La enfermedad celiaca se ha convertido en la “estrella” de las enfermedades

Escrito por:

Dr. Carlos Miguel De Sola Earle

Aparato digestivo

Publicado el: 27/05/2019
Editado por: Patricia Fernández Ramos


Lo primero que he de hacer es pedir disculpas a los pacientes celiacos que vi hace tiempo, porque en este momento mi visión del problema es diferente; y me apresuro a disculparme también con los que ahora atiendo, porque en breve tendré un discurso bien distinto. La celiaquía se ha convertido en la “estrella” de las enfermedades inflamatorias, no solo digestivas, y nos está poniendo a prueba a los médicos.
 

Algunas ideas clásicas que se han venido estableciendo sobre esta famosa enfermedad y sobre la que todos opinan no son realmente tan taxativas a mi modo de ver en la actualidad. Dicen que la enfermedad celiaca no es una alergia a un componente de los cereales, sino un proceso inflamatorio de base inmunológica más complejo y en eso estoy de acuerdo; sin embargo, hay muchos pacientes celiacos que desarrollan alergias a otros alimentos, incluido los cereales con gluten, por la propia alteración de la permeabilidad intestinal existente en estos pacientes. Digamos que hay celiacos que además son alérgicos al gluten. Al controlar la celiaquía estas alergias se recuperan en la mayoría de las ocasiones y otras veces no, de forma que el paciente ya tratado, al tomar gluten desarrolla cuadros similares a una reacción alérgica con dolor abdominal y erupción en la piel.
 

La celiaquía es una enfermedad inflamatoria de base
inmunológica más compleja que un proceso alérgico
 

 

¿Cuál es la diferencia entre celiaquía y una intolerancia?

Estamos de acuerdo que la enfermedad celiaca constituye una enfermedad específica en sí misma pero con múltiples variantes, además es mucho más compleja que una intolerancia. Digamos que ser celiaco requiere de varias circunstancias coincidentes, una de ellas es reconocer el gluten como un elemento extraño con capacidad para generar inflamación, pero hay otros factores, como son el no tener capacidad para digerir o eliminar adecuadamente el gluten de la dieta, disponer de una capacidad inmunológica capaz de generar una reacción inflamatoria alta cuando los linfocitos contactan con esta proteína o disfrutar de una buena capacidad depurativa o antiinflamatoria que compense esta situación.
 

De lo anterior se deduce que otro de los paradigmas admitidos, a saber: en la celiaquía no hay grados, no es exactamente así. En lo que no hay término medio es en el riesgo de ser o no celiaco. Este riesgo es una pura coincidencia que solo podremos aseverar mediante una secuenciación de nuestro ADN, porque incluso los estudios genéticos disponibles dejan escapar, estimo, hasta un 10 % de casos sin diagnosticar. Sí que existen grados, los hay en cuanto a la intensidad inflamatoria del problema y a la localización del mismo, pero esto solo pueden verlo profesionales muy especializados.
 

¿La celiaquía tiene cura?

El sentir general indica que nadie se cura de la celiaquía, que una vez aparece es para siempre, pero aunque el riesgo de enfermar sea genético, corregir otros factores hace que la inflamación se puede controlar. Por tanto, si ante un diagnóstico de enfermedad mediada por gluten, la idea de que ha de eliminarse para siempre y de que nadie ha de saltarse la dieta por riesgo a tener síntomas o desarrollar complicaciones, ha de ponerse en entredicho y analizar otras variantes de tratamiento que permitan disfrutar de estos productos.

A medida que los especialistas en Aparato Digestivo disponemos de herramientas que permiten ver la evolución de la enfermedad, vamos aprendiendo a manejar el problema y este axioma no es definitivo.
 

La Medicina avanza para que los celíacos puedan adaptar su dieta
cada vez mejor y no tener que eliminar por completo la ingesta de gluten
 


Otra idea aceptada es que el celiaco una vez que deja el gluten no tiene porqué adelgazar, que al curarse el intestino lo normal es que recupere peso. Como casi todo en Medicina, el concepto es relativo, y podría decirse todo lo contrario. Hay celiacos que adelgazan porque tenían el vientre inflamado y repleto de contenido intestinal dado el enlentecimiento del tránsito digestivo que suelen padecer. Al mejorar, el volumen del vientre, el peso se reduce. También pierde peso algunos pacientes porque el gluten le afectaba a alguna función hormonal y generaba cambios metabólicos.
 

Con el tiempo tenemos cada vez más claro, que el gluten es solo parte del puzle que explica el enfermar.

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