Adicciones: etapas del tratamiento y recaídas

Escrito por: Dr. Josep Maria Fàbregas Pedrell
Publicado: | Actualizado: 10/02/2023
Editado por: Lucía Ramírez

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) y tal y como lo define la Asociación Americana de Medicina de la Adicción (ASAM), la adicción es una enfermedad crónica.

Y, como tal, se trata de una patología compleja de origen bio-psico-social, es decir, las causas son diversas y actúan de manera compleja para provocar el desorden adictivo. Para que una persona llegue a tener una enfermedad de adicción tienen que darse, entre otros, una vulnerabilidad genética y un ambiente estresante, que cuando entra en contacto con sustancias o conductas adictivas hacen que se desarrolle este trastorno.

El empuje al consumo de la sustancia domina totalmente la vida del sujeto​


La adicción se caracteriza por:

- Incapacidad para mantener la abstinencia.
- Pérdida del control de los impulsos.
- Deseo intenso o ansia de consumo de sustancias (craving).
- Dificultad para reconocer las consecuencias derivadas del consumo.
- Respuestas emocionales disfuncionales en las relaciones interpersonales.

Al igual que otras enfermedades crónicas, la adicción cursa frecuentemente con recaídas. Sin el tratamiento adecuado, la enfermedad es progresiva y puede derivar en una discapacidad irreversible y/o muerte prematura. Se trata de una enfermedad neurológica y necesita ser tratada por profesionales. Los pacientes adictos son enfermos recuperables y tras un tratamiento adecuado pueden rehabilitarse y llevar una vida funcional.
 

¿Cuáles son las causas más comunes?

Para que una persona llegue a tener una enfermedad de adicción tiene que producirse una vulnerabilidad genética y un ambiente estresante, que al entrar en contacto con sustancias o conductas adictivas hacen que se desarrolle este trastorno. Además de que el paciente no pueda dominar la ingesta de la sustancia, sino que sea el empuje al consumo de la sustancia la que ya domine totalmente la vida del sujeto, sin que este pueda evitar consumir (aunque también puede darse la situación de que no quiera consumir).


Es decir, la enfermedad no se desarrolla sobre un vacío, sino que existe una base especial sobre la que se asienta: hay vulnerabilidades psicológicas, predisposición genética y mecanismos cerebrales alterados. Sin embargo, una persona sin ninguna vulnerabilidad aparente puede desarrollar la enfermedad si está expuesta a estrés, factores ambientales y consumo crónico.
 

¿Cómo se diagnostica a un adicto?

El adicto/a es una persona que bebe, consume drogas y/o conductas patológicas. Debido a ello tiene problemas y, a pesar de dichos problemas, continúa con el consumo (tal y como hemos apuntado antes).

En muchas ocasiones, a pesar de todos los daños que manifiesta (problemas familiares, legales, laborales, sociales, graves daños físicos y emocionales), el paciente adicto no dispone ni de la iniciativa, ni de los recursos necesarios para salir de la situación en la que se encuentra. Además, las drogas no hacen más que empeorar.


El diagnóstico de la enfermedad de adicción, tanto a las drogas como a otras sustancias psicoactivas, lo realiza un médico o psicólogo de nuestro equipo, que sea especialista en drogodependencias. Tras una consulta en profundidad, este decide si el paciente está preparado para realizar el tratamiento.

 

¿Qué otras patologías van asociadas a las adicciones?

Comorbilidad: la enfermedad de adicción habitualmente se presenta junto a otras patologías psiquiátricas como trastornos afectivos, de la personalidad, etc.

Tipos de adicción:
1. Con sustancia: al alcohol, ketamina, medicamentos varios, la cocaína, heroína, cannabis, benzodiacepina.
2. Sin sustancias: al juego, al sexo, videojuegos, compras, nuevas tecnologías.

 

Etapas del tratamiento

El tratamiento se divide en 4 fases:


1. Desintoxicación: la desintoxicación no siempre es necesaria. La conveniencia o no de realizarla debe ser evaluada por un especialista en Psiquiatría en función de las dosis consumidas y del estado de salud del paciente. Puede hacerse de forma ambulatoria, en el domicilio de la persona y bajo supervisión de un familiar responsable y del médico que pauta la medicación. También puede realizarse mediante ingreso en una unidad hospitalaria o también en comunidades terapéuticas. En esta fase el tratamiento es farmacológico y, si es conveniente, además educativo (con la intervención de integradores sociales que irán dándole al paciente nuevas normas y hábitos para ayudarlo a recuperar una mínima normativa en su vida cotidiana, en sus primeros inicios.

2. Deshabituación: fase de reeducación, que puede ser de manera ambulatoria o residencial. La persona adquiere conciencia de su dependencia al alcohol u otras drogas, analiza la función que tenía el consumo en su vida y se prepara para mantener la abstinencia adquiriendo los conocimientos necesarios sobre la drogodependencia y las técnicas de entrenamiento adecuadas. Se identifican las situaciones, las conductas y los hábitos de alto riesgo de recaída y se sustituyen por otras que faciliten la abstinencia. Se entrena al paciente para la resolución de problemas, control de la impulsividad, manejo de la ansiedad y estrategias en la prevención de recaídas. Asimismo, se establecen las barreras y mecanismos de control necesarios para mantener la abstinencia: control del dinero, analíticas, interdictores del alcohol, etc.

3. Rehabilitación: modificación de los comportamientos que se han visto afectados durante el proceso de la drogodependencia, tanto a nivel individual como familiar y social. Se realiza la consolidación y puesta en práctica de las estrategias aprendidas en la fase de deshabituación. Se empiezan a reducir barreras con el fin de verificar que se mantiene la abstinencia.

