El glaucoma agudo, una urgencia oftalmológica

Escrito por: Dr. Carlos Piñana Darias
Publicado:
Editado por: Alicia Arévalo Bernal

Probablemente la mayoría de la gente no haya oído hablar del glaucoma agudo, un cuadro que afortunadamente no se ve con demasiada frecuencia, pero que cuando se presenta nos encontramos ante una verdadera urgencia oftalmológica.

¿Cómo se produce el glaucoma agudo?

Normalmente en el ojo, existe entre el iris y la córnea, un espacio que se llama cámara anterior y que está lleno de un líquido llamado humor acuoso. Este líquido, que se está produciendo y eliminando constantemente, se produce en la cámara posterior, detrás del iris, de ahí pasa a través de la pupila hasta la cámara anterior. Una vez en esta cámara, se elimina por lo que llamamos ángulo camerular, o ángulo de la cámara anterior, situado en la zona periférica de dicha cámara.

La cámara anterior en circunstancias normales, es profunda y se puede observar que hay un espacio evidente ente la córnea y el iris. Cuando por circunstancias especiales, constitucionales, o patológicas, dicha cámara es poco profunda, puede llegar a producirse un problema de bloqueo en la zona de eliminación del humor acuoso, que impide así que se elimine este líquido.

Sin embargo, todo esto no limita la producción de humor acuoso que se seguirá produciendo normalmente. El resultado, es que se sigue produciendo pero no se elimina, acumulándose una cantidad de acuoso tan importante, que va a dar lugar a una tensión ocular muy alta. Esta misma acumulación de acuoso, y la gran hipertensión generada, produce un boqueo pupilar que impide el paso de acuoso a través de la pupila, no pudiendo pasar hasta la cámara anterior. Se establece de esta manera una especie de círculo vicioso irrompible si no no lo tratamos adecuadamente.

 

La solución definitiva para el glaucoma agudo estaría en cambiar la situación de la “forma del ojo”
 

¿Cómo se trata un galucoma agudo?

En las crisis de glaucoma agudo, podemos encontrar tensiones de 60 milímetros de mercurio o más. Si tenemos en cuenta que la tensión considerada como fisiológica o normal, es la comprendida entre 10 y 21 milímetros, estaríamos hablando de unas cifras elevadísimas, y que van a producir en el paciente un dolor insoportable.

Normalmente el paciente se presenta en urgencias con gran dolor del ojo afectado, disminución muy importante de la agudeza visual, por el gran edema que se produce en la córnea, y un cuadro vegetativo serio, que puede producir vómitos y estado de postración del enfermo.

El tratamiento por supuesto urgente, va orientado a disminuir esa tensión ocular lo más posible. Para ello hay que:

  • Intentar sacar humor acuoso del ojo, para lo cual se usan osmohipotensores por vía intravenosa
  • Disminuir la producción de humor acuoso mediante inhibidores de la anhidrasa carbónica (una enzima que metaboliza la producción del acuoso) y colirios hipotensores
  • Desbloquear la zona de filtración del humor acuoso con un colirio, la Pilocarpina, que contrae la pupila, ya que al contraer la pupila conseguimos separar la raíz del iris de la zona de filtración del humor acuoso, que está siendo bloqueada por dicha raíz.

Si realizamos este tratamiento precozmente, podremos salvar la función visual de ese ojo, pero si tardamos demasiado, se van a producir daños, que luego serán irreversibles, y que pueden ir desde alteraciones parciales del campo visual, hasta la ceguera completa.

Afortunadamente hoy día no es frecuente llegar a estos extremos, pero no es tampoco raro ver algún caso, en el que se perdió un ojo por culpa de esta patología.

Por otra parte, no termina aquí la labor del tratamiento de este tipo de glaucoma, porque aunque algún especialista en Oftalmología le hayan controlado la tensión, el problema continúa, es decir, esa cámara poco profunda es algo que va a seguir existiendo, por lo que las crisis de glaucoma agudo se podrían repetir en el futuro.

La solución definitiva estaría en cambiar la situación de la “forma del ojo”. Para esto, lo que hacemos es realizar una comunicación artificial, entre la cámara posterior y la anterior, en la zona periférica del iris (llamada iridectomía periférica), evitando así la acumulación de líquido en la cámara posterior. Esto último como se puede deducir, es un tratamiento quirúrgico, que se haría en quirófano, pero no en el momento de la urgencia, ya que la descompresión quirúrgica brusca del ojo podría ser muy nociva, sino posteriormente, una vez solucionada la crisis hipertensiva (normalmente días después).

Actualmente esta situación se ha mejorado, y hoy día se puede hacer mediante láser Yag, un láser que nos permite realizar igualmente esa comunicación sin necesidad de llegar a la intervención quirúrgica.

Por Dr. Carlos Piñana Darias
Oftalmología

Prestigioso especialista en Oftalmología, el Dr. Piñana Darias es licenciado en Medicina con la calificación de sobresaliente, por la Universidad de Salamanca. Además, es Doctor en Medicina y Cirugía también por la Universidad de Salamanca, con la calificación de Sobresaliente “cum laude” y realizó la especialización en Oftalmología en el Hospital Clínico de San Carlos de Madrid.

A lo largo de su trayectoria ha compaginado su labor asistencial con la docencia, siendo profesor de la asignatura de Oftalmología en la Facultad de Medicina de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria, durante más de 20 años, y Jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Dr. Negrin de Las Palmas. Presidente de la Sociedad Canaria de Oftalmología durante cuatro años. Ha impartido distintos cursos para oftalmólogos, como director de los mismos, en Congresos de la Sociedad Española de Oftalmología.

Autor de numerosos artículos publicados en revistas oftalmológicas de reconocido prestigio. También ha participado en multitud de congresos y symposiums de repercusión nacional e internacional, con la presentación de ponencias y la colaboración en mesas redondas sobre patologías oftalmológicas diversas. 

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