Tratamiento del dolor crónico con radiofrecuencia
Autore:
¿En qué consiste la rizólisis? ¿Para qué casos está indicada?
Desde hace algunas décadas ha ido generalizándose el uso de la radiofrecuencia para el tratamiento de algunos problemas de dolor de la columna. Es un tipo de tratamiento conocido habitualmente como rizólisis, aunque suelen utilizarse también otros nombres para el mismo procedimiento como neurólisis o neuroablación por radiofrecuencia.
El origen del dolor, en general, es la activación, debido a algún problema, de sensores localizados en muchas partes de nuestro organismo y la transmisión desde estos por una compleja red nerviosa hasta el cerebro.
La rizólisis, neurólisis o radiofrecuencia, en general, trata de bloquear la transmisión nerviosa en el camino entre el origen del dolor y el punto del cerebro donde éste se hace consciente.
En la práctica, es una técnica muy poco invasiva, ya que se llega a los nervios que nos interesa bloquear con agujas y bajo anestesia local o local más sedación. Además, no requiere ingreso hospitalario.
Es una técnica segura debido a que una vez localizado el nervio que queremos tratar, se hacen una serie de tests para comprobar que estamos donde queremos y no en otro punto. Una vez que hemos confirmado lo anterior, un electrodo que está en el interior de la aguja, se conecta a un generador de radiofrecuencia que actúa a nivel del nervio, bloqueando la transmisión nerviosa de forma duradera.
De forma histórica, hace décadas que ha sido utilizada para el tratamiento del dolor lumbar. Por un lado, a causa de los buenos resultados obtenidos con la técnica y, por el otro, como consecuencia de algunos avances en la misma que hacen que pueda ser usada en nervios donde antes no era posible, hace que, en la actualidad, pueda utilizarse para innumerables causas de dolor, especialmente en el aparato locomotor. Entre ellos, es útil para columna vertebral (cervical, dorsal, lumbar o coxis), hombro (tendinitis), codo (tendinitis), cadera (artrosis y trocanteritis), rodilla (artrosis), pie (fascitis y neuroma de Morton) y en general para cualquier nervio periférico que participe en la percepción del dolor y al que se pueda llegar con una aguja.
¿Hay dolor después de aplicar el procedimiento?
Lo normal es notar algunas molestias. La mayoría de los pacientes pueden hacer vida normal desde el primer día. Se aconseja un reposo relativo. Es importante recordar que la mejoría puede tardar en aparecer días o algunas semanas.
¿Qué tasa de éxito tiene el tratamiento? ¿Existen alternativas o técnicas complementarias?
Se consigue un buen resultado, entendiendo por ello una mejora significativa de la sintomatología, en más del 75% de los pacientes. De todas formas, tiene que tomarse en consideración que no es un tratamiento definitivo, ya que el nervio tratado, con el tiempo regenera. Esto supone una duración media de mejoría del dolor que va desde los seis meses a los dos años y medio. En caso de que vuelva a aparecer la sintomatología, puede repetirse el procedimiento sin ningún problema.