¿Qué es y cómo se trata el queratocono?

Escrito por:

Dr. Jesús Daniel Martínez Rodríguez

Oftalmólogo

Publicado el: 14/12/2016
Editado por: Ester Izquierdo Romagosa


El queratocono es una enfermedad ocular que afecta a la córnea, la primera y más importante “lente del ojo”. En el transcurso natural de esta enfermedad, la córnea se deforma progresivamente provocando defectos visuales tales como miopía o astigmatismos irregulares que no son corregibles con gafas o lentes de contacto y que conllevan un importante descenso de la agudeza visual, pudiendo llegar en sus fases más avanzadas a un deterioro de la visión muy severo.

 

Suele aparecer entre la primera y la segunda década de la vida, es muy variable la velocidad y el grado en el que evoluciona en cada paciente y su frecuencia que, debido a la indudable mejora de los métodos de diagnóstico, antiguamente se creía muy baja y actualmente podemos encontrar evidencias clínicas que hablan de hasta un 6% de la población general. Puede afectar a un solo ojo, aunque lo más habitual es que afecte a ambos de manera asimétrica, tanto en su evolución como en el grado de afectación.

 

El queratocono es una enfermedad ocular que afecta a la córnea.

 

 

Causas del queratocono

La causa que lo provoca sigue siendo desconocida, si bien se piensa que existe un factor genético. Además, es más frecuente en personas que suelen frotarse los ojos y con enfermedades del colágeno o Síndrome de Down.

 

Diagnóstico del queratocono

Para controlar y tratar la enfermedad, en las consultas de Oftalmología se utilizan unos instrumentos de medida llamados topógrafos que, para que sean precisos, es necesario que examinen tanto la cara anterior de la córnea como la posterior, que es donde aparecen los primeros signos de queratocono. También se emplean otros aparatos que puedan medir la biomecánica corneal o las capacidades de la córnea necesarias para resistir presiones externas (párpados, traumatismos, frotes, etc.) e internas (presión intraocular).

 

Tratamiento del queratocono

El tratamiento debe ser integral, adaptándose a cada caso, y debe actuar en dos aspectos fundamentales: frenar la progresión de la enfermedad en los casos que se demuestre que no es estable y, en los casos en los que no progrese, mejorar la agudeza visual del paciente.

 

En los casos leves de queratocono y sin progresión evidente, se puede conseguir una buena visión corrigiéndola con gafas o lentes de contacto especiales. De éstas últimas, las más recomendables para tratar el queratocono son las lentes de contacto rígidas de apoyo escleral (ICD) y lentes hibridas (Clearcone).

 

En casos más avanzados o en progresión, puede ser necesario recurrir a tratamientos quirúrgicos, que se pueden realizar mediante varias técnicas:

Cross-Linking Corneal: se recomienda siempre que se sospeche o se demuestre progresión en la enfermedad, aunque no se debe demorar en exceso, ya que en fases muy avanzadas que presenten un gran adelgazamiento de la córnea no estaría indicado. Consiste en someter a la córnea a una radiación ultravioleta después de la aplicación de Riboflavina (Vit B2) con el fin de fortalecer y estabilizar su estructura interna. Es un tratamiento eficaz y detiene su avance en un porcentaje alto de pacientes tratados. Implante de Anillos Intracorneales: para tratar el astigmatismo irregular, se pueden implantar unos anillos en el espesor de la córnea periférica, que modifican de forma personalizada la curvatura corneal. Los anillos o segmentos intraestromales se vienen usando con este fin desde hace años con buenos resultados, siendo actualmente mucho más eficaces gracias al láser Femtosegundo, que diseña con absoluta precisión y seguridad tanto la profundidad como la posición del túnel intraestromal donde van a ser implantados. Trasplante de córnea: se debe realizar en los queratoconos que hayan llegado a estadios más avanzados y exista un adelgazamiento e irregularidad corneal severa, que contraindique otras técnicas más conservadoras. Puede realizarse reemplazando selectivamente las capas afectadas y conservando el tejido sano (trasplante lamelar), lo que reduce el riesgo de rechazo y altera menos la estructura corneal normal, o sustituyendo la córnea en su espesor completo cuando la alteración de la cornea sea tan severa que impida el anterior (trasplante penetrante).
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