¿Cómo controlar el tiempo de juego a nuestros hijos?

Una consulta frecuente en el ámbito de la psicología infantil y adolescente tiene que ver con el uso excesivo de los videojuegos, móviles o aparatos electrónicos en general. Las dudas aparecen cuando nos preguntamos si debemos ser permisivos o taxativos en el control que se realiza como padre o madre sobre el móvil, tablet, consola u ordenador. Si se debe permitir algunas horas durante la semana o si se limitará a los fines de semana y tanto en un caso como el otro, qué número de horas y según qué.

¿Cuánto deben jugar los niños con aparatos electrónicos?

La respuesta, en este caso, no es universal. La primera idea importante a considerar es que deberá ser flexible con las normas y actitudes según la edad del niño o niña, además de tener en cuenta su grupo de referencia. Esto significa que, a medida que entre y avance en la etapa de la adolescencia, habrá que hacer un esfuerzo en traspasar la responsabilidad y control sobre la gestión del tiempo en este adolescente.

Asimismo, habrá que tener en cuenta los horarios y modos de socializar de su grupo de amistades. Es decir, si el grupo de amistades socializa a través de videojuegos o aplicaciones móviles, habrá que ser permisivo en este sentido para no cerrar la puerta a esta socialización, siempre y cuando no influya en su rendimiento escolar, que tiene que entender como prioritario.

¿Cuándo debemos poner el límite?

Como medidas más globales se pueden mencionar dos pautas de mínimos y máximos que pueden ser útiles para los padres. La primera de todas es que el móvil y los videojuegos no pueden suponer más de la mitad del tiempo libre del que dispone la persona. En el tiempo libre debe haber espacio para las responsabilidades, el estudio y el ocio diverso, o en otras palabras, videojuegos sí, pero no sólo videojuegos. Se pueden incorporar otros modos de entretenimiento (entre ellos, será importante incorporar actividades que no sean sedentarias, como el deporte).

En la etapa de adolescencia más avanzada, desde los 14-15 años hacia adelante, los mismos adolescentes deben ser conscientes y responsables de su propio uso del tiempo. Para estos objetivos existen apps para poder registrar el tiempo y hacer un uso más racional del mismo: QualityTime o Momento, por ejemplo.

En niños más pequeños los padres son quienes deberán establecer las normas y asegurar que se cumplan, por lo que la supervisión deberá ser más rígida.

La otra idea es asegurar que los videojuegos y los móviles no influyen en rutinas básicas como la alimentación o el sueño. Por lo tanto, se aconseja que una hora antes de dormir no se utilicen pantallas, sobretodo móviles o tablets, ya que la longitud de onda en que emiten estas pantallas inhiben la secreción de melatonina, fundamental para la calidad de nuestro sueño. Por el contrario, se pueden incorporar otro tipo de actividades más monótonas o no tan «activadoras», como puede ser la lectura.

Asimismo, es aconsejable que los móviles y otros dispositivos electrónicos no estén presentes en horas de comidas, como la cena o el almuerzo, por ningún miembro de la familia y aprovechar así una necesidad diaria para convertirla en una rutina positiva de atención e interacción entre los miembros de la familia, donde nos miramos a los ojos y no a las pantallas.