Piensa bien y acertarás
Cuántas veces oímos o decimos: me siento triste, me siento como sin ganas, me siento mal. Y es verdad que nos sentimos así. Especialmente en primavera, hay que prestar atención para no caer en las depresiones primaverales.
Sentimos, tenemos almas y corazones que nos hacen ver que sentimos, pero si sentimos es porque pensamos. Cada pensamiento positivo es una emoción positiva. Si no me crees haz la prueba. Entonces, ¿qué falla en nuestros pensamientos cuando nos sentimos tristes? Pues sí, fallan nuestros pensamientos, que pasan de ser positivos a ser automáticos y negativos. Nos mandan mensajes del tipo: “Tú no vales”, “Tú no puedes”, “Tú no sabes”, “Te va a salir mal”, etc. ¿Para qué profundizar en esos pensamientos que conocemos tan bien…, o no?
¿Qué nos lleva a los pensamientos negativos?
Hagamos un pequeño análisis de estos “enemigos íntimos”:
- Pensamientos automáticos. Mmm. ¿De verdad? En realidad son pensamientos que parecen automáticos porque aparecen de golpe y sin ser invitados a aguarnos la fiesta, pero en realidad, los llamamos nosotr@s mism@s.
- Son negativos. Es más, son catastróficos. Siempre nos colocan en la peor de las situaciones posible.
- Son idiosincráticos. Nos pertenecen, hablan de nuestros miedos e inseguridades más íntimas.
- Se expresan en términos “tendría que” “debería de”.
- La buena noticia es que suelen ser mentira. Los pensamientos automáticos negativos influyen en nuestra forma de ver la realidad, nos producen “distorsiones cognitivas” y esa distorsión nos provoca emociones muy poco constructivas para nosotr@s mism@s.
¿Qué podemos hacer con los pensamientos negativos?
Pensar en positivo es más fácil de lo que parece. Vamos con los trucos: hazte con una libreta y apunta textualmente esos pensamientos que acuden sin ser llamados. Apúntalos y deja a su lado un espacio en blanco. ¿Qué haremos con ese espacio en blanco una vez recogidos todos mis pensamientos automáticos negativos? Enfréntalos con la realidad. Verás como la gran mayoría de ellos no tienen el menor fundamento.
Muchos serán acientíficos, por ejemplo, “Todas las personas son unas egoístas” ¿de verdad, todas? Algunos serán generalizaciones. De una situación cogemos un dato negativo y ya con eso hacemos una generalización. Por ejemplo, fuimos a cenar a un restaurante nuevo. Estuvo todo perfecto, pero no tenía poleo. No podemos inferir que la cena fue un desastre. Aún te queda otro espacio en blanco. Ante un pensamiento negativo, ¿puedes pensar de otro modo? ¡Escríbelo! Ayúdate a generar pensamientos alternativos a los negativos.
Mucho cuidado con los pensamientos que nos descalifican a nosotr@s mism@s: quedan prohibidos por la primera ley de Psicología al rescate. Cada vez que nos decimos algo malo de nosotr@s (que además, suele ser una generalización: porque algo no me salga bien no soy un/a inútil ni un desastre). Vamos a tener mucho cuidado con las palabras que decimos porque cada palabra se marca en el cerebro y deja una huella. Si hay que dejar huellas, que sean de cosas que merecen la pena.
A modo de resumen, unos versos de Don Ramón Campoamor: En este mundo traidor, no hay verdad ni mentira: todo es según el cristal con que se mira.
Poneos las gafas de ver las cosas bien, salid a la calle con las gafas de ver la vida de color de rosa. ¿Has sentido dolor? Claro que sí, todos en algún momento lo hemos sentido. Intégralo en tu vida de forma natural, pero sin sufrir. Así que ya lo sabes, piensa bien y acertarás siempre.