La depresión y el COVID-19: cómo afrontar la situación actual

Escrito por:

Dra. Pilar Iglesias Souto

Psicóloga

Publicado el: 28/04/2020
Editado por: Nerea Colomé


 

Estamos viviendo una situación excepcional con la aparición de esta pandemia que requiere el confinamiento preventivo de la población. Los efectos y las consecuencias psicológicas de esta “no libertad de movimientos” son muchas y variadas, dependiendo en gran medida de las circunstancias personales; creo que afectará más a la población de más edad que vive sola, y que se quedará con mayor sensación de aislamiento, sobre todo dentro de las grandes ciudades.


 

Vernos sometidos al confinamiento en nuestras casas debido al coronavirus, ¿puede ser un detonante para la depresión?

Nuestra sociedad se caracteriza por un exceso de estímulos que conlleva un consumo de tiempo en actividades de todo tipo, laborales, familiares e incluso el ocio que debería ser liberador y reparador, se convierte en otro elemento de estrés. Y de pronto, “un parón” y la gran pregunta: ¿qué hacer con todo este tiempo?
 

Posiblemente la ansiedad como respuesta a esta situación sea la más frecuente y la más generalizada entre la población, al igual que el aburrimiento, la tristeza, la abulia (el desánimo en el día a día), etc., es decir, elementos que configuran “un ánimo depresivo” o distímico, pero no una verdadera depresión.
 

Por primera vez, debemos organizar y planificar nuestro tiempo, dentro de un espacio concreto y con los estímulos que seamos capaces de generar, aunque no es tan grave: tenemos Tv, internet, redes sociales, etc.


 

Disponer de una televisión, internet y redes sociales es útil
para pasar el confinamiento y hacerlo más ameno
 

 

¿Cuáles son las señales de alarma?

La rapidez con que se han producido los acontecimientos y la toma de conciencia de que no estamos seguros, que no tenemos control sobre determinadas situaciones, que sólo creíamos posible en sociedades menos desarrolladas o en películas, nos ha provocado estupefacción y cierto estado de shock. Esta sensación de vulnerabilidad puede provocar en determinadas personas una alteración en su estado de ánimo, miedo, ansiedad y finalmente depresión.
 

En general, hablaríamos de depresiones reactivas, producidas por un problema, el actual del aislamiento, el miedo a contagiarse con la enfermedad, el miedo a que sus seres queridos se contagien, la preocupación por el futuro inmediato, especialmente, a nivel laboral y económico.
 

Las señales son:

Insomnio. Apatía, desinterés por el entorno. Abandono de los hábitos de higiene personal y limpieza del entorno. Llanto inmotivado. Episodios de ansiedad recurrentes. Aislamiento dentro del entorno familiar en que viven.

 

Recomendaciones para afrontar el confinamiento

Para las personas con depresión, la situación actual es mucho más complicada, porque ya tienen una tendencia a aislarse y a desentenderse de lo que les rodea. Su nivel de afectividad suele estar alterado, al igual que la comunicación es muy precaria. Su pensamiento está lleno de elementos negativos que les impiden soportar el día a día.
 

Por este motivo, los pacientes aquejados de depresión:

Pueden y deben solicitar a su médico una autorización para poder salir en algún momento del día. Es esencial que mantengan una rutina de higiene y de hábitos diarios. La adherencia al tratamiento psicofarmacológico debe ser estricta y supervisada. Es importante que les animemos a realizar actividades físicas o intelectuales con los miembros de su familia, cortas pero variadas. Y sobre todo que no estén solos.
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