Ondas de choque: cómo funcionan y cuándo deben aplicarse

Escrito por:

Dr. Antoni Morral Fernández

Fisioterapeuta

Publicado el: 12/09/2018
Editado por: Patricia Pujante Crespo


Las ondas de choque empezaron a utilizarse en 1980 para tratar cálculos en vías urinarias (“piedras” en el riñón y en los uréteres). En las radiografías de seguimiento de los pacientes, los urólogos observaron que, si el cálculo estaba ubicado en el uréter, se producía un aumento de la densidad del hueso de la pelvis. Las ondas de choque destruían los cálculos y, a la vez, fomentaban la regeneración ósea en las áreas cercanas a la zona de tratamiento.

Este efecto atrajo rápidamente la atención de cirujanos ortopédicos y traumatólogos. A principios de los años 90 se tratan los primeros pacientes afectados de retrasos de consolidación ósea y tendinopatías crónicas.

Una onda de choque es un pulso acústico que genera una gran compresión y descompresión de los tejidos en un tiempo muy corto. Dichas ondas de choque producen una estimulación mecánica de las células, que reconocen y responden a la estimulación produciendo diferentes respuestas biológicas. A nivel general los beneficios de las ondas de choque son tres:

Regeneración de los tejidos Formación de nuevos vasos sanguíneos Gran efecto analgésico

Se trata de un proceso de conversión de los estímulos mecánicos en respuestas bioquímicas. Por ejemplo, si estimulamos las células de un tendón mediante ondas de choque aumentará la síntesis de colágeno. El colágeno es una proteína imprescindible para recuperar las funciones biomecánicas de los tendones lesionados.

Las ondas de choque son útiles para tratar muchas lesiones ligamentosas y tendinosas

¿En qué tipo de lesiones pueden aplicarse?

Los estudios científicos han demostrado que las ondas de choque son eficaces para tratar las siguientes patologías:

Tendinitis calcificadas de hombro Fascitis plantar con o sin espolón calcáceo Epicondilitis o “codo de tenista” Bursitis trocantérea o trocanteritis Tendinitis rotuliana Tendinitis de Aquiles

 

¿Por qué se elegirán las ondas de choque y no otro tratamiento?

Las tendinopatías crónicas son un gran reto para cualquier médico o especialista en Fisioterapia. Afectan a un gran número de pacientes en el ámbito laboral y deportivo. Los tratamientos disponibles incluyen farmacología, fisioterapia, infiltraciones, plasma rico en plaquetas, cirugía… No existe un consenso científico que indique el mejor tratamiento para resolver una tendinopatía crónica. No obstante, cualquier tratamiento debe incluir un buen diagnóstico, la detección y prevención de los factores de riesgo y un programa de ejercicios globales que permitan controlar las fuerzas que actúan sobre el tendón. Por otro lado, las ondas de choque pueden complementar un programa de rehabilitación global, aportando una ayuda a la regeneración del tendón sin fármacos, ni infiltraciones y con mínimos efectos secundarios.

 

¿Todos los pacientes pueden someterse a este tratamiento?

Las Sociedades Científicas de ondas de choque: Internacional Society for Medical Shockwave Treatment (ISMST) y la Sociedad Española de Tratamientos con Ondas de Choque (SETOC) recomiendan la terapia con ondas de choque para el tratamiento de las tendinopatías crónicas (tendinitis de más de 3 meses de evolución). Existen algunas contraindicaciones como, por ejemplo, pacientes con alteraciones de la coagulación sanguínea y pacientes durante el embarazo.

 

¿Cuántas sesiones serán necesarias y cómo son los resultados?

Los protocolos de tratamiento constan de 3 a 5 sesiones. El intervalo entre sesiones es de 1-2 semanas. Aunque los resultados positivos pueden experimentarse tras la primera sesión, la valoración de la efectividad de las ondas de choque se realiza aproximadamente a los 2 meses de finalizar el tratamiento. La terapia incluye un programa de ejercicios que el paciente debe realizar en su domicilio y un control de los factores de riesgo. El porcentaje de éxito de las ondas de choque en el tratamiento de las tendinopatías crónicas es alrededor del 80%.

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