¿Qué es la inseminación artificial?
La inseminación artificial es una técnica de Reproducción Asistida. Un método de inseminación en el que el esperma se deposita en la vagina de la mujer a través de medios mecánicos que sustituyen al coito. Esta se realiza en un los momentos previos a la ovulación. La inseminación artificial puede ser conyugal o del donante. En el primero de los casos el semen pertenece a la pareja de la mujer que quiere quedarse embarazada y en el segundo de los casos proviene de un banco de semen.
¿Por qué se realiza?
Se realiza con el objetivo de acortar el recorrido que hace el esperma hasta las trompas de Falopio y, por lo tanto, existen así más probabilidades de que haya más espermatozoides que se aproximen al óvulo. El objetivo es aumentar las posibilidades de embarazo en parejas que presentan dificultades para concebir un hijo. Otras razones para utilizar la Inseminación artificial ante la infertilidad son las siguientes:
- Edad avanzada de la mujer.
- Daño o obstrucción en las Trompas de Falopio, causado por una enfermedad inflamatoria pélvica o cirugía reproductiva previa.
- Endometriosis.
- Factor de esterilidad masculino, incluyendo la disminución del conteo de espermetozoides y obstrucción.
- Esterelidad inexplicable.
¿En qué consiste?
La técnica consiste en recolectar una muestra de semen que es tratado en el laboratorio para concentrar los espermatozoides que se separan del resto de componentes (plasma seminal y otras células). El médico inserta un espéculo en la vagina para ver el cuello uterino e inyecta el semen en el útero. Generalmente, es un procedimiento poco doloroso y suele ir acompañado de técnicas de estimulación ovárica y de un control de ovulación para conocer cuál es el mejor momento para hacer la inseminación. Si el primer intento no finaliza en embarazo, puede volver a hacerse de nuevo cada mes de manera continuada, ya que no es necesario descansar entre ciclo y ciclo.
Preparación para la inseminación artificial
El día que se efectúa la inseminación la mujer ha de acudir a la clínica 30 minutos antes de la hora concertada, cuando la muestra de semen está congelada (ya sea semen de la pareja o de donante). Si la muestra de semen ha de ser fresco, se debe acudir con la pareja dos horas antes de la cita. Antes de realizar la inseminación se llevarán a cabo diferentes pruebas y análisis para corroborar si se puede llevar a cabo. Para comenzar se realiza una prueba para detectar hepatitis C, sida, rubeola, sífilis o toxoplasmosis. Así se podrán evitar futuros contagios a la pareja o al futuro bebé. Por otro lado, es necesario verificar la permeabilidad tubárica de la mujer para analizar el estado de salud de sus trompas de Falopio. Por otro lado, al hombre se le podrá realizar un análisis para determinar el Recuento de Espermatozoides Móviles (REM), esta cifra debe superar los 3 millones.
Por último la edad es otro factor diferencial, ya que las mujeres que superan los 36 años tienen menos probabilidades de fecundar respecto las más jóvenes.
Cuidados tras la intervención
Una vez realizada la inseminación, se han de realizar controles para comprobar si ha tenido éxito. Si es así, el embarazo transcurre igual que un embarazo sin tratamiento previo. Sin embargo pueden surgir una serie de problemas una vez que la mujer ha superado el proceso de inseminación. Debido a la estimulación ovárica se puede producir un síndrome de hiperestimulación ovárica, aunque no se trata de un problema frecuente debido a las continuas revisiones que se realizan durante los ciclos ováricos. Fruto de esta estimulación existe una mayor probabilidad de que se produzca un embarazo múltiple, un riesgo que las clínicas intentan minimizar puesto que pueden aparecer más problemas respecto a un embarazo normal.