Isquemia aguda

 

¿Qué es la isquemia aguda?

La isquemia aguda es la disminución o la supresión del aporte de sangre en una zona u órgano del cuerpo como consecuencia de un taponamiento del flujo sanguíneo en una o más arterias.

Se distinguen dos tipos de isquemias agudas: la trombosis y la embolia y puede aparecer en cualquier parte del cuerpo.

Isquemia aguda

 


¿Qué síntomas presenta?

Clínicamente y con independencia de la causa, se manifiesta por un dolor brusco e intenso que no responde a los analgésicos habituales. Además dicho daño puede ir acompañado de frialdad y palidez.

Se da más frecuentemente en las extremidades inferiores, aunque puede afectar a cualquier zona del cuerpo. En casos graves puede existir la falta de pulso, sensibilidad o presentar una parálisis. En última instancia, la falta de nutrición sanguínea puede desencadenar una gangrena del tejido isquémico.

 

 

Causas de la isquemia aguda o por qué se produce

Las causas pueden ser variadas: externas al vaso, por compresión, tumores, cicatrices, etc; o internas, como el engrosamiento de la pared del vaso por una inflamación crónica, tumor, trombo...

En cualquier caso, las tres causas más importantes que provocan este cuadro clínico son las trombosis arteriales agudas, las embolias y los traumatismos arteriales.

La trombosis arterial aguda es la obstrucción de un vaso sanguíneo por coágulo situado en el mismo punto donde se ha producido y provocado por la afectación arteriosclerótica de la pared.

En cambio, la embolia se produce por un taponamiento brusco de un vaso, frecuentemente sano, por un coágulo originado en otro lugar y arrastrado hasta ese punto por el fluido sanguíneo. Lo más común es la formación del coágulo en el corazón y que se transporte bombeado por la corriente circulación hasta quedar incrustado en una arteria de calibre inferior a su diámetro.

 

¿Se puede prevenir?

Su prevención se realiza mediante el control de los factores de riesgo habituales: tabaquismo, alcohol, una dieta no saludable, hipertensión o diabetes.

Se deberá tener en cuenta si el paciente presente antecedentes de riesgo arterioesclerótico, cardiológicos y si ha realizado algún tratamiento anterior.

 

 

¿En qué consiste el tratamiento?

El tratamiento irá en función de la situación del paciente y del resultado proporcionado por las pruebas diagnósticas como electrocardiograma, doppler o arteriografía. Actualmente existen dos tipos: el tratamiento médico y el quirúrgico.

En caso de embolia, el tratamiento común es la intervención, llamada embolectomía, para extraer el coágulo del vaso afectado.

Si la causa es una trombosis, el caso se puede tratar inicialmente mediante analgésicos, anticoagulantes, fibrinolíticos, hemorreológicos y, en la mayoría de las ocasiones, el siguiente paso será la cirugía como una endarterectomía, angioplastia o la realización de un bypass.

26-02-2024
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Isquemia aguda

Dra. Rosario Conejero Gómez - Angiología y Cirugía vascular

Creado el: 13-11-2012

Editado el: 26-02-2024

Editado por: Yoel Domínguez

 

¿Qué es la isquemia aguda?

La isquemia aguda es la disminución o la supresión del aporte de sangre en una zona u órgano del cuerpo como consecuencia de un taponamiento del flujo sanguíneo en una o más arterias.

Se distinguen dos tipos de isquemias agudas: la trombosis y la embolia y puede aparecer en cualquier parte del cuerpo.

Isquemia aguda

 


¿Qué síntomas presenta?

Clínicamente y con independencia de la causa, se manifiesta por un dolor brusco e intenso que no responde a los analgésicos habituales. Además dicho daño puede ir acompañado de frialdad y palidez.

Se da más frecuentemente en las extremidades inferiores, aunque puede afectar a cualquier zona del cuerpo. En casos graves puede existir la falta de pulso, sensibilidad o presentar una parálisis. En última instancia, la falta de nutrición sanguínea puede desencadenar una gangrena del tejido isquémico.

 

 

Causas de la isquemia aguda o por qué se produce

Las causas pueden ser variadas: externas al vaso, por compresión, tumores, cicatrices, etc; o internas, como el engrosamiento de la pared del vaso por una inflamación crónica, tumor, trombo...

En cualquier caso, las tres causas más importantes que provocan este cuadro clínico son las trombosis arteriales agudas, las embolias y los traumatismos arteriales.

La trombosis arterial aguda es la obstrucción de un vaso sanguíneo por coágulo situado en el mismo punto donde se ha producido y provocado por la afectación arteriosclerótica de la pared.

En cambio, la embolia se produce por un taponamiento brusco de un vaso, frecuentemente sano, por un coágulo originado en otro lugar y arrastrado hasta ese punto por el fluido sanguíneo. Lo más común es la formación del coágulo en el corazón y que se transporte bombeado por la corriente circulación hasta quedar incrustado en una arteria de calibre inferior a su diámetro.

 

¿Se puede prevenir?

Su prevención se realiza mediante el control de los factores de riesgo habituales: tabaquismo, alcohol, una dieta no saludable, hipertensión o diabetes.

Se deberá tener en cuenta si el paciente presente antecedentes de riesgo arterioesclerótico, cardiológicos y si ha realizado algún tratamiento anterior.

 

 

¿En qué consiste el tratamiento?

El tratamiento irá en función de la situación del paciente y del resultado proporcionado por las pruebas diagnósticas como electrocardiograma, doppler o arteriografía. Actualmente existen dos tipos: el tratamiento médico y el quirúrgico.

En caso de embolia, el tratamiento común es la intervención, llamada embolectomía, para extraer el coágulo del vaso afectado.

Si la causa es una trombosis, el caso se puede tratar inicialmente mediante analgésicos, anticoagulantes, fibrinolíticos, hemorreológicos y, en la mayoría de las ocasiones, el siguiente paso será la cirugía como una endarterectomía, angioplastia o la realización de un bypass.

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