Rigidez de codo o codo rígido

Escrito por: Dr.Prof. Antonio María Foruria
Publicado:
Editado por: Margarita Marquès

La función del codo es orientar, estabilizar y posicionar la mano cerca o lejos del cuerpo. Es la articulación que nos permite llevar la mano allí donde la necesitamos y utilizarla, como llevarnos la comida a la boca o alcanzar los cordones de los zapatos.

 

El codo realiza dos tipos de movimientos: la flexión-extensión del codo (acercar-alejar la mano al cuerpo) y la pronación-supinación del antebrazo (rotar el antebrazo para orientar la palma de la mano hacia arriba o hacia abajo). La mayoría de estos movimientos no pueden compensarse con otras articulaciones como la muñeca o el hombro, así que cuando el codo pierde movilidad se produce lo que conocemos como rigidez de codo o codo rígido. Esta patología genera dificultades para cuidar de nosotros mismos y hacer actividades básicas, para cuidar de los demás, para la actividad profesional y para la actividad deportiva.

 

La rigidez de codo puede afectar de manera global a todos los movimientos que realiza esta articulación, o selectivamente a algunos respetando otros. Dependiendo de qué movimientos estén afectados y la intensidad de la pérdida de movimiento, tendremos más dificultades para unas u otras actividades.

 

Las causas de la rigidez de codo

Cualquier enfermedad y lesión que afecte al codo puede acabar causando rigidez en esta articulación. Esta rigidez puede ser:

  • Temporal y resolverse espontáneamente, como en el caso de un derrame articular después de un golpe o en las enfermedades inflamatorias o degenerativas si se tratan a tiempo.
  • Cursar en brotes con fluctuaciones de la movilidad del codo, como en la artritis o artrosis del codo.
  • Hacerse constante y permanente, como en las secuelas de fracturas y luxaciones, después de tratamientos quirúrgicos, o tras cualquier problema, enfermedad o lesión que mantenga el codo sin movimiento durante suficiente tiempo. 

 

Los factores que influyen en que un codo se quede rígido no solo son la intensidad y tipo de las enfermedades y lesiones que le afectan, sino también la respuesta de cada persona a estas lesiones, que vienen condicionadas por:

  • Problemas que pudieran existir previamente
  • La calidad y validez de las recomendaciones dadas por el médico en cada momento después de la lesión y la capacidad del individuo para seguirlas
  • La propia genética del paciente, que determina la cantidad y calidad de la cicatriz interna que se forma en la articulación como respuesta a la agresión. Dos personas pueden tener un resultado muy diferente después de sufrir una lesión idéntica y llevar el mismo tratamiento, aunque la mayoría de las personas suelen responder de una manera parecida en situaciones similares.

 

Es fundamental identificar estos condicionantes en cada paciente en riesgo de sufrir rigidez de codo importante, ya que las medidas preventivas o tratamientos a emplear pueden ser diferente según cada caso. Un médico especialista en codo puede valorar estas situaciones mediante una entrevista, una exploración física y pruebas complementarias, para diseñar un tratamiento concreto y a medida.

 

Cómo prevenirla

La prevención de la rigidez de codo se basa en mantener la movilidad del codo durante la curación de las enfermedades que lo afectan, mediante la realización de ejercicios concretos recomendados por el especialista de codo.

 

Existen diferentes lesiones en las que es conveniente dejar el codo inmóvil, con un cabestrillo, una ortesis, una férula o una escayola, para favorecer la cicatrización de tejidos o estructuras rotas o lesionadas. Sin embargo, esta inmovilización debe tener la duración precisa en cada situación para permitir la curación sin comprometer la movilidad del codo.

 

Cuando el codo pierde movilidad se produce lo
que conocemos como rigidez de codo o codo rígido

 

En algunas circunstancias concretas, como en la inmovilización de una fractura con una escayola, puede tener que asumirse un mayor riesgo de padecer rigidez para asegurar la curación de estructuras anatómicas importantes, ya que resolver la rigidez con tratamiento podría ser más fácil que resolver la ausencia de curación de dichas lesiones. En estos casos complejos, es crucial que su especialista de codo le informe, le guíe y le ayude a realizar las acciones precisas para minimizar este riesgo.

 

¿Cómo se puede tratar la rigidez de codo?

Lo primero es asegurarse de que el codo se ha quedado rígido de manera permanente, y de que no hay ninguna posibilidad de recuperar movilidad por medios conservadores como la fisioterapia y el paso del tiempo.

 

Tras una lesión o cirugía, la mayoría de los pacientes tiene la capacidad de recuperar movilidad durante un periodo de tiempo que varía entre los 3 y 5 meses, pero algunas personas necesitan más tiempo para su recuperación.

 

En segundo lugar, debe hacerse una evaluación del arco de movimiento que tiene el paciente, y lo que realmente necesita para desarrollar una vida normal. El tratamiento quirúrgico de la rigidez de codo requiere que el paciente pare su vida y se dedique a su recuperación, y no está exenta de riesgos. Sin embargo, una vez constatado que la rigidez de codo es permanente y la movilidad es insuficiente para realizar su vida normal, puede establecerse la indicación de tratamiento quirúrgico de la rigidez.

