Los beneficios de la custodia compartida para el menor

Escrito por: Ángel Peralbo Fernández
Publicado:
Editado por: Albert González

Cuando se rompe una unidad familiar, al separarse los padres, los hijos acostumbran a ser los que pagan los platos rotos. Generalmente, cuando esto ocurre se debería haber tomado esa determinación mucho antes. Estas situaciones no son agradables para los cónyuges, pero menos aún para los hijos, puesto que sufren el conflicto de sus progenitores y luego se ven obligados a dividirse, lo cual les provoca una profunda tristeza.

 

No obstante, eso es solo una parte, ya que después sufrirán las diferencias de ambos una vez separados. Los hijos se encuentran en medio de un fuego cruzado de discusiones y acusaciones sobre temas económicos, rencores del pasado, etc. Todo ello, se acrecienta porque se suele aguantar más tiempo del debido porque se usan los niños como excusa para no separarse.

 

Paradójicamente, los adultos pasan de sentir lastima por el sufrimiento de sus hijos, a ser machacados de forma innecesaria. En este sentido, hay dos errores graves que suelen cometerse en los procesos de separación:

- Pensar que tienen que saberlo todo acerca de la separación: Los problemas son de los padres, por tanto, solo ellos deberían conocer los detalles. Cuando estos quieran desfogarse deben hacerlo con amigos o familia, no con los menores.

- Manipular la opinión que tiene el menor de su padre/madre: El niño no tiene porque inmiscuirse en lo que ha sucedido entre sus padres. Del mismo modo, los padres no deben de intentar que cambie él su percepción acerca del otro progenitor. Esto solo creará más mal ambiente en la separación y sufrimiento en el niño.

 

Se deberá optar por la custodia compartida cuando sea lo mejor para el menor.

 

Los esfuerzos de los padres deberían ir encaminados a procurar que la vida de sus hijos se vea lo menos afectada posible. A pesar de que es difícil lidiar con un clima de tensión tras un divorcio, se debe intentar normalizar la situación cuanto antes e intentar que el niño acepte su nueva realidad.

 

Sin embargo, hay que procurar que aunque los padres se separen, el niño crezca en un entorno seguro, estable y parecido al que tenía antes. Para ello, la custodia compartida es sin duda la mejor opción, ya que permite al hijo ser educado y criado por su padre y su madre de una forma equitativa.

 

El menor es más importante que la separación

Aunque es habitual que la madre o el padre no quiera compartir la custodia, debe pensar que además de ser lo más adecuado, permitirá que el otro cónyuge asuma las obligaciones que tiene como padre. Por otra parte, la crianza de un hijo solo/a puede ser muy dura. Es conveniente tener ayuda.

 

En este sentido, se deberá optar por la custodia compartida, siempre y cuando no se decida apartar al menor de un progenitor tóxico que jamás se ha preocupado por él. En el caso de que existan estas evidencias es mejor no compartir la custodia porque el menor saldría perjudicado.

 

Por último, si se quiere conseguir lo mejor para el menor hay que procurar que esta custodia permita a ambos cónyuges compartir el cuidado de su hijo, en vez de hacer que tenga que dividirse entre sus padres.

Por Ángel Peralbo Fernández
Psicología

El especialista Ángel Peralbo Fernández es licenciado en Psicología Clínica. En su extensa formación, con relación al Área Sanitaria, cuenta con un posgrado en Psicología Clínica del Niño y del Adolescente, uno en Salud Mental, máster universitario en Investigación de Psicología y formación específica en Hipnosis y manejo de situaciones especialmente delicadas, antiguas o presentes, desde un abordaje emocional, cognitivo y conductual. Con relación al Área de Empresa, posee un máster en Gestión Comercial y Dirección de Marketing y un máster en Coaching Ejecutivo.

Peralbo lleva ejerciendo como profesional del sector más de 20 años y compagina su labor clínica con la formación y la docencia, como profesor en diversos másteres de Psicología. Además, también ejerce como coach ejecutivo y entrenador de habilidades personales y laborales en distintas organizaciones.

Asimismo, Ángel Peralbo es autor de diversos libros como "El adolescente indomable", "Educar sin ira", "De niñas a malotas" "Tu hijo no es tu enemigo" y coautor de otras publicaciones y capítulos relacionados con su especialidad, entre los que se encuentran la Enciclopedia titulada "La Psicología que nos ayuda a vivir", "Cuidando el amor" y "Qué hago con mi vida" de la revolución de los 20 años al dilema de los 30. Además, es colaborador habitual en diferentes medios de comunicación, tanto de prensa escrita, como radio y televisión. 

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