La verdad de la cesárea
Últimamente se ha producido un aumento en la tasa de cesáreas por varias razones. Por un lado, a algunas pautas desarrolladas dentro de la propia especialidad como cuando se abogaba por aplicar esta cirugía en todas las presentaciones podálicas a término, es decir, cuando el feto estaba de nalgas al final de la gestación. Esta decisión fue motivo de gran controversia y actualmente no es aceptada como tal.
Por otra parte, también han contribuido a este incremento otros factores como una maternidad más tardía con embarazos cada vez de mayor riesgo, el aumento de las gestaciones múltiples y una mayor difusión de las técnicas de Reproducción asistida.
Asimismo, un tercer factor lo constituyen las propias gestantes que desean y solicitan una cesárea programada antes del parto para mantener integro el suelo pélvico y reducir el riesgo posterior de prolapso uterino, incontinencia urinaria, dispareunia, etc.
En España, de forma global, la medicina privada presenta una tasa de cesáreas en torno al 36.8% y la pública sobre el 21.8%. La creciente tasa de cesáreas ha sido justificada por ser beneficiosa para reducir la tasa de morbi-mortalidad perinatal. No obstante, el estado del conocimiento actual indica que la mayoría de los casos de encefalopatía neonatal y parálisis cerebral no se originan durante el parto.
En la actualidad se ha demostrado que las causas que provocan el daño fetal actúan durante la gestación. Por este motivo, en los lugares donde se ha producido un incremento de la tasa de cesáreas siguen obteniéndose las mismas cifras de problemas perinatales.
Por lo tanto, la tendencia actual es la de adecuar y reducir la tasa de cesáreas en nuestro medio, para aproximarnos a los indicadores solicitados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre otros. Para conseguirlo, se precisa estandarizar las indicaciones estableciendo criterios uniformes, consensuados y basados en evidencias científicas, con el objeto de evitar la realización de cirugías innecesarias.
El esfuerzo y trabajo para intentar conseguir una reducción en el número de cesáreas se centra en estos cuatro principales grupos:
- Distocia (detención o retraso de la dilatación y/o del descenso): dar el tiempo necesario tanto a la inducción como a los diferentes periodos del parto y, sobre todo, en la primera gestación, ya que de este primer parto va a depender en gran medida el futuro reproductor de esa gestante.
- Riesgo de pérdida de bienestar fetal: cuando el registro cardiotocográfico (CTG) presenta anomalías debemos identificar y tratar las causas reversibles como el aporte de oxigeno materno, los cambios posturales, el aumento del volumen intravascular y la interrupción transitoria de oxitocina.
- Presentación podálica (de nalgas): animar a la gestante a realizar la versión externa en la semana 37, con lo que se consigue revertir la situación a presentación en cefálica en el 50% de los casos. La otra forma de reducir la tasa de cesáreas por este motivo es la asistencia al parto vaginal de nalgas.
- Cesárea anterior: tanto el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) como el Real Colegio de Obstetras y Ginecólogos (RCOG) reconocen ventajas del parto vaginal en una gestante con antecedentes de cesárea, en relación a la cesárea electiva.
El parto vaginal después de una cesárea anterior es un método seguro y práctico para reducir la tasa global de cesáreas.
Respecto a las pacientes que desean por diferentes motivos una cesárea conviene resaltar, que aunque la intervención ha evolucionado a unos indicadores de seguridad y sencillez en la técnica, existen riesgos que son, aún mayores cuando se asocian a cesáreas de repetición.
Por lo tanto, hay que dejar muy claro a la mujer gestante y a su familia que si prefieren una cesárea programada o, ante el más mínimo problema que surja el día del parto, la cesárea no es un procedimiento más seguro que el parto ni para el bebé ni para ella misma.
Cuando se hace una cesárea electiva anteparto (programada) sin indicación médica, es decir, por razones no médicas en gestantes de bajo riesgo, existen múltiples estudios publicados que demuestran que esta se asocia a una tasa 2,4 veces mayor de mortalidad neonatal en comparación con el parto vaginal. El riesgo de mortalidad materna postparto es 3,6 veces mayor después de una cesárea que de un parto vaginal. El riesgo de morbilidad materna severa asociado a la cesárea electiva es superior al del parto vaginal.
Consecuencias de las cesáreas
Maternas
- Aumento de la morbimortalidad materna.
- Reducción de la fertilidad.
- Complicaciones en la placentación en embarazos sucesivos.
Neonatales
- Aumento de la morbilidad respiratoria.
- Aumento de ingresos en Unidad Neonatal.
- Disminución en las tasas de lactancia materna.
- Incremento de las enfermedades atópicas