Pronóstico de la enfermedad
La enfermedad tiene un desarrollo lento, por lo que es necesario actuar lo antes posible para evitar complicaciones que podrían llegar a ser fatales.
Una vez iniciado el tratamiento, en la mayoría de los casos la esperanza de vida es similar a los niveles previos a la enfermedad, aunque todavía existan trastornos que en general reducen la calidad de vida del sujeto.
Síntomas de acromegalia
La enfermedad se desarrolla lentamente, por lo que es posible que los primeros signos no se detecten durante años. El principal síntoma de la presencia de la enfermedad es el crecimiento de las manos y los pies, que se manifiesta por anillos o zapatos que ya no sirven.
Otro signo típico es un cambio en la fisonomía de la cara, que presenta un aumento de los arcos supraorbitales, la nariz, los labios y un alargamiento de la mandíbula con la consiguiente maloclusión.
Otros síntomas incluyen: sudoración excesiva, piel grasa, alteraciones de la visión, movimientos limitados y dolorosos de las articulaciones hasta llegar al túnel carpiano, cansancio generalizado con dolor muscular, agrandamiento de los órganos, voz más grave debido a la modificación de las cuerdas vocales, ronquidos nocturnos, desarrollo de fibromas pendulares. Además, en las mujeres se presenta con alteraciones del ciclo menstrual, entre las que se incluye la amenorrea, mientras que en los hombres acarrea problemas eréctiles.
Diagnóstico de la acromegalia
La enfermedad se identifica principalmente mediante un análisis objetivo y se acompaña de exploraciones clínicas. La resonancia magnética y el TAC son útiles para detectar la presencia del tumor en la hipófisis, mientras que el análisis de los niveles de la hormona del crecimiento y del factor de crecimiento similar a la insulina (IGF-1) determina si existe realmente una sobreproducción hormonal.
Una prueba especialmente fiable es también el análisis de los niveles hormonales del crecimiento antes y después de la administración de un preparado de glucosa. Si no hay una disminución de la hormona con la administración del líquido, significa que la hay presencia efectiva de la enfermedad.
¿Cuáles son las causas de acromegalia?
La acromegalia es consecuencia de una sobreproducción, a largo plazo, de la hormona del crecimiento (GH), una sustancia secretada por la hipófisis, una glándula situada en el cerebro en el área posterior a la nariz. En los niños esta hormona permite un correcto desarrollo del esqueleto, mientras que en los adultos mantiene el buen funcionamiento de los músculos y los huesos.
Un exceso de producción de la hormona por lo general se debe a un tumor benigno de la propia glándula hipófisis, que produce los síntomas anteriores. En casos más raros, el tumor puede afectar otros órganos como los pulmones, el páncreas o las glándulas suprarrenales, que liberan una hormona que a su vez estimula la hipófisis para producir GH.
Son menos frecuentes los casos en los que la enfermedad se produce después de tomar medicamentos para aumentar la musculatura, especialmente en deportistas que se dedican al culturismo.
Tratamientos para la acromegalia
La cura para la acromegalia se basa en la disminución de los niveles de la hormona del crecimiento y en la extirpación en paralelo del tumor que afecta a la hipófisis. A través de la cirugía transesfenoidal, es decir, a través de la cavidad nasal, se extirpan la mayoría de las células cancerosas que afectan a la glándula.
Si las células tumorales permanecen después de la cirugía, se procederá a la radioterapia, cuyo efecto secundario también será la reducción de los niveles de GH. Esta última, sin embargo, es un tratamiento cuyos resultados podrían retrasarse unos años antes de ser visibles, además de provocar efectos secundarios en el eje hipotálamo-hipófisis.
¿A qué especialista dirigirse?
El endocrinólogo es el especialista al que dirigirse en caso de síntomas de acromegalia. En los casos en los que sea necesario extirpar el tumor, será necesaria la intervención de un cirujano.