Asma: conocer su causa es vital para controlar la enfermedad

Si bien el asma es una enfermedad conocida desde la antigüedad, es importante decir que hay muchas personas que padecen esta afección heterogénea.

En la actualidad, se define como una enfermedad inflamatoria de las vías respiratorias i están implicados o participan múltiples células y mediadores en la inflamación. Al estar las vías inflamadas se produce una hiper respuesta bronquial, es decir, los bronquios responden de un modo exagerado o diferente ante una serie de estímulos o sustancias.

El asma suele estar condicionado o favorecido, en parte, por factores genéticos. Históricamente, se conoce que es más frecuente en algunas familias y se han identificado algunos marcadores genéticos que pueden ayudar a entender esta mayor predisposición. Sin embargo, el aumento de la frecuencia de personas que padecen asma (prevalencia) indica también su aparición en personas que no tienen esos antecedentes familiares. Esto nos hace entender que, si bien el factor o antecedentes genéticos o herencia son importantes, también lo es posiblemente algunas circunstancias del medio o el entorno en que vivimos que puede favorecer su aparición.

El asma se manifiesta por una obstrucción al flujo aéreo, al paso del aire y esta obstrucción puede revertirse total o parcialmente. Esta reversibilidad es una de las características más importantes de esta enfermedad, ya que puede desaparecer, bien de modo espontáneo o con los tratamientos.

¿Qué tipo de síntomas puede presentar?

Los tres síntomas más característicos del asma son:

• La tos.
• La sibilancia.
• La disnea.

Como hemos comentado, el asma es una enfermedad que cursa con una obstrucción de las vías aéreas. Como consecuencia de ello, se produce una menor entrada de aire, que el paciente nota como asfixia o, en el argot médico, disnea, es decir nota que no entra aire suficiente a sus necesidades. Las sibilancia o pitidos, son una consecuencia de este estrechamiento de las vías aéreas y, el paso más dificultoso del aire también.

Como consecuencia de todos esos síntomas, las personas pueden notar una menor tolerancia a los esfuerzos o al ejercicio; que tras haber comenzado con la enfermedad se cansan con más facilidad. La persona afectada nota que no puede hacer los esfuerzos o deporte como en otras circunstancias. Además, puede también presentarse despertares durante la noche causado por estos síntomas, especialmente por la tos o la falta de aire.

Sin embargo, los síntomas no siempre se manifiestan igual. Aunque lo característico es la presencia de los tres síntomas, en ocasiones, algunas personas solo tienen tos. También es muy habitual que muchos pacientes presenten simultáneamente síntomas de otras enfermedades alérgicas como rinitis, conjuntivitis o dermatitis. Aunque los síntomas pueden ser similares, no todos los pacientes que tienen tos o pitidos en el pecho padecen asma. Del mismo modo, un paciente que presenta tos como único síntoma puede ser esta la única manifestación de su asma.

Es por ello, como indicamos anteriormente, la importancia de poder hablar con paciencia con el paciente para poder identificar los síntomas correctamente y tener en cuenta su cronología durante el día o la noche, la duración o los momentos de aparición.

¿Existen unas causas concretas?

Históricamente, se sabe que existe un factor genético o hereditario que predispone a algunas personas a padecer asma, pero también se ha identificado que influyen otros factores como la contaminación y los cambios en nuestro modo de vida, incluidos los hábitos higiénicos.

No cabe duda que la causa más importante es la alergia en sí. El asma mayoritariamente es una manifestación más de la enfermedad alérgica, especialmente en determinadas edades. Desde hace décadas se ha detectado un aumento mundial del número de pacientes con asma que está mayoritariamente vinculado a pacientes con asma causados por alergia.

¿Qué tipo de tratamientos existen?

Podemos decir que hay muchos tratamientos – medicamentos que son útiles para el control del asma.

• El primer paso más importante es hablar con el paciente, que conozca su enfermedad sin temores, que conozca en lo posible, las causas –alergia – responsables de su aparición y cómo adoptar medidas para evitar o atenuar los síntomas.

