Propósito de año nuevo: potenciar mi empatía

Escrito por: Carlos Antonio Rodríguez Méndez
Publicado:
Editado por: Alicia Arévalo

Comienza un nuevo año, una nueva década, y qué mejor forma de entrar en ella que redactando nuestra lista de propósitos para el 2020. Crecer y mejorar como individuos es con seguridad uno de nuestros principales retos y el de establecer relaciones sociales más sanas pasa por cultivar un término que hoy en día está en boca de todos. La empatía es llegar a comprender el punto de vista de los demás, entender cómo piensan y cómo se sienten mientras conseguimos mantener nuestro propio criterio resulta fundamental a la hora de analizar las conductas y establecer relaciones interpersonales saludables en ausencia de prejuicios.
 

¿Cultivar la empatía me ofrece beneficios?

El verdadero valor de la empatía reside en llegar a conectar con los demás practicando la escucha activa. En nuestro puesto de trabajo y en nuestra vida en general, escuchar activamente nos ayudará a construir vínculos fuertes con nuestros interlocutores. Prestar atención a lo que nos dicen pero poniendo el foco en los gestos, en el lenguaje no verbal y en las emociones es un buen recurso para ejercer de forma empática, lo cual también nos devuelve un bienestar y un equilibrio a nosotros mismos.


Proyectar actitudes empáticas con los demás mejora nuestra calidad de vida, nuestras relaciones y nuestro punto de vista sobre las circunstancias, evitando ver exclusivamente una cara de la moneda.
 

Una persona  empática es definida por los demás como una persona respetable y respetuosa.
 


Por un lado, hacer sentir cómodos a los demás facilitará una mayor sintonía emocional que nos conectará más rápidamente. Ponernos en los zapatos del que está enfrente, hacer un esfuerzo por entender cómo se siente, nos ayuda a ser más objetivos y justos, manteniendo la ecuanimidad para comprender las perspectivas de una forma más integral, y no desde nuestra propia experiencia.


Una persona que se considera empática, es también definida por los demás como una persona respetable y respetuosa. La mejor manera de ganarse el respeto de los demás es mostrándolo nosotros mismos, incluso en los casos en que las divergencias sobre los puntos de vista sean totalmente claras. Nuestra autoestima se estimulará con la práctica de la empatía, pues el provocar un efecto positivo en los demás que nos refuerza en lo personal, enriqueciendo nuestras capacidades con numerosas formas de ver la realidad.


Alguien empático, que dedica su tiempo a escuchar de forma activa a los demás es alguien que transmite una enorme generosidad. Colaborar con este tipo de actitudes es sinónimo de éxito, ayuda a establecer referentes y a convertirse en catalizadores del cambio, consolidando también las relaciones profesionales.


Ser más empático no exige años de aprendizaje

Las personas no somos como somos y ya, podemos cambiar, crecer y evolucionar. No considerarse una persona empática no es algo con lo que se deba de cargar de por vida, pues siempre estamos a tiempo de aprender y adquirir nuevas habilidades sociales como seres sociales que somos. Los niños, por ejemplo, se desarrollan afectivamente desde el momento mismo del nacimiento y sus padres ejercen una importante referencia en cómo deben interpretar, comprender y reaccionar a las emociones.


Hoffman establece varias etapas en el desarrollo empático de los niños:

  • Empatía global, durante el primer año de vida. Es la etapa del mimetismo.
  • Empatía egocéntrica, el segundo año de vida. Hay conciencia de situaciones desagradables y reacciona en función de las mismas.
  • Empatía hacia los sentimientos de los demás: 3-4 años. El niño responde de manera un poco menos egocéntrica, intentando entender qué desencadenó la pena en el otro.
  • Empatía hacia las circunstancias vitales de otro, comprende el periodo final de la niñez y puede desarrollarse a lo largo de toda la vida. La comprensión de los sentimientos supera el aquí y ahora.


Los especialistas en Psicología apuntan que en el caso de las personas adultas, resulta más difícil modificar hábitos y comportamientos adquiridos durante todas las etapas de nuestro crecimiento, lo cual no quiere decir que resulte imposible hacerlo. Estas mismas cuatro etapas pueden servirnos en nuestra vida adulta para progresar en el desarrollo de la empatía: acercarnos a la emoción, sentirla emoción como propia, comprender su origen y actuar en consecuencia.


Aplica estos consejos en tu día a día para ser más empático

Reconocer nuestra falta de empatía y salir a su encuentro es el primer paso para desarrollar actitudes de acercamiento emocional, pero para ello debemos de establecer un terreno sólido sobre el que nuestros sentimientos no se encuentren haciendo malabarismos.

  1. Para ellos debemos crear un entorno equilibrado. Nuestros espacios familiares deben de respetar el ritmo individual, establecer relaciones basadas en el amor y la tolerancia donde se potencie la escucha activa y la creatividad.
  2. A su vez, nuestro ritmo diario debe apaciguarse. Vivir con prisas nos impide dedicar tiempo a los demás y como narra Michael Ende en su novela “Momo”: Cada hombre tiene su propio tiempo. Y solo mientras siga siendo suyo se mantiene vivo.
  3. ¿Qué diálogos sueles tener? La comunicación no verbal es de suma importancia a la hora de potenciar la intimidad, ya sea con tu pareja, con un compañero de trabajo o con tus hijos. Una reacción desmedida, usar un tono elevado o un lenguaje grosero rompe cualquier tipo de interacción emocional e impide abrirse a nuestro interlocutor.
  4. Ejercita tu calma interior, practica la serenidad con mindfulness y descubre dónde residen los espacios de tranquilidad y orden.
  5. Escucha sin prejuicios. Clasificar o etiquetar a las personas es un error que nos lleva a creer que los problemas se pueden solucionar con la misma receta que a alguien le funcionó.
  6. La contemplación es aprender a recrearnos en la naturaleza, sin considerar esto como una pérdida de tiempo. Observar la calle, los rostros de la gente, las conversaciones o la forma de moverse nos indica mucho más de lo que creemos. Antes de escuchar, observa.


Desarrollar la empatía es un ejercicio personal que nos proporciona enorme satisfacción y enriquecimiento vital. Hemos comprendido que, aunque suponga esfuerzo en cambiar algunos hábitos adquiridos, es posible hacerlo al igual que lo hacen los niños. Con un simple entrenamiento rutinario en cada una de nuestras relaciones mejoraremos no sólo nuestra calidad de vida sino también la de quienes nos rodean. Tienes todo un año por delante, cuídalo.

Por Carlos Antonio Rodríguez Méndez
Psicología

Carlos Antonio Rodríguez Méndez es un reputado psicólogo de Madrid, experto en los tratamientos de Psicología general, infanto - juvenil, coaching, cognitivo - conductual, crisis de pareja y duelo, entre otros. 

Su desempeño profesional como ingeniero en distintas empresas le permitió conocer de primera mano la importancia vital que tienen las personas en una empresa. Esto le llevó a estudiar Psicología y a viajar a más de 50 países, donde aprendió a conocer sus culturas.

Carlos Rodríguez rechaza los juicios y utiliza una metodología de trabajo basada en la escucha activa y la empatía con el paciente. 

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