¿Cómo saber si mi hijo padece TDAH?

Autore: Dr. Adrián García Ron
Pubblicato:
Editor: Nicole Márquez

El Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es el trastorno del neurodesarrollo más frecuente en la infancia. Es un trastorno cognitivo-conductual con una sintomatología clínica muy heterogénea aunque identificable a través de unos síntomas nucleares: inatención, hiperactividad e impulsividad, generalmente bien definidos, que evolucionan a lo largo de la vida.


Afecta con mayor frecuencia a varones, pero puede sufrirlo cualquier persona independientemente de su sexo, “raza” o nivel sociocultural.


Por su repercusión en el ámbito académico, emocional, social y familiar y el elevado impacto que supone a nivel socio-económico, debe ser considerado un problema de salud pública de primer orden.


Todo esto condiciona la importancia de un diagnóstico y tratamiento precoz que mejore en la medida de lo posible su pronóstico evolutivo.

 

 ¿Cómo podemos darnos cuenta de que nuestr@ hijo@ padece TDAH?

Los síntomas pueden aparecer desde preescolar hasta la vida adulta, y en cada etapa los signos y síntomas pueden variar.  


El diagnóstico suele realizarse entre los 6 y los 9 años de edad, momento en el cual, el aumento de las exigencias académicas precisa de un buen nivel atencional y/o el estado de actividad inapropiado llama definitivamente la atención de los maestros.


Los signos de alarma

  • 1ª Infancia o Preescolar:

La hiperactividad se puede expresar en forma quejas de los cuidadores por incapacidad para estarse quietos en la asamblea, por cambiar continuamente de actividad sin haber acabado la anterior y por su desorganización. A veces son destructivos.

Las consecuencias de esa hiperactividad se pueden manifestar en forma un mayor número de accidentes, rabietas frecuentes y conductas oposicionistas-desafiantes que alteran sus relaciones, problemas adaptativos…

  1. Inatención: se muestran dispersos, especialmente en tareas monótonas. No hacen caso cuando se les habla. Pierden cosas…etc
  2. Impulsividad: se expresa con dificultad para seguir reglas en el juego, Intolerancia a la frustración.
  3. Problemas específicos: algunos tienen problemas relacionados con la alimentación, el sueño, o presentas síntomas funcionales  como dolor abdominal recurrente si causa médica justificable por ejemplo.
  • Entre los 6 y los 13 años:

Continúa hiperactividad.

  1. Se evidencian más los problemas atencionales e impulsividad.
  2. Bajo umbral a la frustración.
  3. Problemas de planificación y ejecución de tareas escolares: problemas de planificación, precisan de un adulto para hacer las tareas, no gestionan bien el tiempo. Pueden tener dificultades específicas para redactar, leer con fluidez, recordar lo leido, o realizar operaciones matemáticas… etc. No administran bien su tiempo, descuidan el material, no aprenden de sus errores…etc
  4. Desde el punto de vista conductual pueden ser impulsivos, responden de forma precipitada sin pensar, no privatizan sus emociones, tienen baja tolerancia a la frustración, y en el caso de los hiperactivos, no ven el peligro, no respetan las normas del juego, no ven el peligro y son capaces de interrumpir sus acciones.
  5. En este periodo pueden aparecer déficits en habilidades sociales. Puede establecerse, si no hemos intervenido a tiempo, un problema de autoconcepto y baja autoestima.

Qué implicaciones tiene:

  1. Dificultades de aprendizaje.
  2. Fracaso escolar.
  3. Problemas de relaciones sociales.
  4. Baja autoestima.

 

¿Esta patología mejora o desaparece con el tiempo?

Esta patología mejora con el tiempo. Sin embargo, se estima que aproximadamente el 75% de los niños con TDAH presentan síntomas en la adolescencia, en un 25% de ellos graves; afectan al rendimiento académico, social y emocional.

Los principales factores que determinan una evolución negativa del mismo es la presencia de un componente importante de impulsividad/hiperactividad, trastorno de conducta asociado, antecedentes familiares de TDAH, mala relación padres-hijo o un mal abordaje del trastorno desde el punto de vista terapéutico.


Podemos afirmar que existe una situación de infradiagnóstico en adolescentes y adultos, por lo que debemos sensibilizarnos para realizar una adecuada detección en el adolescente.

 

¿Cuáles son sus síntomas en adolescentes y adultos?

  • Adolescentes
  1. Sensación de inquietud interior, en lugar de hiperactividad
  2. Trabajo escolar desorganizado, dificultad para trabajar independientemente
  3. Conductas de riesgo (abuso de sustancias, relaciones sexuales precoces y de riesgo, apuestas…etc) •
  4. Baja autoestima
  5. Mala relación con los compañeros
  6. Dificultades con la autoridad, aunque no siempre por su culpa.
  • Adultos
  1. Problemas de inatención y concentración.
  2. Desorganizado en sus planes.
  3. Olvidadizo.
  4. Dificultad para iniciar y finalizar proyectos.
  5. Cambia de actividad prematuramente.
  6. Juzga mal el tiempo disponible.
  7. Decisiones impulsivas.
  8. Inestabilidad laboral y problemas conyugales.

 

 

¿Qué tratamientos existen actualmente?

Debemos partir de la base de que los objetivos fundamentales del tratamiento no deben limitarse a mejorar a corto plazo los síntomas nucleares del trastorno. Por ello, es importante señalar la necesidad de tratar a los niños de una forma global que incluya, no solo el tratamiento de la sintomatología propia del TDAH, sino también incluir el tratamiento de los posibles trastornos comórbidos y fomentar los cambios necesarios en el entorno familiar y escolar para conseguir la mejor integración posible del niño.


Debemos realizar un plan de tratamiento multimodal e individualizado que incluya no solo tratamiento farmacológico, sino también intervenciones conductuales, psicoeducativas y psicológicas.


Los fármacos de primera linea en el tratamiento farmacológico del TDAH podemos dividirlos en dos grandes grupos: psicoestimulantes y no estimulantes.


Actualmente en España disponemos de metilfenidato en distintas formas de presentación (concerta, rubicrono, equasym, medikinet, rubifen, medicebran…etc) y lisdexanfetamina (elvanse) como fármacos estimulantes y Atomoxetina (Strattera) y guanfacina (Intuniv) dentro del grupo de los no estimulantes.


La elección de uno u otro dependerá de la particularidades del individuo, sus preferencias y las de la familia.

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

Dr. Adrián García Ron
Neurologia infantile

*Tradotto con Google Translator. Preghiamo ci scusi per ogni imperfezione

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