Implantes dentales: la solución para pacientes con falta de hueso

Escrito por:

Dr. Fernando Iglesias Martín

Cirujano maxilofacial

Publicado el: 30/05/2023
Editado por: Leo Santos


Los implantes dentales son una solución eficaz y duradera para reemplazar los dientes perdidos o dañados.

 

Sin embargo, su colocación requiere de un volumen y una calidad adecuados del hueso maxilar, que pueden verse comprometidos por diversos factores como la pérdida de dientes, la enfermedad periodontal, el envejecimiento o el uso de prótesis removibles.

 

En estos casos, los pacientes con atrofia ósea pueden optar por diferentes técnicas que permiten la colocación de implantes dentales sin hueso o con poco hueso, como el injerto óseo, la elevación del seno maxilar, los implantes corticales o los implantes cigomáticos.


 

¿Cuáles son las consecuencias de la falta de hueso?

Para que los implantes dentales sean exitosos y duraderos, es necesario que se produzca una adecuada osteointegración, es decir, una unión directa y estable entre el hueso y el implante.

 

Para ello, se requiere que el paciente tenga un volumen y una calidad suficientes del hueso maxilar en la zona donde se va a colocar el implante.

 

La falta o la disminución del hueso maxilar dificulta o impide la colocación de implantes dentales convencionales, que tienen una longitud estándar de entre 8 y 15 mm y un diámetro de entre 3 y 5 mm.


 

Para que los implantes dentales sean exitosos y duraderos,
es necesario que se produzca una adecuada osteointegración.

 

Alternativas para pacientes con atrofia ósea

Este tipo de pacientes deben recurrir a otras técnicas que permitan la colocación de implantes dentales sin hueso o con poco hueso. Estas técnicas son:

 

Injerto óseo:

Consiste en añadir material óseo al hueso existente para aumentar su volumen y su calidad. El material óseo puede ser autólogo (del propio paciente), alogénico (de otro individuo), xenogénico (de otra especie) o sintético (de origen artificial).

 

El injerto óseo puede realizarse en el mismo acto quirúrgico que la colocación del implante (injerto simultáneo) o en un momento previo (injerto diferido).

 

Elevación del seno maxilar:

Se trata de un tipo específico de injerto óseo que se realiza cuando hay poco hueso en el sector posterior del maxilar superior debido a la presencia del seno maxilar.

 

La técnica consiste en levantar la membrana que recubre el seno maxilar y rellenar el espacio creado con material óseo. De este modo, se consigue aumentar la altura del hueso disponible para colocar los implantes.

 

Implantes corticales:

Son implantes dentales más cortos que los convencionales (entre 4 y 8 mm) pero con un mayor diámetro (entre 5 y 7 mm). Se utilizan cuando hay poco hueso en sentido vertical pero suficiente en sentido horizontal. Se insertan en el hueso cortical, que es la capa más externa y resistente del hueso maxilar.

 

Implantes cigomáticos:

Se trata de implantes dentales más largos que los convencionales (entre 30 y 50 mm) que se anclan al hueso cigomático o malar, que forma parte del pómulo.

 

Se utilizan cuando hay muy poco o nada de hueso en el maxilar superior y no es posible realizar un injerto óseo o una elevación del seno maxilar.

 

Permiten rehabilitar toda la arcada superior con una prótesis fija soportada por cuatro implantes cigomáticos.

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