La dualidad de la ansiedad: un enfoque positivo
Escrito por:La ansiedad es un término que muchas veces evoca pensamientos negativos, imágenes de inquietud y relatos de sufrimiento. Sin embargo, si miramos más de cerca, encontramos que no todo acerca de la ansiedad es oscuro y perjudicial.
En efecto, la ansiedad puede ser buena, es una aliada que ha jugado un papel crucial en la evolución humana. Pero, ¿cómo es esto posible?
¿Qué es la ansiedad y por qué puede ser buena?
La ansiedad es una emoción que, aunque desagradable, es totalmente natural y humana. Se manifiesta tanto a nivel mental (pensamientos, imágenes, rumiaciones…) como físico (temblor, taquicardia, sequedad bucal…), anticipándonos a eventuales peligros. Es decir que no es una reacción a un peligro inminente si no a la idea de afrontar un peligro.
Este mecanismo de anticipación ha sido vital para la supervivencia humana. Gracias a él, hemos aprendido a prepararnos para enfrentar adversidades. Sin este sentido de precaución, nunca nos prepararíamos para exámenes, no usaríamos el cinturón de seguridad o incluso olvidaríamos hacer la maleta antes de un viaje. Entonces, si la ansiedad tiene tantas ventajas, ¿por qué es tan malentendida?
¿Cuándo se convierte en algo negativo?
La ansiedad, pese a sus bondades, puede convertirse en un problema bajo ciertas circunstancias:
- Ansiedad por tener ansiedad: a menudo, la forma en que percibimos y nos relacionamos con la ansiedad puede convertirse en el desencadenante de más ansiedad. Cuando etiquetamos la ansiedad como una "enfermedad" y tratamos de erradicarla completamente, entramos en un círculo vicioso de preocupación y angustia. Esta puede dividirse en dos tipos: "ansiedad limpia", una respuesta natural de nuestro cerebro para adaptarnos a diversas situaciones, y "ansiedad sucia", la que nos autoinfligimos al luchar contra nuestras emociones naturales.
- Anticipación excesiva: si bien es útil estar preparados, quedarse atrapado en un estado constante de anticipación puede ser perjudicial. Esto nos aleja del presente y nos sumerge en un mar de preocupaciones imaginarias, haciendo que nos perdamos las cosas realmente importantes en nuestra vida.
Manejo y aceptación de la ansiedad
El primer paso es reconocer la ansiedad como una emoción natural. En lugar de resistirnos, deberíamos aprender a navegarla. Si es posible encontrar una solución a la fuente de nuestra ansiedad, ese es el camino a seguir. Si no, aprender a aceptarla y enfocarnos en lo que podemos controlar es clave.
La práctica diaria de mindfulness es una herramienta poderosa en este proceso, ayudándonos a centrarnos en el presente y en lo que realmente importa. Determinar las prioridades en nuestra vida también es esencial: ¿Qué es lo más valioso para nosotros?
En resumen, la ansiedad es una doble espada. Si sientes que afecta tu bienestar diario a pesar de tus esfuerzos, considera buscar la ayuda de un profesional en Psicología. No estás solo en esto y hay recursos disponibles para ayudarte a manejarla.