350 millones de personas en el mundo padecen Diabetes

Escrito por:

Dr. Alberto García Valdés

Endocrinólogo

Publicado el: 06/10/2016
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Según estimaciones fiables, en el mundo hay 350 millones de personas con Diabetes, el 90% de las cuales corresponden a Diabetes tipo 2.

 

El mayor crecimiento se ha producido en los países en desarrollo, aproximándose China a 90 millones de casos e India a 65 millones. También en Oriente Medio, donde Qatar tiene la mayor tasa de prevalencia del mundo, llegando al 23% de la población masculina.

 

Causas de la Diabetes

El mecanismo es similar en todos los países. Cuando un país aumenta su nivel de vida consume más azúcar y grasas, a la vez que disminuye su actividad física. Todo ello incrementa, rápidamente, el número de diabéticos.

 

En Europa destaca el caso de España, donde hay algo más de 3 millones de diabéticos, población similar a la de Alemania o Francia, países con un 30% más de habitantes.

 

La diabetes es un estado patológico conocido desde hace siglos. Sin embargo, en la actualidad el conocimiento de sus causas, evolución y tratamiento es incompleto.

 

La explicación determinista sobre las causas genéticas como origen de la enfermedad excluyó durante bastante tiempo a los aspectos sociales, antropológicos y de estilo de vida. Ahora se acepta sin discusión que los factores genéticos son necesarios, pero no suficientes para desarrollar diabetes.

En España hay más de 3 millones de diabéticos.

 

Factores de riesgo de la Diabetes

Los factores de riesgo de la Diabetes pueden resumirse en no modificables y modificables:

No modificables: raza e historia familiar. Tener un padre o madre diabético supone un 40% de posibilidades de desarrollar la enfermedad y si los dos lo son, el riesgo aumenta al 70%. Hasta ahora se han identificado unos 30 genes entre millones de potenciales cambios genéticos asociados a la Diabetes tipo 2 y la mayor parte con disfunción de las células β pancreáticas. También existen grupos étnicos con mayor riesgo de desarrollar DM2, como en razas indígenas de Norteamérica, islas del Pacifico y Australia, llegando la prevalencia hasta un 30%, mientras que en África solo está en el 3%. Sin embargo, ante la influencia genética, el ambiente es decisivo y la conexión entre genes y ambiente está en la grasa abdominal. Modificables: la mayor parte de ellos se relacionan con el sobrepeso y la obesidad, que son los más importantes en la aparición y evolución de la DM2. La alta ingesta calórica, con predominio de azúcares y grasas saturadas, así como la disminución de grasas vegetales, es una dieta aterogénica que lleva directamente a la aparición del síndrome metabólico y de la Diabetes tipo 2.

Si a ello unimos el sedentarismo, consecuencia del ritmo de vida laboral en las ciudades y las situaciones de ansiedad y estrés características de nuestra cultura, ya tenemos la situación perfecta para que aparezca la Diabetes. Entre estos factores, y unidos a ellos, aparecen la hipertensión arterial y los trastornos del metabolismo de las grasas y las proteínas, las hipercolesterolemias, el aumento de triglicéridos y del ácido úrico.

 

La agrupación de todos estos cambios se denomina Síndrome Metabólico caracterizado por la obesidad central. Básicamente, el adipocito o célula grasa produce resistencia a la insulina, por la liberación de factores hormonales e inflamatorios, y el hígado se infiltra de grasa. La resistencia a la insulina hace aumentar su producción, hiperinsulinismo que va agotando la secreción de insulina y empeorando la situación metabólica.

 

Prevención de la Diabetes

Las respuestas son evidentes. Los factores de riesgo genético en DM2 son inalterables en la actualidad, pero los referentes al modo de vida tienen que ser modificados para mejorar la salud de las personas.

 

Entre los múltiples cambios a realizar, en el caso de la Diabetes tipo 2 no podremos controlar su aumento si no se cambian los hábitos dietéticos, el sobrepeso y la obesidad que, en forma de plaga silenciosa, afecta cada vez más a la población mundial.

 

Reducción de calorías, menos hidratos de carbono simples, de grasas saturadas y más vegetales, proteína de pescado, agua… Son referencias básicas que deben ser adaptadas a cada persona, buscando su peso más adecuado según sus características físicas y el grado recomendable de actividad física.

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