La feminización de la voz y el síndrome de la voz impostora

Escrito por: Mariela Astudillo Ramírez
Publicado:
Editado por: Cristina Mateo

A lo largo del entrenamiento de feminización de la voz transitamos por tres fases que nos llevan poco a poco hacia la asimilación, la personalización y la naturalización de la nueva voz. La última fase suele ser la más compleja y puede tener una duración de varias semanas o incluso meses.

 

Esta fase dependerá de cómo se ha asimilado todo lo adquirido en cuanto a la nueva dinámica vocal, teniendo en cuenta, por supuesto, la capacidad de aprendizaje de cada persona.

 

De este modo, la duración, la complejidad y la aceptación de la fase de automatización dentro del entrenamiento de feminización de la voz es distinta para cada persona. Por ello, es importante comprender que, aunque proponga un entrenamiento vocal en diez sesiones, esta fase de automatización puede en ocasiones extenderse más allá del entrenamiento.

 

¿En qué consiste la fase de automatización de la nueva voz?

 

Hacemos referencia a una fase personal que precisa de una gran disciplina, una atención persistente y una gran toma de conciencia del nuevo gesto vocal.

 

Es una fase que puede ser breve, sobre todo en personas jóvenes que aún no han asimilado por completo un gesto vocal masculino, y contrariamente, puede ser más largo en personas que han adquirido una dinámica o una costumbre vocal masculina durante años. No obstante, la buena noticia es que más tarde o más temprano, esta fase de automatización siempre llega.

 

A veces es necesario realizar un trabajo de toma de conciencia a nivel psicológico y emocional para asegurar la asimilación de la nueva voz. A menudo me ocurre el hecho de trabajar con personas que rechazan profundamente su nueva voz de manera totalmente inconsciente, lo que genera una gran frustración y acaba por entorpecer la fase de automatización. Esto último es lo que yo denomino “la fase de la voz impostora”.

 

“Tengo la sensación de no ser la misma persona cuando utilizo esta voz”

 

Aproximadamente un 20% de mis pacientes que emprenden un proceso de feminización de la voz pasan por esta fase. El síndrome de la voz impostora se define por el sentimiento de tener una nueva voz que no les pertenece. Las pacientes sienten que juegan a ser otra persona cuando hablan con personas de su entorno como amigos o miembros de su familia. Tienen la sensación de que esta nueva voz no refleja quiénes son realmente.

 

Ese sentimiento es muy decepcionante porque, en efecto, desde la primera sesión se idealiza, se tienen expectativas, esperanzas, objetivos y, a veces, esta fase provoca una profunda decepción, no hacía la voz anhelada, sino hacía uno mismo.

 

Las tres fases son: asimilación, personalización y naturalización.

 

A lo largo de toda mi carrera, solo recuerdo dos casos en los que tras 15 sesiones, estas personas decidieron dar marcha atrás. Al no tener la misma voz (se apreciaba el cambio generado por el entrenamiento vocal), esta persona decidió retroceder hacia un esquema vocal próximo al que tenía al inicio del entrenamiento vocal.

 

Es muy importante tener en cuenta que, en todo el proceso de modificación identitaria de la voz, hay que respetar un elemento muy profundo y particular: la personalidad vocal. Además, hay que distinguir la personalidad vocal y la identidad vocal. La personalidad vocal, por un lado, es la manera en la que expresamos nuestra percepción del mundo en relación con nuestra propia y única capacidad de expresión de nuestras emociones.

 

Por otro, la identidad vocal es el reflejo social de la persona que somos de cara a un entorno imponedor de creencias vocales que tenemos que respetar.

 

A saber, la unión entre la identidad y la personalidad vocal provoca en nosotros un equilibrio y una armonía que conduce a una intensa sensación de bienestar cuando nos expresamos. Y eso es lo que, efectivamente, queremos conseguir con el entrenamiento de feminización de la voz. De hecho, pienso que no podría entrenar las voces de mis pacientes sin tener en cuenta su personalidad global y vocal. Es más, me atrevo a decir que si no tuviera en cuenta esos elementos, es como si quisiera arrancar un coche que no tiene motor.

 

Evidentemente, la identidad vocal, que se encuentra destinada a satisfacer una expectativa social en busca de una valorización o de una aceptación, no puede encontrar el equilibrio perfecto si no se tiene en cuenta la personalidad vocal.

