Enfermedad inflamatoria pélvica: ¿en qué consiste?

La enfermedad inflamatoria de la pelvis o la enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) se trata de una inflamación que viene inducida por una infección polimicrobiana, es decir, por varios tipos de gérmenes distintos que engloba al tracto genital superior femenino, al endometrio, las trompas de Falopio, los ovarios o el peritoneo. Normalmente afecta a mujeres jóvenes sexualmente activas.

La enfermedad inflamatoria pélvica es una gran preocupación, ya que puede ser causante de algunas complicaciones, como son la infertilidad, el embarazo ectópico y el dolor pélvico crónico.

No obstante, es que el problema puede darse igualmente a pesar de haber obtenido una respuesta a la terapia antimicrobiana, por lo que a largo plazo los resultados son peores de lo esperado y siguen dándose complicaciones reproductivas.

Prevalencia de la enfermedad inflamatoria pélvica

Epidemiológicamente hablando, los informes señalan que se han dado más de 750.000 casos solamente en los Estados Unidos, predominando en mujeres con edades comprendidas entre los 15 y los 29 años.

De hecho, se cree que hasta un 4% de las mujeres estadounidenses habrá tenido en algún momento esta enfermedad, y que una de cada ocho mujeres de las afectadas habrá tenido dificultades para quedarse embarazadas.

No obstante, es difícil precisar la incidencia real de la EIP con precisión, ya que con cierta frecuencia no hay síntomas, siendo asintomática en muchas ocasiones, por lo que el diagnóstico definitivo será difícil de conseguir.

De todas formas. Los datos publicados dejan entrever que la tasa de afectados por EIP en Estados Unidos está disminuyendo por el aumento de la detección del tratamiento de la infección por clamidia y la gonorrea.

Factores de riesgo de la enfermedad inflamatoria pélvica

Los factores de riesgo de la enfermedad son aquellos que se asocian con las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS), incluyendo edad, tener nuevas o varias parejas, antecedentes de ETS o el uso deficiente del preservativo.

Una ducha vaginal ayuda a los cambios de la flora vaginal, a alteraciones de la barrera mucosa cervical o daños epiteliales, por lo que también es un factor de riesgo.

Existe un aumento de riesgo de EIP que se asocia al dispositivo intrauterino (DIU), especialmente durante las tres primeras semanas posteriores a su inserción, aunque este riesgo puede reducirse con el cribado y tratamiento de ETS antes de su colocación.