Alternativas a la cirugía convencional para la hiperplasia de próstata
Escrito por:La hiperplasia de próstata es una condición que afecta a muchos hombres a partir de los 50 años. Consiste en el crecimiento benigno de la glándula prostática, que puede comprimir la uretra y dificultar el flujo de orina. Esto puede provocar síntomas como dificultad para iniciar o mantener la micción, chorro débil o intermitente, sensación de vaciado incompleto, goteo al finalizar, urgencia o frecuencia urinaria, infecciones o retención urinaria.
La hiperplasia de próstata afecta también a la calidad de vida de los pacientes, así como a su salud sexual y renal. Por eso, es importante consultar con un urólogo y recibir un tratamiento adecuado.
El tratamiento puede variar según el grado de la hiperplasia, los síntomas, el estado de salud y las preferencias del paciente. Entre las opciones de tratamiento se encuentran los medicamentos, la cirugía y las técnicas mínimamente invasivas.
para los pacientes que tienen una próstata de tamaño moderado
¿Qué es la cirugía convencional para la hiperplasia de próstata?
La cirugía convencional para la hiperplasia de próstata es la enucleación prostática con láser, que consiste en introducir un instrumento a través de la uretra y cortar, extraer mediante técnica láser el tejido prostático que obstruye el paso de la orina.
Es el tratamiento más efectivo para aliviar los síntomas y mejorar el flujo urinario, pero también tiene algunos inconvenientes, como:
- Requiere anestesia general o espinal: lo que implica un riesgo de complicaciones, especialmente en pacientes con otras patologías.
- Requiere hospitalización: el paciente debe permanecer ingresado al menos una noche y llevar una sonda vesical durante varios días.
- Puede causar sangrado, infección o estenosis de la uretra: son posibles efectos secundarios de la cirugía, que pueden requerir tratamientos adicionales o nuevas intervenciones.
- Puede afectar la función sexual: la cirugía provoca eyaculación retrógrada, es decir, que el semen se dirija hacia la vejiga en lugar de salir por la uretra, lo que puede afectar la fertilidad y el placer sexual.
¿Qué alternativas existen a la cirugía convencional para la hiperplasia de próstata?
Las alternativas a la cirugía convencional para la hiperplasia de próstata son las técnicas mínimamente invasivas, que consisten en aplicar diversas terapéuticas, según cada caso, para tratar el tejido prostático que causa la obstrucción. Estas técnicas tienen las siguientes ventajas sobre la cirugía convencional:
- No requieren anestesia general o espinal: se pueden realizar con anestesia local o sedación, lo que reduce el riesgo de complicaciones y permite una recuperación más rápida.
- No requieren hospitalización: se pueden realizar de forma ambulatoria, sin necesidad de ingreso hospitalario ni sonda vesical.
- No causan sangrado, infección o estenosis: son técnicas más seguras y menos agresivas, que respetan la anatomía y la función de la próstata y la uretra.
- No afectan la función sexual: se preserva la capacidad de eyacular y no altera el placer sexual.
Algunas de las técnicas mínimamente invasivas más utilizadas son:
- Vaporización transuretral de la próstata (Rezum): consiste en introducir una sonda a través de la uretra y aplicar un electrodo que emite vapor de agua que calienta y destruye el tejido prostático. Es una técnica eficaz y duradera, que se puede realizar en unos 20 minutos. Los resultados se observan a las pocas semanas.
- Sistema iTind: stent (prótesis uretral) que se coloca en la uretra prostática bajo sedación. Los resultados son inmediatos, se retira a la semana en consulta, sin necesidad de ingreso y los resultados son duraderos.
- Sistema Urolift: tratamiento endoscópico también bajo sedación y de forma ambulatoria, que consiste en una sutura en la uretra que separa los lóbulos prostáticos y permite mejorar el flujo urinario de forma inmediata.
¿Cómo elegir la mejor opción para la hiperplasia de próstata?
La elección del tratamiento para la hiperplasia de próstata depende de varios factores, como el tamaño y la forma de la próstata, los síntomas, el estado de salud y las preferencias del paciente. Por eso, es importante consultar con un urólogo especializado que disponga y tenga experiencia en todas estas técnicas, para que pueda evaluar cada caso y ofrecer la mejor opción.
En general, las técnicas mínimamente invasivas son una buena alternativa para los pacientes que tienen una próstata de tamaño moderado (menor de 80 gramos), que presentan síntomas leves o moderados, que tienen otras patologías que contraindican la anestesia general o espinal, o que quieren preservar su función sexual.
Las técnicas mínimamente invasivas pueden mejorar la calidad de vida de los pacientes, al reducir los síntomas, las complicaciones y el tiempo de recuperación. Sin embargo, no son efectivas para todos los casos, y pueden requerir tratamientos complementarios o repetidos en el futuro.
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