 

El síndrome de la voz impostora es el reflejo de una disconformidad entre el desarrollo de la identidad mediante un entrenamiento vocal y la expresión de la personalidad vocal por medio de la expresión de sí.

 

¿Automatizar mi nueva voz o volver atrás?

 

La verdadera pregunta es la siguiente: ¿qué hacer durante situaciones en las cuales la paciente tiene la sensación de emplear una voz que no le pertenece, con la que no se identifica, encontrándose con dificultades de asimilación o de personalización?

 

Aquí lo más importante es entender que la meta del entrenamiento vocal es cumplir con las expectativas de la paciente, ayudándole a encontrar una armonía y un equilibrio vocal con los cuales se sienta totalmente identificada y correspondida. Dicho de otro modo, no se trata de forzar a la paciente a utilizar una voz con la que se sienta incómoda, sino ayudarle a descubrir el equilibrio correspondiente para que pueda expresar de manera natural sus emociones respetando siempre tanto su personalidad global y vocal como su búsqueda de la expresión de su identidad.

 

La mayoría de las veces, el síndrome de la voz impostora se manifiesta cuando la paciente comienza a emplear la nueva voz o cuando empieza a aplicar en su día a día todo lo aprendido durante las sesiones. Es verdad que, partiendo de una fase de exageración, los primeros intentos suelen ser poco naturales por la poca constancia. Pero esto forma parte del camino y suele regularizarse con bastante rapidez.

 

Me he encontrado con el caso de que, a pesar de tener una voz bastante femenina, melódica, con un esquema entonatorio muy femenino, las pacientes no se sentían para nada identificadas con su nuevo gesto vocal y anhelaban su voz anterior. Por lo que, a escondidas, recurrían a su voz anterior con el objetivo de crear decepción en ellas y en mí.

 

Es imprescindible, en este tipo de fase, hacer referencia a la dificultad a la que se enfrenta la paciente: un sentimiento de impostura. Puesto que gracias a la comunicación y a la expresión de estas dificultades es cuando juntas encontramos el equilibrio y la solución correspondiente a las expectativas más profundas e íntimas de la paciente. Todo ello con el objetivo de poder identificarse con la manera en la que se expresa.

 

Llegados a este punto, a saber:

  • Avanzar hacia la automatización de la nueva voz (lo que parece ser la mejor opción pero no siempre lo es).
  • Volver hacia atrás, a saber, retroceder hacia la expresión inicial de la identidad a nivel vocal priorizando la expresión de la personalidad vocal, de las emociones, del yo emocional, eliminando la identidad vocal social, para así, facilitar mucho más la aceptación y la valorización de la persona a nivel social, familiar, profesional.

 

Claro está que la decisión la toma la paciente. Yo, como guía, como logopeda amiga, estoy ahí para asistir, apoyar, acompañar a mi paciente en su elección, pero sobre todo, estoy ahí para disminuir la ansiedad, la frustración y el agobio que conlleva todo el proceso de una voz impostora.

Por Mariela Astudillo Ramírez
Logopedia

Mariela Astudillo Ramírez es una reputada logopeda, vocologa, directora y fundadora de Femivoz con más de 19 años de experiencia. Es nacida en Bélgica, de padre chileno y criada en Andalucía. Lleva más de 19 años trabajando en feminización de la voz tras presentar en el año 2006 su tesis titulada "La feminización de la voz de la mujer transexual". A través de ésta, presentó su metodología conocida hoy como Método Astudillo, un método que fue reconocido como eficaz para feminizar la voz de mujeres transgénero, únicamente con una intervención logopédica sin necesidad de cirugía. Además, es experta en feminización de la voz, masculinización de la voz, armonización de la voz no binaria, feminización de la voz intersexual, voz virilizada por esteroides, voz interpretada y escénica, voz cantada, voz profesional, modificación del acento, voz nasal y vocología.

En la actualidad, Mariela Astudillo trabaja con mujeres transgénero de todas las edades y de gran parte del mundo, trabajando en francés, inglés, español e italiano. Gracias a su metodología, que se ha ido perfeccionando año tras año, Mariela Astudillo consigue resultados satisfactorios tras 10 sesiones de media hora repartidas en 10 semanas. Trabaja esencialmente por Skype, lo que le permite llegar a todas las partes del mundo gracias a la videoconferencia. La primera sesión es gratuita, solicítela por WhatsApp al 625144647.

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