Regulación emocional: ¿cómo podemos mantener en equilibrio nuestras emociones?

Escrito por: Blanca Locutura Sastre
Publicado:
Editado por: Lucía Ramírez

Cuando hablamos de emociones todos tenemos en la cabeza una serie de sensaciones que sentimos en nuestras experiencias cotidianas: tristeza, alegría, sorpresa, asco, etc.  Sin embargo, las emociones son algo más que esa sensación que viene y se va, son respuestas complejas que se componen de diferentes elementos: el cognitivo-subjetivo, es decir, la sensación de experimentar alegría tiene un significado para la persona que lo está sintiendo; el fisiológico, como puede ser un aumento de la frecuencia cardíaca o la sudoración; el motor o expresivo, la conducta de reír comunica socialmente al otro en la interacción personal y el componente funcional, es decir la motivación y dirección hacia la que dirige cada emoción.
 

Si queremos entender de qué hablamos cuando hablamos de una emoción concreta tenemos que tener en cuenta estas cuatro dimensiones y la forma en que interactúan entre ellas. Por ello, parece evidente que aunque experimentemos emociones día tras día se trata de un concepto complejo que involucra a la persona en su conjunto: nuestros sentimientos, nuestra bioquímica, nuestros deseos y pensamientos y nuestra comunicación con otros. 
 

Las emociones se componen de 4 elementos: el cognitivo-subjetivo,
el fisiológico, el motor o expresivo y el componente funcional

 

¿En qué consiste la regulación emocional?

Sabemos que las emociones se componen de varios elementos y, por tanto, podemos intuir que la regulación emocional también tendrá que ver con una serie de procesos. En este sentido, consiste en una serie de procesos internos y externos que se ocupan de monitorizar, evaluar y modular nuestra experiencia emocional, o lo que es lo mismo, se ocupa de modular la respuesta fisiológica, la vivencia subjetiva, la expresión verbal y no verbal y las conductas que se derivan de sentir cierta emoción.
 

Pero, ¿qué pasa si cuando experimento una emoción no le hago caso? Ahí entra en juego la primera parte de la regulación emocional, el ser conscientes. Ser conscientes de estar percibiendo una emoción, identificar qué emoción se está experimentando y, por supuesto, notar la sensación física que acompaña a dicha emoción. En el proceso de la regulación cobra especial importancia la observación, estar atentos a aquello que estamos experimentando.
 

¿Por qué es importante la regulación emocional?

Nuestro organismo cuenta con termostatos que regulan distintas variaciones que se dan en nuestro sistema, buscando siempre el equilibrio u homeostasis. Al igual que lo hace en el caso de la temperatura corporal, también tiene un sistema de regulación emocional, y cuando intentamos interferir en nuestro propio sistema de regulación, por ejemplo, intentando no sentir en ningún momento una emoción concreta, no nos estamos ayudando y tanto es así que en muchas ocasiones el sistema se desregula. En cambio, si al percibir esa variación podemos poner en práctica estrategias para volver al equilibrio, estaremos ayudándonos a regularnos.
 

No se trata de dejarse arrastrar por las emociones sin intentar manejarlas, pero sí permitirse notarlas, sentirlas de manera consciente porque esa emoción, ya sea alegría, sea enfado, sea temor, nos indica un sentimiento experimentado, nos da información y nos ayuda a adaptarnos al momento que estamos viviendo y hacia dónde queremos movernos.
 

Como se ha señalado, las emociones, los pensamientos y las sensaciones corporales están íntimamente relacionadas, y todas ellas pueden darnos información sobre lo que necesitamos en ese momento al sentir esa emoción. Para ello hay que practicar tanto la observación de nosotros mismos, y por supuesto de nuestras emociones, como poner en práctica distintas estrategias que nos proporcione el especialista en Psicología para ayudarnos a regular nuestras emociones en nuestro día a día. 

Por Blanca Locutura Sastre
Psicología

Blanca Locutura Sastre es una reconocida especialista en Psicología ubicada en Burgos. Cuenta con más de 10 años de experiencia en la profesión, así como una extensa formación en distintos campos de la especialidad. En concreto, es experta en psicoterapia online, terapia EMDR, trauma psicológico, procesos de fertilidad, trastornos alimenticios y técnicas mindfulness

Licenciada en Psicología por la Universidad de Salamanca, realizó más tarde su especialización en un amplio espectro de áreas de la Psicología, como la mediación y terapia familiar, terapia psicodramática y terapia EMDR. Además, ha ejercido como psicóloga en numerosas asociaciones sociales y también como especialista voluntaria en intervención psicoeducativa y psicoterapia. 

En la actualidad, ejerce como psicoterapeuta en su propia consulta online, Serendipia Psicoterapia.

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