Emigrar a otro país y superar el duelo migratorio

Escrito por: Francisca Rodríguez
Publicado:
Editado por: Patricia Fernández Ramos

En muchos casos el hecho de cambiar de país implica efectos en nuestra salud mental o emocional más allá de una simple nostalgia. Y es que la migración es un proceso vital que suele desestabilizar a gran escala la vida de las personas que emigran a otro país o entorno, los emigrantes. Se trata de un proceso complejo de reorganización personal al cambiar todo el entorno: lejos de la familia y amigos, otro idioma, costumbres y nivel social, etc.

 

Es importante destacar que las razones que llevan a la emigración pueden ser voluntarias, como estudiar o trabajar en un proyecto motivador, pero también son muchas las personas que están viviendo en unas condiciones precarias o violentas y se ven forzadas a emigrar de su país de origen para aspirar a una vida digna. España es un claro ejemplo de estos dos tipos de migraciones, pues cada año llegan miles de personas de diferentes países del mundo y desde la crisis económica global de 2008 han emigrado millones de españoles a otros países movidos por conseguir unas mejores condiciones.

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Según el sociólogo experto Samí Naïr: “Emigrar es desaparecer para después renacer; inmigrar es renacer para no desaparecer”
 

Sea cual sea la razón de la emigración, la persona experimenta en mayor o menor medida un proceso pérdida de todo aquello que le era conocido y cotidiano. Este proceso se identifica en Psicología como duelo migratorio.

 

Así, el duelo migratorio pone a prueba los recursos psicológicos y la capacidad de adaptación de la persona. Las emociones que se movilizan durante el proceso a menudo son ambiguas y es fundamental llevar a cabo una buena identificación y gestión de estas para obtener éxito en el proceso.

 

Características del duelo migratorio

Para saber identificar el duelo migratorio, se debe conocer las características que presenta y lo diferencia de otros tipos de duelo:

  1. Duelo múltiple: se dejan atrás varias cosas cotidianas que aportan confort y estabilidad como la familia, los amigos, el idioma, las costumbres, el nivel social, los paisajes o la identidad étnica, entre otros.
  2. Duelo parcial: al contrario que en los duelos por fallecimiento, en el duelo migratorio la pérdida no es irreversible. Esto lo convierte en un proceso de emociones ambiguas y contradictorias: por un lado por la nostalgia y por el otro por las expectativas que idealizan la nueva situación.
  3. Duelo recurrente: es un tipo de duelo en que las sensaciones reaparecen muy a menudo con cada llamada de algún familiar, al ver fotografías de amigos o de la ciudad natal, al escuchar a alguien hablando en el idioma nativo, etc.

 

Causas del duelo migratorio

En la aventura que supone viajar a un país nuevo y diferente, aparecen algunas dimensiones típicas del proceso de adaptación que provocan estrés:

  • Soledad: la separación de la familia, los amigos y seres queridos conlleva a un sentimiento de soledad relacionado con los vínculos de apego que los seres humanos elaboramos desde que nacemos.
  • Sentimiento de fracaso y desesperanza: cuando las circunstancias no son como el viajante esperaba, no consigue sus objetivos y ve menguar las oportunidades para superar sus metas, sentirá una desesperanza y sensación de fracaso que desaparecerán cuando consiga adaptarse correctamente.
  • La lucha por la supervivencia: sentirse solo en la jungla del nuevo entorno también produce situaciones de estrés, como la responsabilidad de proveerse de alimentación, una vivienda y en general cubrir las necesidades básicas para la vida diaria. Esta situación se agrava especialmente cuando el idioma del nuevo país es desconocido, pues todas tareas cotidianas parecen convertirse en una lucha diaria.
  • El miedo a los peligros, la desorientación y la incertidumbre hasta que conoce y se adapta al nuevo entorno.
  • La falta de una red de apoyo social: en la mayoría de casos esta red de apoyo y comprensión, alguien con quien hablar, deberá labrarse desde cero, lo que se conoce como hacer nuevos amigos.
  • Temporalidad: también puede provocar estrés el no tener claro el tiempo de estadía, el cual puede depender de diversos factores como presupuesto, visados o el cumplimiento de las metas profesionales.

