TDAH y conductas disruptivas

Escrito por:

Lorena Sampedro Revuelta

Psicóloga

Publicado el: 10/01/2020
Editado por: Cristina Mateo


El TDAH tiene un gran impacto en el desarrollo del individuo e interfiere en el funcionamiento social, emocional y cognitivo de quien la padecen, causando una disfuncionalidad no solo en el niño, sino también en el entorno social y en su familia.

 

El TDAH es un trastorno caracterizado por la alta presencia de uno o más trastornos. Algunos de estos trastornos son: trastorno negativista desafiante, trastorno disocial, trastornos del aprendizaje, trastornos de ansiedad o depresión.

 

Según señala la American Psychiatric Association, el trastorno negativista desafiante (TND) es uno de los trastornos asociados más recurrentes en niños y adolescentes con TDAH. El paciente tiene un cuadro persistente del estado de ánimo enfadado / irritable, comportamiento discutidor / desafiante o deseo de venganza.

 

El TDAH altera el comportamiento y las relaciones de quien lo padece.

 

Los niños diagnosticados de TDAH tienen un mayor riesgo de fracaso escolar, son más propensos a los problemas conductuales y tienen mayores dificultades a la hora de relacionarse social y familiarmente.

 

El tratamiento psicológico conductual-cognitivo del TDAH que ha mostrado mayor eficacia es aquel que se centra en el niño, en los padres y en la escuela y utiliza programas de entrenamiento a padres y profesores con técnicas operantes y técnicas cognitivo-conductuales con el propio niño.

 

El TDAH es un problema de todos

 

El entrenamiento de los padres persigue, fundamentalmente, modificar la interacción padre e hijo con el fin de impulsar la conducta social y disminuir las conductas desadaptativas. El objetivo general del entrenamiento es proveer a los padres de recursos psicoeducativos y herramientas que les permitan el desarrollo de adquisición de habilidades que permita la mejora del modo o estilos de interacción social en el ámbito familiar así como tratar los problemas actuales y prevenir la aparición de otros.

 

El apoyo escolar es fundamental. Por eso es importante que el profesor se implique activamente y conozca el desarrollo del trastorno y las estrategias que puede utilizar para tratarlo. Un elemento determinante es la intervención en la modificación cognitiva de la conducta del propio niño, basada en el entrenamiento de estrategias de autorregulación que permitan al niño tomar conciencia de sus limitaciones y posibiliten que el mismo contribuya de forma activa en su intervención.

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