¿Qué diferencias existen entre la función materna y la paterna?

Se describe a continuación un aspecto crucial de la crianza: las funciones materna y paterna.

En primer lugar, precisemos que las funciones materna y paterna son eso: funciones o roles que deben estar presentes y que son necesarios para una crianza saludable. Se denominan materna y paterna porque, siendo funciones que, como todo lo humano se ejercen inevitablemente en un contexto cultural, hunden sus raíces en la biología y en una larga e innegable trayectoria filogenética, que presenta una clara diferenciación de la morfología femenina y masculina.

Por ende, la función materna la ejercen las mujeres de manera natural y prioritaria y la función paterna la ejercen los hombres de manera natural y prioritaria, donde el término natural alude al cimiento biológico de lo humano.

Por otra parte, prioritaria no significa exclusiva, pues las nuevas organizaciones familiares, homo y monoparentales, ponen claramente de manifiesto que pueden ser ejercidas de manera eficaz con independencia de la morfología.

Esto plantea una cuestión de gran interés científico, que es indagar el peso e influencia recíproca de, por un lado, la morfología, herencia filogenética y maduración ontogenética, y, por el otro el troquel cultural, en el desempeño de estas dos funciones igualmente necesarias para la crianza. Habrá que esperar a que pase más tiempo para evaluar los resultados a largo plazo de estas funciones en las familias no naturales (homo y monoparentales). Lo que hoy se constata es que hay familias no naturales que ejercen la parentalidad con gran amor y dedicación y que hay familias naturales desastrosas en el ejercicio de la parentalidad.

Es decir, la naturaleza de ambas funciones hunde sus raíces y encuentra una incuestionable base filogenética desde la biología y, por lo tanto, es innegable la influencia de las características morfológicas de los cuerpos de sexo femenino y masculino.

En segundo lugar, y este dato resulta crucial para comprender la parentalidad, ambas funciones deben ejercerse combinadas: cada una ha de albergar en su seno un núcleo de la otra función, por lo que se las puede describir gráficamente con el símbolo del yin y yang.

Ambas funciones se gestan y ejercen en personalidades concretas que llegan al presente como resultado de una historia personal y que alientan aspiraciones futuras. Podemos definir la parentalidad como las modificaciones emocionales y cognitivas, incluyendo fantasías y temores, conscientes e inconscientes, que conlleva primero el proyecto y después la realización de la gestación y crianza de un hijo.

La parentalidad que esas personalidades desarrollen será un proceso complejo, marcado por su pasado y con las correspondientes aspiraciones reparatorias, un proceso también teñido de la ideología y la concepción del mundo del progenitor, a lo que se añaden las fantasías de una determinada completud narcisista. Esto significa que habrá múltiples maneras concretas de ejercer ambas funciones.

Diferencias entre la función materna y la función paterna

Ambas funciones, FM y FP, generan concepciones distintas del mundo, tienen sus propios códigos y reglas de conducta, que se diferencian nítidamente entre sí.

• La función materna

Desarrolla y regula las funciones vitales, que generarán la base de la salud física del individuo. El bebé nace en un estado prematuridad y vulnerabilidad, un estado de caos mental, físico, emocional. La función materna es un continente en el que ese caos se ordene. La primera función materna será ofrecer al bebé su propio psiquismo para crear juntos una entidad fusionada que los incluya a ambos. La característica más notable de la función materna es un amor incondicional que contendrá y sostendrá la prematuración y desvalimiento del hijo.

• La función paterna

Representa e introduce al mundo exterior en el proceso de crianza. La función paterna instalará a la función materna en la legalidad del mundo y favorecerá y protegerá el desarrollo de la gestación, del parto y de la célula madre-hijo. La función paterna cortará el cordón umbilical amoroso que une a la madre y al hijo. La función paterna amará al hijo de una manera distinta a la función materna, su amor al hijo no será incondicional, sino que le pondrá condiciones y el hijo se tendrá que ganar su bendición y su amor. El amor condicional pone límites al hijo y metas y objetivos a cumplir. Le transmite valores y le ofrece una guía para orientarse y circular por el mundo.

Si ambas funciones no se ejercen de manera suficientemente adecuada y armoniosamente interrelacionadas, las consecuencias serán síntomas a lo largo de la vida juvenil y adulta.