Todas las causas por las que podrías tener una fisura anal

Escrito por:

Dra. Yaima Guerrero de la Rosa

Proctóloga

Publicado el: 28/02/2019
Editado por: Alicia Arévalo


¿Qué puede causar una fisura anal?

La fisura anal es una herida o desgarro longitudinal en la mucosa anal, es decir, el tejido que recubre el ano. La localización típica es en el margen anal anterior y posterior. Las causas más frecuentes de la fisura anal comprenden:

Expulsión de heces grandes o duras Estreñimiento y esfuerzo en las evacuaciones intestinales Diarrea crónica Inflamación de la región anorrectal, causada por la enfermedad de Crohn u otra enfermedad intestinal inflamatoria Parto

Las causas menos frecuentes de las fisuras anales comprenden:

Cáncer de ano VIH Tuberculosis Sífilis Herpes

 

La fisura crónica tiene poca respuesta al tratamiento conservador, por eso se indica el tratamiento quirúrgico.
 

¿Qué síntomas nota el paciente con una fisura anal?

Los signos y síntomas de una fisura anal incluyen:

Dolor, habitualmente intenso, durante las evacuaciones intestinales que puede durar hasta varias horas, después de las evacuaciones intestinales. Sangre de color rojo brillante en las heces o en el papel higiénico después de una evacuación intestinal Picazón o irritación alrededor del ano Una grieta visible en la piel que rodea el ano Un bulto pequeño o un papiloma cutáneo en la piel cercana a la fisura anal
 

¿Qué tratamiento es el más adecuado para la fisura anal?

La presencia de esta herida en el ano desencadena una contracción refleja de la musculatura anal (llamada “hipertonía”), que impide que llegue un adecuado aporte de sangre a la fisura, lo cual impide una correcta cicatrización de la misma y una perpetuación de esta enfermedad, estableciéndose un círculo vicioso. Por este motivo, los tratamientos aplicados van dirigidos a vencer esta contractura o hipertonía muscular. El tratamiento, dependerá en primer lugar de si la fisura es aguda o crónica:

Si la fisura es aguda el tratamiento indicado será: Baños de asiento en agua tibia, que permite relajar la musculatura que se encuentra contraída y con ello ayudar a mejorar el dolor. Aplicación de cremas cicatrizantes y en ocasiones anestésicas que ayuden con la evacuación. En pacientes seleccionados, se indican pomadas con nitroglicerina, que tiene un elevado porcentaje de curación, si bien, producen dolor de cabeza. Lubricantes intestinales/laxantes Analgesia Si la fisura es crónica, tiene poca respuesta al tratamiento conservador. En estos casos, se indica el tratamiento quirúrgico. La técnica se decide cuidadosamente con cada paciente, en ocasiones se solicita una ecografia endoanal para valorar el aparato esfinteriano previo a la cirugía.

Actualmente, se valora el papel de la medicina regenerativa y su aplicación en la cicatrización de las fisuras, siendo prometedor el camino, dado que se respeta la arquitectura esfinteriana del paciente.

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