 

El tratamiento postoperatorio es fundamental
para preservar lo ganado durante la intervención 

 

El tratamiento de una rigidez de codo establecida tiene dos etapas:

 

  1. La eliminación de la rigidez: se realiza mediante una intervención quirúrgica (artroscopia o cirugía abierta), con el objetivo de eliminar las cicatrices y estructuras que impiden el movimiento, preservando al máximo la integridad de las estructuras normales (músculos, ligamentos, huesos, cartílago, nervios y vasos sanguíneos).

 

El procedimiento artroscópico se conoce como “artroplastia osteocapsular artroscópica de codo”. El procedimiento abierto habitual es la cirugía de la columna lateral del codo. Realizar un tratamiento artroscópico mínimamente invasivo o abierto depende de la complejidad del caso en concreto, así como de la pericia y experiencia del cirujano. El mayor riesgo de la cirugía de la rigidez de codo es lesionar los nervios que le dan sensibilidad y movimiento a la mano.

 

  1. El mantenimiento de la movilidad tras la cirugía. Tras la intervención, el codo va a intentar volver a la situación previa y comenzará a inflamarse y fabricar nuevas cicatrices e incluso hueso, por lo que el tratamiento postoperatorio es fundamental para preservar lo ganado durante la intervención. Este tratamiento tiene el objetivo de disminuir la capacidad que tiene el codo operado de volver a quedarse rígido. En este sentido, es fundamental la implicación y motivación del paciente, y un tratamiento concreto e individualizado. Esta estrategia puede incluir alguno o todos los siguientes tratamientos:

 

  • Uso de catéteres anestésicos, que adormecen los nervios para disminuir el dolor, permitiendo así la movilización completa del codo.
  • Movilización pasiva continúa, utilizando una máquina para mover el codo de forma eficaz tras la cirugía, durante un tiempo que oscila entre 3 días y varias semanas.
  • Uso de ortesis, dispositivos externos que mantienen el codo en posiciones concretas durante periodos de tiempo, favoreciendo el aumento progresivo de la movilidad.
  • Fisioterapia convencional, con fisioterapeutas especializados.
  • Medicaciones antiinflamatorias específicas, para disminuir la formación de cicatriz y hueso ectópico.
  • Radioterapia, en una única dosis por debajo de las utilizadas para tratar el cáncer, pero con capacidad suficiente para frenar la respuesta inflamatoria, cicatrización excesiva y formación ectópica de hueso después de la operación.

 

¿Cómo es la recuperación del tratamiento?

Tras la cirugía, y en algunos casos el mismo día de la operación, el paciente comenzará de manera inmediata con los tratamientos anteriores para mantener la movilidad proporcionada por la cirugía.

 

Los tratamientos y cuidados postoperatorios deben mantenerse en el tiempo hasta que el codo pierda la capacidad de volver a quedarse rígido, un proceso que varía dependiendo de la persona  y del tipo de cirugía y lesiones asociadas, aunque suele oscilar entre 3 y 5 meses. El especialista de codo le propondrá una estrategia de tratamiento postoperatorio y la irá variando en función de su evolución.

 

La gran mayoría de los pacientes consiguen aumentar de manera significativa su movilidad, alcanzando un rango de movilidad funcional, con al menos 100 grados tanto de flexión-extensión como de prono-supinación.

Por Dr.Prof. Antonio María Foruria
Traumatología

El Dr. Antonio María Foruria de Diego es un traumatólogo especializado en Cirugía Ortopédica y Traumatología del codo. Cuenta con más de 15 años en su especialidad y formación y ha realizado más de 350 casos quirúrgicos anuales desde su inicio como profesional. Entre sus tratamientos destacados se encuentran la epicondilitis, la neuropatía cubital, la artroscopia de codo, las prótesis de codo, las fracturas de codo y sus secuelas, las lesiones deportivas y traumáticas del hombro, el codo y el antebrazo y las neuropatías periféricas del miembro suprior, entre otros.

Tras completar los estudios de Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid, la especialización en Cirugía Ortopédica y Traumatología en el Hospital Universitario La Paz, y alcanzar el grado de doctor en la misma universidad, se especializó durante 18 meses en cirugía reconstructiva del miembro superior en el extranjero, concretamente en la Clínica Mayo de Rochester (Minnesota), cuna mundial de la cirugía de codo. Para ello, completó un programa formativo oficial de Fellowship clínico tras superar con éxito los exámenes oficiales de certificación estadounidenses (USMLE-ECFMG).

Actualmente, compagina su labor clínica con la docencia y la investigación como profesor asociado de Cirugía Ortopédica y Traumatología, Anatomía, y Biomecáinica y Biomateriales en la Universidad Autónoma de Madrid, y la investigación en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz.

Es primer autor de múltiples artículos originales en revistas internacionales de primer nivel sobre la patología del codo y el hombro, así como de capítulos en los principales libros de referencia internacional de cirugía del codo y traumatología del miembro superior.

Ejerce como Jefe Asociado dirigiendo la Unidad de Cirugía Reconstructiva de Miembro Superior del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología de la Fundación Jiménez Díaz en QuironSalud (Madrid).

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