 

Síntomas psicológicos del duelo migratorio

Cada persona adopta tiene su forma de reaccionar y afrontar estas situaciones, así como sus propias capacidades de manejar el estrés y su manera de reconstruir sus pérdidas.

Según Achotegui (2002) el paciente con duelo migratorio puede presentar las reacciones psicológicas siguientes:

  • Negación: el migrante ve todo igual que en su país y no se le afecta el cambio.
  • Proyección: el migrante ve las diferencias y opina que su país de origen es mejor.
  • Idealización: tiende a idealizar en exceso su ciudad y país de origen como el mejor del mundo.
  • Animismo: las diferentes lenguas y cultura del país son vistos con atribuciones de rasgos humanos.
  • Formación reactiva: el migrante llega a rechazar su cultura de origen.
  • Racionalización: el migrante separa el aspecto afectivo del cognitivo para evitar el sufrimiento.
Vivir en otro país | Top Doctors
“Nada hay tan dulce como la patria y los padres propios, aunque uno tenga en tierra extraña y lejana la mansión más opulenta.” Homero
 

 

Consecuencias de no tratar el duelo migratorio

Si el duelo migratorio persiste en el tiempo puede derivar en un duelo patológico, así como sufrir depresión, estrés postraumático y diferentes trastornos de ansiedad.

 

En los casos que no se traten con la ayuda necesaria de un especialista en Psicología, se pueden producir cambios más perennes, pudiendo llegar a alterar la estructura de la personalidad del emigrante.

 

Es muy común que las personas que emigran busquen ayuda o apoyo de un psicólogo para sobrellevar las circunstancias que rodean el duelo migratorio.

 

Los psicólogos ayudarán al emigrante a favorecer la adaptación en su nuevo entorno y a que elabore e integre un trabajo emocional correspondiente a su nueva vida.

 

9 Consejos para vivir en otro país con una integración positiva

  1. Valorar la experiencia de cambio como una oportunidad o un reto para mejorar. Emigrar es salir de la zona de confort, lo cual va a aumentar la autoestima y satisfacción personal.
  2. No idealizar ni el país de origen ni el nuevo de acogida, ya que crearse falsas expectativas implica aumentar el sufrimiento por decepción.
  3. Normalizar la situación y aceptar las emociones es positivo: sentir nostalgia y tristeza es normal tras una despedida y nos permite reflexionar ante cambios vitales.
  4. Reevaluar la situación desde un punto de vista optimista y esperanzador. Se debe recordar que toda pérdida implica una ganancia y una despedida supone un nuevo encuentro.
  5. Fomentar y crear lazos personales es muy importante. Adquirir un nuevo entorno social estable ayuda a estar mejor y supone un apoyo ante baches emocionales, además de agilizar el proceso de adaptación.
  6. Respetar el país de acogida y su cultura es el punto clave. Como dice el refrán: “A donde fueres haz lo que vieres”. Aprender y disfrutar de las nuevas experiencias es la mejor forma de acercarse a lo nuevo y entenderlo.
  7. Evitar los prejuicios: cada comunidad actúa, piensa y siente de forma diferente, así que no poner etiquetas ni prejuzgar estimula un cambio positivo.
  8. Conocer y vivir varias culturas es una oportunidad de crecimiento y desarrollo personal, que ayuda a salir fortalecido de las dificultades.
  9. Ante cualquier obstáculo, preocupación o pregunta que pueda surgir, ya sea por emigrar a otro país, por ser inmigrante en España, por querer regresar al país de origen porque te sientes mal y no consigues superarlo, debes recordar que puedes consultar con un experto.
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“Un viaje de mil millas empieza con un paso.” Lao Tse
 

 

 Francisca Rodríguez

Por Francisca Rodríguez
Psicología

Especialista en Psicología Clínica, la Sra. Francisca Rodríguez es la Directora del Centro de Psicología Canvis. Posee un máster en Psicoterapia Relacional (CEPP). Ha ejercido como psicóloga clínica en la Sanidad Pública durante más de 30 años. Actualmente, ejerce docente en la Escuela Universitaria de Enfermería de la Universidad de Barcelona y es investigadora en el estudio IMOAP. Es miembro de diversas sociedades de psicoterapia. Es miembro del staff de los Seminarios Internacionales "Liderazgo, Innovación y Management (Innova)" en España, Francia y Cuba.


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