Edema óseo

¿Qué es un edema óseo? 

El edema óseo es una inflamación o lesión que ocurre en la zona medular del hueso, en el interior del hueso trabecular. Esta inflamación se debe, en la mayoría de los casos, a una reacción del cuerpo en respuesta a un traumatismo provocado por una sobrecarga física o una aplicación excesiva de energía.

Cuando esto ocurre, las células sanguíneas son enviadas a la zona de la herida donde se produce una acumulación del líquido inflamatorio. Y así se origina el edema óseo.

Existen unas zonas anatómicas y huesos que son más propensos a sufrir un edema óseo. Estas zonas incluyen la cadera, rodilla, tobillo, tibia, hombro y muñeca.

 

Pronóstico de la enfermedad 

El edema óseo está presente durante un periodo de tiempo que puede comprender entre 12 y 24 semanas. En cualquier caso, la evolución de esta lesión varía en función de su naturaleza, del diagnóstico precoz y del tratamiento terapéutico.

 

Síntomas del edema óseo

El principal síntoma que indica la existencia de un edema óseo es el dolor localizado en la zona dañada, que aumenta cuando está en movimiento y disminuye con el reposo. Sin embargo, cuando el edema óseo persiste, el dolor se puede manifestar incluso cuando la persona se encuentra en reposo.

Por otro lado, en algunos casos, el dolor puede ir acompañado de un derrame articular y edema de partes blandas. En función de la localización, puede producir cojera e incluso disminuir la movilidad de las articulaciones.

 

Pruebas médicas para el edema óseo

El diagnóstico del edema óseo solamente es posible mediante una resonancia magnética, ya que la radiología convencional no permite observar el edema. La resonancia magnética, en cambio, permite ver el aspecto interno del hueso, así como la localización exacta y precisa, para valorar el tamaño, la extensión del edema y realizar un control y evolución de la lesión.

 

¿Cuáles son las causas del edema óseo?

Existen diferentes causas que pueden producir edemas óseos, que suelen estar relacionadas con sobrecargas físicas o aplicaciones excesivas de energía. Aunque la causa principal suele ser un gran traumatismo, como golpes directos, esta lesión también puede ser provocada por microtraumatismos (impactos repetitivos). Otras causas serían las lesiones condales y las lesiones infecciosas.

 

Existen diferentes causas que
pueden producir edemas óseos.

 

¿Se puede prevenir?

Hay una serie de pautas a seguir que pueden prevenir el edema óseo. Por un lado, es importante alternar el tipo de superficie a la hora de correr, así como utilizar un calzado estable que proporcione amortiguación. Además, es importante combinar la carrera con otras actividades deportivas que no tengan tanto impacto. Esto permite la regeneración ósea.

Por otro lado, se deben realizar estiramientos para liberar la tensión muscular. Y finalmente, también es recomendable seguir una dieta equilibrada. Todas estas recomendaciones ayudan a prevenir este tipo de lesiones.

 

Tratamientos para el edema óseo 

El tratamiento más adecuado para el edema óseo es el reposo relativo, que se puede combinar con otros tratamientos como la magnetoterapia, que permite aliviar el dolor y disminuir la inflamación.

También se puede optar por otros tratamientos como la radiofrecuencia o el láser de alta frecuencia, que provocan una estimulación ósea para reabsorber el edema.

 

¿Qué especialista lo trata?

El especialista encargado del tratamiento del edema óseo es el fisioterapeuta.

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