Adiós a la grasa acumulada: cirugía de la abdominoplastia

Escrito por:

Dr. Andrés Merlo Morales

Cirujano plástico

Publicado el: 20/05/2022
Editado por: Cristina Mateo


Una abdominoplastia o plastia abdominal es una técnica quirúrgica consistente en remodelar la pared abdominal cuando existe exceso de piel (habitualmente con estrías y de mala calidad), laxitud de tejidos o distensión y separación de los músculos anteriores (diástasis de rectos abdominales) que la conforman. Estas anormalidades ocurren principalmente en mujeres tras el embarazo y, en general, en cualquier persona obesa que experimenta una gran pérdida de peso.

 

La finalidad de esta cirugía es fortalecer la pared anterior del abdomen, reduciendo el riesgo de hernias de la línea media, además de mejorar su funcionalidad y su aspecto estético, dando esbeltez y juventud a esta parte de nuestra anatomía.

 

Abdomen: diana de acumulación de grasa

 

La abdominoplastia completa es aquella técnica en la que se actúa tanto a nivel de planos musculares como a nivel de piel, requiere una incisión suprapúbica horizontal amplia, un despegamiento de toda la piel anterior del abdomen, una desinserción del ombligo, una sutura reparadora de los planos musculares (plicatura de rectos), un estiramiento y eliminación de la piel abdominal sobrante (dermolipectomía) y un cierre quirúrgico por planos con la recolocación del ombligo (transposición umbilical).

 

La finalidad de la cirugía es reforzar la pared anterior del abdomen.

 

A veces puede ir asociada a una liposucción de flancos y/o de cara anterior de abdomen para adelgazar estas zonas y darle forma a la silueta. Existe otra variedad menor de abdominoplastia, indicada en pequeñas redundancias o exceso leve de piel a nivel abdominal, sin alteración de los planos musculares y sin grave deformación del abdomen. En este caso, la simple eliminación de piel consigue restituir la normalidad anatómica en esta zona.

 

El exceso de peso determina una acumulación de grasa en zonas concretas del cuerpo, una de ellas es el abdomen, quizá la más notoria, porque junto a la grasa externa acumulada en la piel, se produce un aumento de la grasa visceral intraabdominal, que determina un abombamiento del vientre y hace resaltar más esta zona de nuestro cuerpo.

 

¿Cualquier paciente es apto para la intervención?

 

Hay que evaluar muy detenidamente cada caso y los diferentes aspectos que nos orientan sobre la conveniencia o no de esta técnica. Se debe hacer una exploración del plano muscular para ver si existe daño a este nivel, y se debe evaluar muy meticulosamente el grado de redundancia o exceso de piel para poder predecir si se puede extirpar dicha piel sin producir un compromiso en el cierre del abdomen, que es el principal contratiempo en esta cirugía.

 

Hay que tener en cuenta también la presencia de cicatrices abdominales previas, fundamentalmente tras otras cirugías (por ejemplo, de vesícula), que nos obligan a ser muy cautos por la limitación adicional que suponen en la elasticidad de la piel y su posterior cierre quirúrgico. Y un aspecto muy importante a tener en cuenta es si el/la paciente fuma, dado que esta cirugía siempre produce tensión en los bordes quirúrgicos y en los pacientes fumadores esto puede determinar compromiso vascular y problemas cutáneos importantes posoperatorios. Una vez evaluados todos estos aspectos, se puede hacer la indicación en cualquier paciente que reúna los criterios quirúrgicos.

 

Los riesgos son mínimos, por eso hay que ser cautos durante la intervención

 

Los riesgos de una abdominoplastia son los propios de cualquier cirugía, es decir, los riesgos anestésicos, derivados en este caso de la anestesia general que se requiere y los riesgos propiamente quirúrgicos, comunes a toda cirugía (infección, hemorragia, etc.).

 

Los riesgos propios y específicos de esta intervención son comúnmente los derivados de un cierre a tensión de la piel, provocado por un mal cálculo previo en la planificación de la cirugía. Esto determina dehiscencias (separación de los bordes), o incluso necrosis parcial de los mismos (más frecuente en fumadores) que determinan cicatrices groseras y antiestéticas e incluso deformación y asimetrías en la piel del abdomen. A veces pueden producirse hematomas y también colecciones líquidas de grasa, sobre todo si se ha realizado también liposucción abdominal, que se van eliminando lentamente a través de la cicatriz. La calidad de la cicatriz también puede no ser óptima sobre todo si han concurrido las circunstancias anteriores.

 

En general, es muy importante una historia clínica detallada y una exploración física cuidadosa para tener en cuenta todos los factores en el diseño y ejecución de esta cirugía.

 

¿Y ahora qué?

 

Tras la cirugía el paciente debe dormir en posición de descarga con el cabecero incorporado durante unos días hasta que gradualmente pueda adquirir la posición de descanso horizontal. Debe guardar reposo relativo y moverse progresivamente hasta realizar una actividad normal sin esfuerzos. También debe llevar una faja ortopédica de modo permanente durante varias semanas, la cual le produce seguridad y confort, sobre todo al principio. El deporte no es aconsejable iniciarlo antes del primer mes tras la cirugía y siempre de manera muy suave para que no aparezcan molestias ni pueda influir en el proceso de cicatrización.

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