Una técnica de relajación para los más pequeños de la casa
Escrito por:Durante la infancia, los más pequeños experimentan todo tipo de emociones y sentimientos. En esta etapa de la vida todavía no están del todo preparados para lidiar con todas ellas y mucho menos, cuando todavía están aprendiendo a gestionarlas. Este hecho puede provocar que el niño o la niña no sienta tranquilidad y necesite herramientas y técnicas para aprender a relajarse.
Mar Estévez, especialista en Psicología nos propone un ejercicio de relajación para conseguir una respiración más profunda que ayude a calmar a los infantes y a seguir con su rutina desde la calma y la tranquilidad.
Tomar contacto con la tierra sintiendo el suelo a través de los pies
Este ejercicio ayuda a conseguir una respiración más profunda. De pie, apoyamos la planta de los pies en el suelo estirando los dedos y levantándolos.
Sentimos qué parte de la planta del pie toca el suelo, captando la sensación de contacto de la planta con la superficie del suelo. Observamos la respiración.
Bostezar
El bostezo equilibra la tensión del cuerpo y acaba con las tensiones físicas y psíquicas.
Animamos a los niños para que lo practiquen antes de irse a la cama, antes de comer, al levantarse y sobre todo al salir de una relajación profunda.
Ejercicio para estimular el bostezo: nos estiramos y desperezamos cerrando los puños con mucha fuerza y tensando los músculos. Luego nos relajamos. El bostezo sale solo.
Reír
Al reír conseguimos que la respiración sea profunda, dando elasticidad al diafragma. La risa relaja, animaremos a los niños a reírse de cualquier cosa.
Llorar
También relaja el llanto ya que libera la tensión. Convenzamos a los niños a que no repriman las emociones. El desahogo previene muchas enfermedades psicosomáticas.
Suspiros
Inspirando rápida y enérgicamente retenemos el aliento y expiramos profunda y distendidamente.
Silbar
Aprender a silbar ayuda a los niños a controlar el flujo respiratorio, consiguiendo elasticidad de la musculatura pulmonar y relajación.
Gritar
Podemos practicar los gritos después de un día de mucha agitación para los niños. Tumbados o sentados se coloca sobre la boca un cojín y comienza a gritar. Después de unos minutos de practicar este ejercicio, el niño estará relajado, logrando una respiración más tranquila.