¿Cómo podemos afrontar una dieta de forma saludable y efectiva?

Cada vez nos preocupamos más por nuestra imagen física y cómo esta se proyecta y es valorada por los demás. Los estándares de belleza promueven cuerpos delgados y tonificados, asociados con hábitos de vida saludables, como una dieta equilibrada, ejercicio regular y una buena higiene del sueño. Iniciar una dieta debido al aumento de peso o la insatisfacción con nuestra apariencia puede ser una tarea que requiera esfuerzo y un cambio de hábitos, y debe hacerse progresivamente y de forma equilibrada y saludable.
 

¿En qué consiste el Índice de Masa Corporal (IMC)?

Una medida importante para evaluar si estamos por encima de nuestro peso ideal es el Índice de Masa Corporal (IMC), también conocido como IQ (Índice de Quetelet) o BMI (Body Mass Index). En el IMC se tienen en cuenta mujeres y hombres adultos mayores de 18 años.
 

Esta fórmula, que calcula la masa corporal dividiendo el peso en kilogramos por la estatura en metros al cuadrado (kg/m²), nos ayuda a determinar si estamos en un rango de peso saludable. Un IMC entre 18,5 y 24,9 se considera satisfactorio, mientras que un IMC inferior a 18,5 indica delgadez considerable y un IMC ≥ 25 implica sobrepeso.
 

¿Cuáles son las dificultades al afrontar una dieta?

Al enfrentarnos a una dieta, es esencial considerar nuestras motivaciones. ¿Estamos lidiando con un sobrepeso ligero o una obesidad que requiere una pérdida de peso significativa? ¿Hemos intentado dietas anteriormente sin éxito? Estas preguntas son cruciales para elegir el enfoque adecuado.
 

Por otra parte, es fundamental comprobar si seguimos buenos hábitos alimenticios, por ejemplo: comer todo tipo de alimentos de una forma sana y equilibrada, realizar 5 o 6 tomas diarias y practicar ejercicio físico con frecuencia, se aconseja 4 horas mínimo a la semana de deporte relativamente intenso y habitual.
 

¿Qué problemas generan las dietas milagro?

Es común caer en la tentación de las "dietas milagro" que prometen resultados rápidos. Sin embargo, estas dietas a menudo conducen a la pérdida de peso rápida, seguida del temido efecto yo-yo, donde recuperamos el peso perdido rápidamente. Estas dietas pueden afectar negativamente nuestra salud física y mental, generando irritabilidad, problemas cutáneos, trastornos alimentarios y desequilibrios metabólicos.
 

A nivel psicológico, hacer una dieta puede provocar problemas alimentarios que conlleven trastornos de la conducta alimentaria como anorexia, atracones y bulimia.
 

¿Cómo afecta hacer una dieta a nuestro estado de ánimo?

Causa unos cambios significativos en nuestro estado de ánimo. La reducción de la ingesta de alimentos necesarios puede generar tristeza, ansiedad y frustración. La serotonina, un neurotransmisor que nos brinda felicidad y vitalidad, se ve afectada si no comemos adecuadamente, lo que puede provocar problemas de sueño, incremento de sentimientos de irritabilidad, tristeza y pérdida de energía y vitalidad.
 

La reducción de la ingesta conduce a episodios de ansiedad, desembocando en una presión fisiológica y psicológica por comer, concretamente esos alimentos prohibidos o que no nos permitimos, generando así una ingesta compulsiva, atracón, con los consecuentes sentimientos de culpa y/o arrepentimiento. Todo ello puede llevar de nuevo a una restricción alimentaria más severa, y volver a producirse la rueda ansiedad/hambre, atracón/sobreingesta-restricción, produciendo cambios en el metabolismo y una desregularización de las sensaciones de hambre y saciedad.
 

Si he intentado hacer dietas en el pasado y no he logrado los resultados deseados, es probable que al comenzar una nueva dieta establezca metas poco realistas y plazos inalcanzables. Esto puede aumentar la sensación de frustración, culpabilidad, malestar y, en última instancia, llevar al abandono del plan de dieta.
 

Recomendaciones efectivas para empezar una dieta

• Reeducación nutricional: implica entender a fondo el significado de llevar a cabo una dieta y crear un plan de alimentación equilibrada y completa que proporcione los alimentos necesarios para perder peso de forma saludable. Esto también conlleva fomentar hábitos de vida saludables como el ejercicio regular y mantener una buena higiene del sueño.
   
• Prestar atención a nuestras necesidades: cuestionarnos por qué decidimos comenzar una dieta en este momento específico. ¿Es necesario perder peso por razones de salud, como problemas hormonales o dificultades de movilidad? ¿O estamos tratando de cumplir con los estándares de belleza preestablecidos para sentirnos más aceptados y felices?
   
• Establecer metas realistas y factibles: evitamos caer en las trampas de las dietas milagrosas que podrían causar complicaciones adicionales para nuestra salud y bienestar emocional.
   
• Comprender que empezar a comer bien requiere esfuerzo y sacrificio: establecer y mantener hábitos saludables es un proceso que requiere tiempo y esfuerzo, y entender que los resultados significativos no se logran de manera rápida es esencial. Es aconsejable buscar orientación tanto nutricional como psicológica, de un especialista en Psicología, para llevar a cabo este proceso de manera efectiva. Además, es importante prestar atención y trabajar en la dimensión emocional, que está estrechamente vinculada a todos los aspectos de los tratamientos relacionados con la alimentación.