La importancia de aprender a dominar la mente

Escrito por:

Encarna Espunya Ripoll

Fisioterapeuta

Publicado el: 17/06/2019
Editado por: Albert González


 

La mente y el tratamiento para el cáncer

 

Esta es la historia de una mujer, a la que llamaremos Nagore para preservar su intimidad. Hace 2 años, a Nagore le fue diagnosticado un cáncer de mama, lo que como es lógico y natural, le llenó de miedos y angustias.

 

A pesar de eso, Nagore era una persona muy deportista y adoraba el running. Lo practicaba de modo semiprofesional y había logrado terminar múltiples pruebas de corta y larga distancia. Cuando se disponía a comenzar el segundo ciclo de quimioterapia, se le disparó un fuerte dolor en la zona dorsal de la espalda.

 

La gran dificultad de la vida con cáncer

 

Entonces, tuvo miedo, mucho miedo. Pensó que podía tratarse de una metástasis que se le habría extendido del pecho a la espalda. Acudió a múltiples oncólogos especialistas, e incluso a su mutua deportiva, pero en ningún lado supieron decirle de dónde provenía ese dolor.

 

Con el tiempo, el cáncer remitió, pero el dolor dorsal no desapareció. Su calidad de vida era pésima y además, no podía salir a hacer aquello que tanto anhelaba: correr. Lejos de renunciar completamente a la actividad deportiva, se probó en otros ejercicios más adecuados para su situación como el yoga o la natación. Lamentablemente, eso provocó que el dolor fuese en aumento, hasta tal punto que le dolía al caminar y ni los calmantes conseguían aliviarle. Únicamente el descanso la reconfortaba.

 

En ocasiones, es complicado erradicar un dolor que no sabemos de donde proviene.

 

 

El dolor físico y el dolor mental

 

Los resultados de las pruebas realizadas descartaban que se tratase de una dolencia física. Sin embargo, no recibió ningún tratamiento o indicación para poder sofocar el dolor. La aflicción de Nagore era lo que se conoce como dolor o miedo preventivo. Esta patología del sistema nervioso neurovegetativo se da cuando el sistema nervioso simpático proporciona una respuesta adulterada por la mente y sus emociones. Esta activación tendrá un efecto dañino en el cuerpo si este la interpreta como una amenaza.

 

Cuando Nagore ya no tenía esperanza, fue a parar a las manos de Encarna Espunya Ripoll, especialista en la Fisioterapia del Dolor. Espunya tuvo claro desde el primer momento cómo debía actuar. Siendo Nagore una persona activa acostumbrada al esfuerzo extremo, que termina en dolor físico, lo tuvo claro.

 

El dolor asociado al deporte se canaliza mejor porque se le relaciona con un reto, no con una amenaza. De modo que, la activación simpática no sería lo misma si su mente detectaba el dolor como una amenaza, que si lo hacía como un reto, ya que tendría un efecto dañino o aliviador, respectivamente.

 

Una vez Nagore entrenó la mente, pudo dejar de lado el dolor y volver a calzarse las zapatillas de correr. Este caso refleja la importancia de la mente en el tratamiento del dolor, y lo importante que es asistir a un profesional en materia como Encarna Espunya para encontrar la solución más adecuada.

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