Guía completa del ojo seco: causas, síntomas y tratamientos

Escrito por: Dr. Pedro Arriola Villalobos
Publicado:
Editado por: Leonor Santos Moreno

El ojo seco, también conocido como síndrome de ojo seco, es una condición en la cual la superficie del ojo no recibe una adecuada hidratación y lubricación. Este problema ocurre cuando hay una insuficiente producción de lágrimas o cuando las lágrimas que se producen son de baja calidad.

 

Las lágrimas son esenciales para mantener la salud ocular y desempeñan varias funciones, como mantener la superficie del ojo lubricada, proporcionar nutrientes y proteger contra infecciones. Cuando hay un desequilibrio en la producción y calidad de las lágrimas, se puede desarrollar el ojo seco.

 

Causas del ojo seco

La causa del ojo seco no siempre es clara. Su prevalencia tiende a aumentar con la edad y es más común en mujeres en la etapa menopáusica debido a cambios hormonales. En ocasiones, la sequedad ocular puede estar asociada con patologías sistémicas como el Síndrome de Sjögren, que también afecta otras mucosas, la artritis reumatoide u otras enfermedades autoinmunes.

 

Además, ciertos medicamentos, como algunos antidepresivos, ansiolíticos, antihistamínicos y diuréticos, pueden contribuir al desarrollo del ojo seco.

 

El ojo seco es una condición en la cual la superficie
del ojo no recibe una adecuada hidratación

 

¿Cuáles son los síntomas comunes del ojo seco y cómo se diagnostica?

Son variados los síntomas que un paciente con ojo seco puede experimentar, siendo los más comunes:

  • Irritación.
  • Ardor.
  • Sensación de sequedad.
  • Sensación de tener un cuerpo extraño en el ojo.
  • Lagrimeo excesivo, que ocurre como respuesta refleja a la baja calidad de las lágrimas, las cuales no brindan una protección adecuada a la superficie ocular.
  • En ciertos casos, puede afectar la visión, mejorando tras parpadear repetidamente.

La mayoría de los síntomas de ojo seco tienden a intensificarse a lo largo del día, siendo más pronunciados en las horas de la tarde y la noche.

 

Por otro lado, no existe una prueba única que permita diagnosticar el Ojo Seco. El médico especialista en Oftalmología realizará diversas pruebas después de sospechar el diagnóstico basándose en los síntomas del paciente.

 

A través de tinciones oculares, se evaluará el estado de la película lagrimal, y se puede utilizar una tira (Test de Schirmer) para medir la producción de lágrimas. Además, se cuentan con equipos diagnósticos modernos que analizan la superficie ocular, la estabilidad y cantidad de la película lagrimal, así como su osmolaridad, proporcionando datos objetivos valiosos para el diagnóstico y seguimiento de la enfermedad.

 

¿Me voy a curar? 

La cura completa del ojo seco no es posible, pero sí puede ser controlado. La curación implica la desaparición total del problema, mientras que el control se refiere a la reducción de los síntomas, lo que hace que dejen de ser una molestia constante. Aunque algunos signos pueden persistir en la exploración, indicando la posibilidad de molestias recurrentes si se interrumpe o se disminuye el tratamiento, o si factores externos desfavorables reaparecen, incluso sin una causa clara.

 

A pesar de que el ojo seco no puede curarse, un tratamiento efectivo puede proporcionar alivio de los síntomas durante la mayor parte del año, permitiéndole llevar una vida completamente normal.

 

¿En que consiste el tratamiento del ojo seco? 

Mediante la implementación de diversas medidas, se busca abordar el tratamiento del Ojo Seco. Estas incluyen:

  • Lágrimas artificiales: este constituye el pilar central en el tratamiento del ojo seco. Estas lágrimas artificiales son compuestos diseñados para replicar en la medida de lo posible la composición de la lágrima natural. Aunque su oftalmólogo le recomendará la más adecuada para su situación, en ocasiones puede requerir probar varias hasta encontrar la más idónea. Es esencial mantener la constancia en el tratamiento y usar las lágrimas artificiales con la frecuencia indicada, siendo estos compuestos inocuos, sin crear dependencia.
  • Higiene palpebral: en muchos casos de ojo seco, se asocia con blefaritis, lo que aumenta la inestabilidad de la lágrima y empeora la condición. En estos casos, su oftalmólogo puede prescribir tratamiento para la blefaritis, donde la higiene palpebral desempeña un papel fundamental. La limpieza palpebral debe llevarse a cabo una o dos veces al día, dependiendo de la gravedad de la blefaritis, y es crucial para controlar la enfermedad de manera efectiva.
  • Otros tratamientos tópicos: si las lágrimas artificiales no logran controlar el ojo seco, se pueden agregar otros colirios que han demostrado eficacia, como la Ciclosporina A, suero autólogo y ciclos cortos de corticoides tópicos. Su oftalmólogo le proporcionará información sobre su uso específico.
  • Tapones de punto lagrimal: en ciertos casos, se recomienda "cerrar" la vía de drenaje de la lágrima del ojo para aumentar la cantidad de lágrima y reducir las molestias. En estas situaciones, su oftalmólogo puede sugerir la aplicación de tapones temporales, un procedimiento sencillo que se realiza en la consulta.
  • Otros tratamientos: en los últimos años, han surgido nuevas opciones terapéuticas térmicas y físicas para el manejo del ojo seco, focalizadas en el componente evaporativo de la enfermedad. El tratamiento con Luz Pulsada Intensa (IPL), por ejemplo, ha demostrado eficacia en el manejo de pacientes con esta condición.

Por Dr. Pedro Arriola Villalobos
Oftalmología

El Dr. Pedro Arriola Villalobos es un reputado especialista en Oftalmología con más de 20 años de experiencia profesional, compaginando actividad pública y privada. Cuenta con una extensa formación en distintos campos de la especialidad, siendo experto en queratocono, en el trasplante de córnea, el ojo seco, en uveítis, en presbicia, así como también patologías como las cataratas o la vista cansada.

Se licenció en Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid y se doctoró más tarde en la Universidad Complutense de Madrid. Es Profesor Asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y Profesor Colaborador de la Universidad Europea de Madrid.

Asimismo, es autor de más de 65 publicaciones científicas en revistas de impacto, autor y co-autor de 5 libros de difusión nacional, 41 capítulos de libros de difusión nacional y 5 de difusión internacional. También ha sido ponente en numerosos congresos, nacionales e internacionales, y ha participado en distintos proyectos de investigación y en ensayos clínicos, en muchos de ellos como investigador principal.

Su completo currículum científico, docente y asistencial le hizo merecedor, en 2019, del prestigioso Premio Arruga, que la Sociedad Española de Oftalmología entrega de forma anual al mejor oftalmólogo español menor de 40 años.

Actualmente, trabaja como facultativo especialista de Oftalmología en el Hospital Clínico San Carlos (Unidad de Referencia del Sistema Nacional de Salud) y en el Hospital Viamed La Paloma, así como también en otros centros médicos de la capital.

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