Consejos: qué se puede hacer y qué no con artrosis en las manos

Written by: Dra. Gemma Pidemunt Moli
Published:
Edited by: Patricia Pujante Crespo

La artrosis es una patología degenerativa que afecta a las articulaciones y que padece un 15% de la población mundial. Una articulación tiene un movimiento óptimo gracias al cartílago articular pero, cuando un paciente sufre artrosis, dicho cartílago se degenera progresivamente y va perdiendo grosor, hasta que desaparece, lo que provoca cambios evidentes en el hueso.

 

Si la artrosis se analiza a nivel socioeconómico, es la primera causa de invalidez permanente y la tercera incapacidad laboral transitoria. Según el estudio Artrocad supone un coste total de recursos sanitarios y repercusión socioeconómica de 4.738 millones de euros al año.

Primer plano de una mujer sujetándose una mano con la otra - artrosis de manos - by Top Doctors
La artrosis de manos suele provocar dolor y rigidez en la articulación

 

Atrosis de manos: una enfermedad que afecta al 6% de la población

La artrosis puede afectar a una o diversas articulaciones. Las más comunes son la artrosis de cadera, rodilla, manos y columna. Por norma general es poliarticular, afectando a varias articulaciones pero hay pacientes a quienes solamente les afecta en las manos. Se calcula que un 6% de la población sufre artrosis de manos, con diferencias clínicas en relación a la artrosis de otras partes del cuerpo.

 

Algunas diferencias son:

  • La reducción o desaparición de dolor una vez desarrollados los nódulos en las articulaciones de los dedos largos o interfalángicas distal y proximal (nódulos de Heberden y Bouchard, respectivamente).
  • Menor rigidez en las articulaciones pero mayores deformidades articulares.
  • La artrosis de manos no responde tan bien al tratamiento con antiinflamatorios comunes, como sí ocurre en otras articulaciones.

 

Por otra parte, dentro de la artrosis de manos hay diferentes subtipos, siendo los más destacables la artrosis erosiva y la artrosis nodal. La principal diferencia entre ellas reside en la afectación del hueso, ya que en la primera hay una erosión a nivel central de los huesos en las articulaciones proximales y distales, con una posterior formación de un nuevo hueso en forma de osteofitos, lo cual no se presenta en la artrosis nodal. Sin embargo, las diferencias entre ambas artrosis no parecen ser tan evidentes, ya que algunas técnicas de imagen sensibles han demostrado que en la artrosis nodal también hay una erosión ósea. Esto hace que algunos investigadores consideren la artrosis erosiva más virulenta, en un estadio más avanzado o incluso equiparan ambas artrosis pero la asocian a otras comorbilidades, lo que hace que el desarrollo sea diferente.

 

¿Con qué síntomas se manifiesta la artrosis y cómo diagnosticarla?

La artrosis suele manifestarse con dolor y rigidez, sobre todo de “arranque”, es decir, al iniciar el movimiento tras el reposo. Una vez en movimiento la rigidez suele mejorar. Otros síntomas son la tumefacción de las articulaciones y la deformidad, cuando la enfermedad ya se encuentra en estadios más avanzados. Además, en el caso de las manos suele ser bilateral (afectar a ambas manos), poliarticular, aditiva, simétrica y progresiva.

 

Para diagnosticarla el especialista en Traumatología realizará un examen físico y una anamnesis. A posteriori hará una radiografía para certificar el diagnóstico. En estadios iniciales, cuando la afectación ósea no es tan evidente y existe solo riesgo de desgaste del cartílago, la resonancia también es útil.

 

¿Por qué se produce la artrosis?

La artrosis suele aparecer en la 5ª y 6ª década de vida, siendo más frecuente en mujeres. Aunque se desconocen los motivos de ello, se sabe que en algunas articulaciones, como en la base del pulgar (articulación trapecio-metacarpiana), la laxitud articular influye en la aparición de la artrosis. Además, la laxitud es más frecuente en mujeres.

 

En cuanto a los orígenes en sí de la enfermedad, se han llevado a cabo diversos estudios genéticos sin resultados demasiado prometedores. Esto indica que la artrosis es una enfermedad muy heterogénea donde las causas primarias de su aparición son muy diversas, a la par que desconocidas. Aunque hay pacientes con antecedentes familiares, también hay otros donde se observa cierta relación con la actividad manual ejercida durante la vida, aunque este vínculo no está del todo claro.

 

El tratamiento de la artrosis será conservador, en la medida de lo posible

Por norma general el tratamiento es sintomático. Se inicia en casos leves y con poco dolor aplicando frío y pomadas antiinflamatorias. No obstante, cuando la sintomatología se intensifica deberán incorporarse antiinflamatorios orales, aunque no es recomendable alargar este tratamiento. Las inyecciones articulares con corticoides también suelen ser efectivas en casos en que la medicación oral no aporte resultados, ya que aliviará temporalmente los síntomas.

 

Los ejercicios de Fisioterapia también pueden ayudar en algunos casos, al mejorar la flexibilidad de las articulaciones y reducir la inflamación. En casos de artrosis de manos los tratamientos con Condroitin Sulfato y con Glucosamina parecen mejorar la sintomatología.

 

Cuando los tratamientos anteriores no surgen efecto se optará por la cirugía, en la mayoría de casos para sustituir las articulaciones o bien fijarlas.

 

¿Puede prevenirse la artrosis de manos?

En la actualidad no existen estudios que concreten la posibilidad de prevenir la artrosis de manos. No obstante, en el caso de la artrosis de la base del pulgar (que es la más frecuente), si se evitan actividades de pinza o llevarlas a cabo con una férula, para así evitar la evolución.

 

Por otra parte, como se ha mencionado anteriormente, la Glucosamina y Condroitin Sulfato pueden mejorar la sintomatología y, por lo tanto, también la degeneración del cartílago.

 

Sin embargo, no existe deporte o actividad que permita mejorar la artrosis de las manos. Lo más recomendable es mantener la flexibilidad de las articulaciones sin forzar el rango de movimiento, en caso de tener dolor, y evitar, eso sí, los deportes que conlleven gran fuerza de pinza y puño, lo que podría desencadenar un brote inflamatorio.

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By Dra. Gemma Pidemunt Moli
Orthopaedic Surgery

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