¿Conoces la estética dental y la mucogingival?

¿Cuáles son los últimos tratamientos en estética dental?

Actualmente, lo más novedoso es el diseño digital (DSD) de la sonrisa que permite de manera sencilla y no invasiva, realizar el estudio estético y facial de un paciente. Gracias a la superposición de registros fotográficos, junto con las plantillas del programa, se realiza una simulación del resultado final de una rehabilitación. De este modo, el paciente puede colaborar de manera activa, dando su opinión en cuanto a sus preferencias de forma o color dental.

Otro punto muy importante en cuanto a estética bucal se refiere y que muchas veces se pasa por alto, es la estética mucogingival. Mediante procesos quirúrgicos más o menos invasivos (dependerá del caso) podemos armonizar las proporciones diente/encía. La forma gingival viene condicionada por la del diente al que rodea, además de influir otros factores como la genética, alteraciones debidas a hábitos o patológicas como la enfermedad periodontal.

La encía puede recubrir en exceso el diente, en cuyo caso habrá que eliminar ese excedente para conseguir una sonrisa armónica y adecuada a la proporción del diente que se muestra.

En otras ocasiones, la encía puede retroceder provocando una recesión gingival, dejando al descubierto más diente del que estéticamente es aceptable. En cuyo caso habrá que realizar procedimientos quirúrgicos para proteger la raíz dental expuesta y ganar encía principalmente gracias a los injertos.

¿A partir de qué edad están recomendados?

Dependiendo del tipo de tratamiento y lo invasivo que éste sea, se puede realizar cualquier intervención a partir de los 18 años, aunque siempre estamos condicionados por el crecimiento de los maxilares que varía mucho entre individuos.

¿Qué duración tienen estos tratamientos? ¿Necesitan revisión continua?

Como todo en la vida… lo mismo ocurre con los materiales dentales, éstos tienen una vida útil en la que funcionan en condiciones óptimas. Hasta que ha pasado ese periodo empiezan a degradarse y perder sus propiedades, como el ajuste que se traduce en mal sellado o la variación de color; por eso las revisiones deben ser periódicas, al menos una vez al año, y más a menudo en pacientes con patologías ya instauradas o con mayor tendencia a la caries o a la enfermedad periodontal.