Por ello, los especialistas en Alergología siempre decimos que lo más importante es conocer la causa. Esto no es solo hacer unas pruebas alérgicas o unos análisis es la interpretación conjunta de todos esos resultados, con la historia clínica, lo que nos permite un diagnóstico y poder orientar al enfermo. Mientras mejor conozca la persona su enfermedad más fácil será tener un mejor control.

• Los medicamentos más conocidos son los inhaladores, pero también lo es la medicación oral, como antihistamínicos o antileucotrienos. Pero ahí, también es importante tener en cuenta la historia clínica, es decir, conocer al paciente. No solo es relevante que fármaco – medicamento que contiene el inhalador (broncodilatadores o corticoides, entre otros), también lo es el propio dispositivo. En la actualidad, disponemos una gran variedad de dispositivos que nos permiten poder adecuarlos a cada persona. Algunos dispositivos – inhaladores – si bien pueden ser muy útiles, no todas las personas pueden realizarlos adecuadamente. En ocasiones, es necesario añadir cámaras de inhalación para permitir un correcto uso. De ahí que reiteremos una vez más que lo importante es la comunicación con el paciente, conocerlo para poder indicar que tratamiento se adapta mejor a sus necesidades.
• La immunoterapia (vacunas para la alergia) es el único tratamiento que hasta la fecha ha permitido modificar el curso de la enfermedad. Hay estudios en los que se ha comparado la evolución de la enfermedad entre pacientes que se han tratado con inmunoterapia y otros que no. Se ha observado que los que no la recibieron el paciente progresó peor, con mayor aumento de los síntomas y, también en esos pacientes aumentó las causas de su alergia. Con el tiempo se hicieron alérgicos a más cosas. En cambio, los que recibieron vacunas, su enfermedad se controló mejor y fue menor la aparición de nuevas alergias. La inmunoterapia es uno de los pilares más importante para el control de los pacientes con asma alérgico. Pero para ello, también es muy importante identificar todas las posibles causas de su enfermedad.

Aunque el nombre es el mismo – inmunoterapia/vacunas – es un tratamiento que ha tenido importantes cambios en los últimos años. En la actualidad, se dispone de una amplia presentación, así como opciones para tratar a los pacientes que facilitan un mejor cumplimiento, desde las vacunas que se administran una o dos veces al mes hasta algunas que también puede ser por via oral, en comprimidos o gotas. Siempre es necesario una buena historia clínica que nos permita el diagnóstico más fidedigno del paciente. Esa es la premisa más importante para poder ofrecer el tratamiento adaptado a las necesidades de cada paciente.

La correcta combinación de ellos, - inmunoterapia, inhaladores u otros medicamentos – son el pilar básico para el adecuado control de la enfermedad. Aun así, es importante conocer que la enfermedad puede cambiar y, acorde a su evolución, el paciente cada vez puede necesitar menos medicamentos o bien un aumento de ellos en algunas circunstancias.

¿Puede remitir?

Si bien se considera una enfermedad crónica, existe un porcentaje de pacientes que han tenido una remisión o desaparición. En algunos casos, la remisión puede ser de modo espontáneo, por una evolución natural de la enfermedad. No obstante, la causa más habitual de remisión son pacientes que se les ha diagnosticado correctamente y el tratamiento con inmunoterapia o la evitación de su causa ha permitido una desaparición o remisión de su enfermedad.

¿Qué efectividad tienen los fármacos biológicos en el asma grave?

No cabe duda que, la aparición de fármacos biológicos ha sido, si cabe, un antes y un después para pacientes con asma grave. Son muchos los mecanismos inmunes o inmunoalérgicos que participan en el asma. Su progresivo conocimiento ha permitido:

• Desarrollar medicamentos para un mejor control de los pacientes con asma grave.
• Disminuir las crisis graves e ingresos en urgencias u hospitales con estas crisis.
• Disminuir el uso de medicamentos como los corticoides, que, si bien son necesarios en algunos pacientes, es conocido también sus efectos secundarios.

Por ello, tras su introducción como otro tratamiento más, no solo ha mejorado la gravedad de su asma, sino que indirectamente, se ha notado una mejora en la calidad de vida de los pacientes.