Hirsutismo o aumento de vello en mujeres, ¿a qué se debe?

Escrito por:

Dr. Alberto Sánchez Cámara

Endocrinólogo

Publicado el: 16/06/2020
Editado por: Patricia Pujante Crespo


El hirsutismo se conoce como un aumento de vello en las mujeres. Es un trastorno que sigue un patrón denominado “andrógeno-dependiente”, es decir, que se presenta en zonas donde el vello es frecuente en varones pero no en mujeres, tales como espalda, ingles, tórax, cara o línea alba. Se trata de un tipo de vello que puede ser generado por un aumento de andrógenos que, en condiciones normales, están presentes en todas las mujeres.

 

Hay que distinguir el hirsutismo de la hipertricosis, que se refiere a la presencia de vello aumentado en grosor y cantidad en zonas normales para distribución femenina, como puede ser el antebrazo, por ejemplo. Además, hay que tener en cuenta las características fenotípicas respecto al color de piel de la paciente.

El hirsutismo suele hacer crecer vello en zonas
donde es frecuente en varones pero no en mujeres

 

¿Cómo sé si sufro hirsutismo?

Normalmente se identifica el hirsutismo si se observa un aumento de vello, como se ha mencionado anteriormente, en regiones andrógeno-dependientes. En la consulta de Endocrinología se cuantifica y valora si la paciente presenta o no hirsutismo, basándose en escalas de cuantificación, siendo la más empleada la escala de Ferriman-Galwey. Se consideran patológicas, generalmente, puntuaciones por encima de los 8-10 puntos.

Zonas más comunes donde suele crecer pelo en casos de hirsutismo y diferentes grados

 

¿Por qué se produce el hirsutismo?

El hirsutismo es debido a un aumento de andrógenos, que son las hormonas masculinas. En la mujer se generan también pero en menor cantidad en ovarios y glándulas suprarrenales.

 

En la mayoría de los casos, en torno a un 75%, es debido al conocido como “síndrome de ovario poliquístico”, que suele acompañarse de retraso o falta de menstruaciones, acné y resistencia a la insulina.

 

En torno a un 20% la causa es desconocida. Factores ambientales, fármacos, embarazo o la propia menopausia pueden estar en este grupo.

 

Menos de un 5% pueden esconder patologías graves, como un exceso de cortisol, hormona de crecimiento, tumores suprarrenales u ováricos, alteraciones congénitas en vías hormonales (como la hiperplasia suprarrenal congénita), etc.

 

¿Cuándo debo preocuparme si sufro hirsutismo?

Los síntomas que deben alertarnos y que nos deben llevar a solicitar cita con el especialista suelen ser casos de aparición de hirsutismo de manera brusca (aparición en meses) y muy larvada. Además, si el vello se acompaña de “masculinización” en forma de voz más ronca, clitoromegalia o alopecia, no debe demorarse el estudio por parte del especialista. Asimismo, se debe consultar también si va acompañado de otros síntomas, como acné o retrasos menstruales.

 

¿Qué pruebas realizarán en consulta para valorar si presento hirsutismo?

Lo primero que realizará el especialista en consulta es una exploración física, así como valorar la presencia de síntomas que se asocian con la patología: ingesta de fármacos, evolución de los síntomas, etc.

 

Será fundamental también la realización de una analítica, a los 3-7 días del inicio de la menstruación, para chequear niveles de andrógenos y otros parámetros hormonales.

 

En función de los resultados puede requerirse una prueba de imagen, como la resonancia abdominal, aunque en la mayoría de casos, con lo anterior suele ser suficiente para obtener el diagnóstico.

 

¿Qué tratamientos existen para el hirsutismo?

Una vez catalogado el hirsutismo como no patológico (en caso de no ser así deben aplicarse las opciones terapéuticas oportunas), existen varias alternativas en base a la severidad de los síntomas y del disconfort que el hirsutismo pueda generar en la paciente.

 

En un primer escalón estarían los tratamientos estéticos: laserterapia, cera… En un segundo escalón ya estarían las terapéuticas farmacológicas.

 

También existen tratamientos tópicos que inducen mejoría en un 70% de las pacientes con aplicación continua. Pero, sin duda, la piedra angular son los anticonceptivos orales que, además, pueden mejorar el acné, si la paciente lo presenta, y regularizan los ciclos menstruales.

 

Por último, se pueden asociar a los anteriores, fármacos con efecto “antiandrogénico”, eficaces también, pero que requieren de un seguimiento médico minucioso.

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