Las pérdidas y la continuidad de la vida

Autore: Luisa Fernanda Yágüez Ariza
Pubblicato: | Aggiornato: 09/07/2020
Editor: Nicole Márquez

Estamos en momentos de salir del estado de shock, reconocer las pérdidas, procesar el dolor, para poder continuar con nuestra vida.

 

La pandemia COVID-19 y el confinamiento, han alterado totalmente nuestras vidas. Estamos teniendo que asimilar a marchas forzadas la muerte repentina y solitaria de nuestros abuelos y abuelas, el miedo a enfermar, afrontar una total revolución social provocada por la necesidad de modificar nuestros comportamientos y a la vez, de preocuparnos por mantener a flote nuestra economía.

 

¿Cómo estamos sobreviviendo a todo esto?

Hagamos consciencia de nuestro tránsito por este proceso de pérdida y continuidad. Pues observándonos durante este viaje, que tiene distintas estaciones o paradas, podremos intentar encontrar nuevos anclajes para conseguir recuperar el equilibrio y continuar con nuestra vida.

 

 

Primera estación: la noticia. Llegó el COVID-19, el shock y la reacción.

¿Cómo llegó el COVID-19 a tu vida? ¿Cuáles fueron tus primeras reacciones?¿Pudiste reaccionar de una manera adaptativa?¿Permaneciste en estado de shock demasiado tiempo?

 

  • Experimentamos miedo, desorientación. Ante este gran susto buscamos información, para posteriormente llegar a una toma de conciencia de la situación e intentar una adaptación.
  • Contrafobia: negación, sensación de invulnerabilidad, seguir con tu vida, evitar informarte.
  • Conductas de riesgo: buscar “anestésicos” como forma de huida y evitación por ejemplo, los consumos (alcohol, drogas, tecnología…) o quedarse en la hiperactividad como forma de no parar, para no pensar, o no sentir. Quienes sientan que siguen en este funcionamiento, es importante que valoren los riesgos y consecuencias y pidan ayuda.

 

Segunda estación: El impacto de las muertes, el confinamiento obligado. Seguir en estado de shock.

¿Cómo viviste las primeras semanas de confinamiento? ¿Cuáles fueron tus principales reacciones?

 

  • Enfrentarse a la muerte, más directa o indirectamente.
  • Aquí lo normal, lo adaptativo, aunque tremendamente difícil y doloroso, es la expresión directa y espontánea de tristeza: lo ideal es poder tener una experiencia compartida del dolor, así como poder recibir y dar consuelo.
  • Soportar la impotencia. No poder moverse, no poder salir. No estar en un funeral para despedir a un ser querido que ha fallecido.
  • Mantenerse en estado de shock. Paralizado, no tener la posibilidad de procesar todo lo que estaba ocurriendo, tanto externa, como internamente. La consecuencia: desencadenantes a modo de crisis de ansiedad, disociación. Seguir en las reacciones maníacas, o necesitar más anestésicos, a modo de consumos (sustancias, videojuegos, etc).

 

Tercera estación: Asimilar las pérdidas, iniciar el camino del duelo y  experimentar las primeras reacciones paradójicas.

    ¿Podrías hacer una lista de tus pérdidas? (de las más importantes a las menos, que también cuentan como tales) Una pérdida es algo irrecuperable e irremplazable.

 

   

Tomar consciencia de esto es muy doloroso, pero esto es precisamente “hacer el duelo”. Aunque esta etapa es la más difícil y puede ser que la más larga, es también la que nos permite volver a conectar con la realidad, legitimar y ventilar nuestras emociones ante la crisis y las pérdidas.

 

 

Por lo general no hace falta intervención profesional externa; más bien, necesitas recibir consuelo y acompañamiento de los tuyos. Ante las pérdidas humanas, es Imprescindible que haya un ritual o ceremonia de despedida, real o simbólica, que implique, Decir adiós, desprenderse.

 

 

Reconocer también las demás pérdidas que nos ha traído esta pandemia es importante: los abrazos, el contacto, la libertad de los niños, niñas y adultos, el trabajo, la rutina, la seguridad que creíamos tener, el dinero, los viajes...

 

 

En esta parada del viaje, es necesario reconocer la culpa, es un sentimiento que en algunas ocasiones se convierte en una gran carga. Por eso hay que racionalizar la culpa, desmontarla y entender que el único realmente culpable de mucho de lo que nos está ocurriendo es COVID-19.

 

 

El miedo: en la salida del confinamiento y vuelta a la realidad nos podemos descubrir teniendo reacciones paradójicas, como por ejemplo la resistencia a salir a la calle, después de haberla deseado mucho. También puedes verte atrapado por el miedo a enfermar, al contagio hasta tal punto que retrases demasiado el volver a retomar la normalidad. O todo lo contrario, continuar con esa anestesia de la que algunos se han envuelto durante todo este proceso y salir de forma descontrolada, negando la realidad, no asumiendo las medidas de seguridad y por lo tanto poniéndose en grave riesgo en todos los sentidos.

 


Si hay alguien en tu entorno más próximo en esta situación, habla con él/ella, intenta que pare, haga autocrítica, y que pida ayuda psicológica.

 

Cuarta estación: paso por la rabia. La necesidad de buscar - encontrar culpables, responsables, poder odiar y enfadarte.

¿Eres consciente de haber sentido mucha rabia, enfado, indignación por todo esto? ¿Hacia dónde - quién has dirigido tu rabia? ¿Qué consecuencias te está trayendo sentirte o quedarte atascado en esta etapa?

 

 

Es importante poderse enfadar, reivindicar el derecho a protestar por todo lo que te ha arrebatado el COVID-19, también por todo lo que ha rodeado la crisis a todos los niveles. A la vez, hay que encontrar un punto de equilibrio entre esa necesidad de buscar justicia y la pérdida de control de la agresividad, pues en ese punto puedes empezar a hacer daño a otros.

 

 

En ocasiones, el mantenerse estancado en la rabia te lleva a ser agresivo con las personas más cercanas y más queridas, y aún peor, con los más vulnerables, los niños y niñas. Por ello, si te ves en este estado de desbordamiento de agresividad, de una rumiación permanente sobre este tema y además, esto te está reportando el aumento de la conflictividad o la violencia, para, piensa y pide ayuda.

 

Quinta estación: el regreso a la vida.

¿Qué ha cambiado en tu forma de ver la vida? ¿Has tomado decisiones que favorezcan tu recomenzar o reinventarte después de esta crisis? ¿Has identificado los recursos personales que te han ayudado a sobrevivir?

 

 

Como todo viaje, llegamos a nuestro punto final y esto significa que volvemos a intentar recuperar el control de nuestra vida, estaremos viviendo aún en un estado de duelo  por las pérdidas, pero es un estado que ya no es paralizante, salimos del shock y volvemos a la vida, contando con esos vacíos que nos han dejado los que han partido, estamos poniéndolos simbólicamente en nuestro recuerdo y con ello podemos empezar  a “resetearnos” , a salir del abatimiento y de la tormenta emocional, para empezar un nuevo camino en el que reconstruirnos.

 

 

Si te ves atascado en alguna de estas etapas del camino, es importante que pidas ayuda psicológica.

 

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

Luisa Fernanda Yágüez Ariza
Psicologia

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

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