Video del Dr. Raúl Hernanz de Lucas
La radioterapia tradicionalmente se utiliza para procesos neoplásicos. Es bien sabido por parte de los oncólogos radioterápicos que la dosis, a dosis baja, tiene un efecto antiinflamatorio. Este efecto antiinflamatorio -que no es algo que se haya descubierto ahora, sino que desde el principio del siglo XX se ha ido observando y que ya tiene una cultura establecida en países centroeuropeos-, es muy importante y muy necesario en los tratamientos como procesos ósteodegenerativos musculoesqueléticos, en especial la artrosis. La artrosis es una enfermedad con una gran incidencia dentro de nuestra sociedad debido a la alta edad que tienen nuestros pacientes, y que la radioterapia puede producir un efecto antiinflamatorio complementario a esos medicamentos que toma la población de edad avanzada para quitar ese dolor. ¿Qué buscamos con ello? Pues mejoría del dolor aumento de su capacidad funcional. Muchas veces el problema de estos pacientes es la dificultad para caminar, e intentar reducir esta cantidad de medicación que toma. Además, con el efecto antiinflamatorio en los pacientes artrósicos, en ocasiones puedes evitarte incluso la cirugía de recambio de prótesis en las articulaciones. Asimismo, la radioterapia en personas de menos edad puede ser utilizada en fascitis plantar y en procesos de inflamación de tendones (como tendinitis crónica, bursitis, síndrome del codo de tenista), con lo que busca recuperar una actividad deportiva del paciente que normalmente estaba acostumbrado y que la radioterapia puede ser una alternativa a la toma de medicación. También el proceso o el efecto antihiperproliferativo en los queloides, cicatrices exageradas tras la cirugía, el añadir radioterapia puede reducir esa hiperproliferación cicatricial. En resumen, la radioterapia a dosis baja lo que puede producir es un gran beneficio en la artrosis, en el beneficio del dolor, de la capacidad funcional, de la calidad de vida, mejoría en las tendinitis crónicas o procesos inflamatorios crónicos de pacientes de cualquier edad y mejoría en cuanto a la profilaxis de los queloides.
Si bien conocemos el efecto de la radiación en las enfermedades tumorales y sabemos que a medida que aumenta la dosis parece que tienen un mayor efecto antineoplástico y, además, paradójicamente, produce una mayor inflamación en los tejidos sanos, la radioterapia a dosis baja, cuando es una dosis menor de la que utilizamos para estas enfermedades tumorales, tiene un efecto antiinflamatorio. Se produce una vasodilatación, una serie de cadenas en cuanto a la reacción inflamatoria, y lo que se produce es una disminución de esa inflamación, con lo cual mejora el dolor y mejora la capacidad funcional.
Si bien la radioterapia a dosis bajas no presenta una contraindicación en cuanto a la edad, la incidencia de estos procesos a los que tratamos, como es la artrosis, lleva aparejado normalmente una edad avanzada. Esto hace que la mayoría de nuestros pacientes, a partir de los 60 años, sean los más candidatos al tratamiento con radioterapia. Es verdad que pacientes que tienen diagnosticada artrosis en edades más tempranas también se podrían beneficiar de este tratamiento, pero normalmente acuden primero a otras alternativas como recambios de articulaciones, antiinflamatorios o fisioterapia, siendo por ahora la radioterapia un proceso que se ve más empujado a un segundo plano después del fracaso de estos tratamientos. Lo importante de este mensaje es que la radioterapia puede ser una alternativa complementaria a estos tratamientos, no tendría por qué verse en el último lugar de las opciones y la radioterapia pues podría darse en todas las edades. En el caso de las artrosis en pacientes de edad avanzada, en el caso de otros procesos inflamatorios, como en pacientes deportistas, en edades más tempranas.
La dosis de radioterapia que se emplea en estos procesos es bajísima. Ni en nuestra experiencia propia, ni en la literatura registrada por otros centros, se ha descrito ninguna toxicidad ni ningún problema secundario al tratamiento. Si bien es cierto, la oncología radioterápica es una especialidad muy preocupada por el riesgo de posibles complicaciones, el hecho de que tratemos de un proceso benigno nos hace tener una auditoría de nuestros tratamientos y tenemos muy bien reflejado la posibilidad de que pueda tener efectos secundarios. En nuestros tratamientos con esta dosis tan bajita es muy raro, por no decir imposible -imposible no hay nada en la vida- ver una toxicidad relativa. El riesgo de producir un segundo tumor debido a la radiación es menor de cero coma cero cero cero seis por ciento de posibilidades de producirse, casi igual que la población normal. Con lo cual, sumado a que la mayoría de los tratamientos es en poblaciones mayores, que no van a tener ese riesgo de carcinogénesis y que la toxicidad aguda ni siquiera es una epitelitis grado 1, el tratamiento es muy seguro, aparte de eficaz.