Uso de la toxina botulínica en dermatología
Escrito por:La toxina botulínica es una neurotoxina fabricada por una bacteria usada ampliamente en el ámbito de la dermatología estética. Produce una inhibición de la contracción muscular provocando una relajación de los músculos faciales que provocan las arrugas dinámicas.
Es muy importante valorar bien los músculos faciales del paciente, la fuerza y resistencia de los mismos y las expectativas antes de realizar el tratamiento.
¿Cuáles son las principales aplicaciones de la toxina botulínica en dermatología?
En la dermatología estética lo usamos para tratar aquellas arrugas que se producen cuando gesticulamos, sobre todo las del entrecejo y frente, así como las patas de gallo.
El tratamiento se realiza en consulta en 20 minutos previa aplicación de compresas frías mediante la inyección de pequeñas cantidades de toxina en puntos específicos de la piel de la cara.
El procedimiento es mínimamente doloroso y el paciente puede hacer una vida normal tras el mismo.
¿Qué pueden esperar los pacientes en términos de resultados y duración de los efectos?
Los resultados pueden verse a los 7-14 días del tratamiento y perduran durante 5-6 meses dependiendo de las características del paciente.
Una de las ventajas de la toxina aplicada en etapas tempranas de la vida (30-35 años) es que, de alguna forma, previene el desarrollo de arrugas con el envejecimiento y evita que queden marcadas en la piel.
¿Cuáles son los posibles efectos secundarios de la toxina botulínica y cómo se pueden mitigar?
Los efectos secundarios del tratamiento son mínimos en manos experimentadas. En ocasiones pueden presentarse pequeños hematomas en los puntos de inyección que se resuelven en menos de 7 días. Es importante evitar los masajes en las 24 horas siguientes al tratamiento, así como los esfuerzos físicos extremos.
Habitualmente citamos al paciente en 2 semanas para poder valorar el resultado y si es necesario realizar algún retoque. Pacientes felices, dermatólogos felices.