental. En este sentido, Zapico también considera que la soledad puede tener consecuencias en las personas mayores, sobre todo a nivel cognitivo (atención, memoria, concentración) y que se manifiesten la ansiedad, la depresión o la sensación de abandono. Como medida para cambiar eso, afirma que la interacción social es clave: Se sabe que la interacción social reduce la tasa de trastornos mentales, por lo que la socialización es muy necesaria. Ir encaminados a una sociedad puramente individualista, dificultará que nos encontremos mejor.

Los factores sociales influyen en la aparición de la soledad no deseada

Creo que ya no es solo hablar de factores psicológicos, sino de factores sociales. Estamos hablando de que cada vez más familias, tienen uno o ningún hijo, hay cada vez una mayor migración de la gente más joven a ciudades más grandes relacionado directamente con la búsqueda de empleo. Es un cambio de paradigma social y, a su vez, existe un menor cuidado y respeto por las personas mayores de nuestro entorno, focalizándose en la idea de la juventud y de vivir el momento sin ataduras y menos responsabilidades, afirma la psicóloga.

Iniciativas solidarias durante las fiestas

Muchas asociaciones, residencias e incluso las administraciones realizan numerosas iniciativas para las personas mayores durante la Navidad. Pero también es verdad que se trata de hechos o acciones puntuales de los días clave. Entre otras cosas, algunas residencias abren sus puertas a personas mayores que están solas para que puedan pasar los días de Navidad acompañados y hay muchas asociaciones que se dedican a realizar comidas sociales para evitar o intentar reducir ese sentimiento de vacío en la gente mayor. Aun así, las cifras son tan altas que es imposible conseguir que nadie se sienta solo o sola.

Este tipo de asociaciones o residencias, hacen una labor maravillosa, pero creo que la sensación de tener este aspecto cubierto, también pasa por tener la cercanía de la familia cada cierto tiempo, afirma Zapico. Así pues, se puede observar que, aunque las asociaciones y residencias puedan ayudarles a no sentir esa soledad, lo más probable es que no estén satisfechos del todo si no tienen a su familia o sus seres queridos cerca.

Desde la Cruz Roja, se lleva a cabo un proyecto que está activo todo el año para, mínimo, poder poner su granito de arena y combatir la soledad no deseada. El programa llamado “Cruz Roja te acompaña, trata de ayudar con un servicio multicanal de información, orientación y acompañamiento frente a la soledad no deseada y así, reducir el aislamiento y la soledad, facilitando herramientas para que puedan mejorar su situación.

Un problema que se agravará en el tiempo

Se calcula que, en el año 2035, según la OMS, al menos el 26,5% de la población será mayor de 65 años y, por tanto, se triplicará el número de personas con más de 100 años. Y según el INE, en España se estima que en esas fechas el número de personas mayores que vivirán solas aumentará hasta un 27%. Y, con este pretexto, ¿cómo podemos ayudar para que las personas mayores no se sientan solas? Es importante que sigan manteniendo unos buenos hábitos saludables y que puedan relacionarse con otras personas. Necesitan poder hablar y contar cómo se sienten, ya sea a través de actividades, talleres o encuentros sociales. Pero por encima de todo, resulta fundamental que pasen tiempo con su familia y seres queridos, sobre todo en Navidad.

Les recomendaría que encontraran algo que hacer para estar con otras personas: una afición, un entretenimiento con alguien para poder relacionarse y hablar con esa persona o personas sobre él/ella mismo/a. Y a los familiares de todas las personas mayores, lo que siempre les digo es que intenten animar, comprender y ayudar, aconseja Zapico. 

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