4. Reinserción: se trata de la fase final del tratamiento donde se prepara a la persona para que se reintegre como miembro activo y participativo en todos los ámbitos de la vida comunitaria: social, laboral, familiar, etc. Se comprueba que las estrategias están consolidadas y que el riesgo de recaída es bajo.
Se aconseja que este tratamiento se realice mediante la intervención terapéutica de un equipo multiprofesional (psiquiatras, educadores, psicólogos, enfermeros) integrado en un mismo marco teórico que guíe la dirección de la cura.
 

¿Cuándo se produce una recaída?

Las recaídas son una realidad y la mejor forma de prevenirlas es aceptando el riesgo y estando al tanto del síndrome de la recaída.

Una recaída es el regreso a los patrones de comportamiento y pensamientos típicos de la adicción activa, que ya se habían superado (abstinencia) y que conllevan a volver al consumo de la sustancia, volviendo al estado anterior a la recuperación. Las recaídas pueden ser parte del proceso de recuperación, por lo que no necesariamente suponen un fracaso en el tratamiento, sino un aprendizaje, para que la persona sea consciente de que hay algo que no está haciendo bien. El abandonar una adicción conlleva cambiar comportamientos profundamente arraigados por lo que en muchas ocasiones resulta fácil volver a ellos.
 

Generalmente, el proceso de recaída está formado por decisiones de riesgo que el individuo toma y que, conectadas entre ellas, constituyen la vía de recaída.
Estas decisiones llamadas “de riesgo relativo” pueden parecer poco importantes, pero su
efecto es acumulativo y van llevando al paciente hacia un punto imposible de resistir, donde el consumo de drogas será ineludible, ya que los márgenes de susceptibilidad se han sobrepasado.
Cabe destacar que existe una línea imaginaria, conocida como “línea de no retorno”, a partir de la cual no es posible detener la conducta de búsqueda de sustancias y, por tanto, su uso es inminente. Sin embargo, la zona de transición entre la línea de no retorno y el uso la recaída es principalmente conductual, sin que se haya dado todavía el uso.
 

¿Qué síntomas se deben considerar ante pacientes con adicciones?

Entre los síntomas de recaída en adicciones destacan:


– Volver al pensamiento obsesivo en relación al uso de sustancias.
– Insomnio e intranquilidad, también pensamientos asociados a la imagen física y
el dinero.
– Aislamiento o pérdida de contacto con otras personas.
– Aumento de la irritabilidad y/o rencor, sobre todo con familiares y amigos.
– Sentimientos de depresión y ansiedad flotantes que no se asocian
obligatoriamente con ningún acontecimiento externo.
– Conducta desafiante respecto al plan de recuperación, que se evidencia en el
hecho de que la persona vuelve a lugares de riesgo, contacta con personas
relacionadas con el consumo.
– Descuidar el plan de recuperación faltando a reuniones, a las
visitas con el terapeuta, incumpliendo el plan de rutina diaria, etc.
– Discusiones habituales en el hogar y con la familia.
– Actitud defensiva cuando se habla de su tratamiento y recuperación.


La paradoja más evidente en la recaída es que mientras más agudizados están los
síntomas señalados anteriormente, menor es la capacidad de la persona para aceptar las críticas/comentarios/sugerencias de las personas de su alrededor.
En este sentido, los estudios científicos sobre adicciones afirman que el estrés, los elementos asociados a la experiencia con drogas y la exposición a las mismas son los desencadenantes más frecuentes de una recaída. No obstante, todavía se están desarrollando medicamentos para interferir con estos disparadores con el objetivo de ayudar a los pacientes a mantener la recuperación.
 

¿Cuándo se ha superado ya la adicción?

La eficacia del tratamiento tiene una relación directa con el tiempo durante el cual el paciente lo continúe. La duración puede ser variable ya que depende de cada paciente, si bien es cierto que influyen el tipo de problemas de dependencia y su gravedad.

Para poder hablar con propiedad de la recuperación de un adicto se debe tener claro desde el principio que los enfermos de adicción necesitan un tratamiento a largo plazo, entre dos y cinco años, para conseguir una recuperación plena mediante la abstinencia sostenida. También, es importante desmontar una falsa creencia: la de que una abstinencia prolongada sin más factores en juego, llegue a proporcionar la recuperación. Se trata, por el contrario, de un tratamiento complejo que incluye: terapias diarias de grupo e individuales periódicas; cambios de los hábitos, con un régimen de rutinas estricto desde el inicio, y que luego se va personalizando según el paciente; deporte y vida sana, etc.

Por ello, la recuperación de un adicto no se valora tanto en términos de tiempo, sino en términos de proceso. Con el tratamiento y la progresiva adquisición de un estilo de vida funcional y sano (que se consigue con el tiempo) el paciente podrá dejar de depender de la sustancia y sustituirla por la vida.

*Перевод с переводчиком Google. Мы приносим извинения за любые несовершенства

Por Dr. Josep Maria Fàbregas Pedrell
психиатрия

Доктор Фабрегас Педрелл является лидером в лечении зависимостей. Среди его обширного обучения, специалиста по психиатрии, он обучался в медицинском центре Салус, где он получил стипендию для работы в больнице Мармоттан в Париже (Франция) в качестве сотрудника доктора Клода Оливейнштейна, он также обучался в Соединенных Штатах, куда он вернулся в Испанию, чтобы применить свои знания в новых методах лечения зависимости, создав Центр исследований и лечения зависимостей, являясь с самого начала национальным и международным ориентиром в подходе к этим патологиям. С самого начала центр был на переднем крае самых инновационных методов для решения этих патологий, включая последние достижения в лечении этих патологий. Прекращенная в течение последних 35 лет, CITA развивалась в соответствии с потребностями и требованиями этой области.

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