¿Qué es la hipertensión resistente y cómo se trata?
La hipertensión resistente es una forma de presión arterial elevada que no se controla adecuadamente a pesar de seguir un tratamiento adecuado. Este problema puede generar dudas en muchos pacientes, ya que, aunque sigan las recomendaciones médicas, su presión arterial permanece alta.
¿Qué se considera hipertensión resistente?
Se habla de hipertensión resistente cuando una persona, a pesar de tomar tres medicamentos antihipertensivos en dosis adecuadas (incluyendo un diurético), no logra alcanzar los niveles óptimos de presión arterial, que son generalmente menores de 140/90 mmHg. También se incluye en esta categoría a los pacientes que necesitan cuatro o más medicamentos para conseguir un buen control de su presión arterial.
Es importante diferenciar la hipertensión resistente de la hipertensión mal controlada, que puede ocurrir por otros motivos, como:
- Olvido o incorrecta toma de los medicamentos.
- Errores en la técnica de medición de la presión arterial.
- Uso de medicamentos o sustancias que aumentan la presión arterial, como descongestionantes nasales o antiinflamatorios no esteroideos (AINEs).
¿Por qué ocurre la hipertensión resistente?
Existen varias causas detrás de este tipo de hipertensión, como:
- Factores secundarios: algunas enfermedades, como apnea del sueño, problemas renales o alteraciones hormonales (hiperaldosteronismo), pueden dificultar el control de la presión arterial.
- Resistencia al tratamiento: en algunos casos, el organismo no responde bien a los medicamentos utilizados.
- Estilo de vida: el consumo elevado de sal, la obesidad, el tabaquismo o la falta de ejercicio físico pueden contribuir a la hipertensión resistente.
¿Cuándo consultar a un especialista?
Si sigues el tratamiento indicado y realizas cambios en tu estilo de vida sin notar mejoría, es recomendable acudir a un cardiólogo. Este especialista puede realizar pruebas avanzadas y, en caso necesario, derivarte a unidades específicas de hipertensión para un manejo más personalizado.
Recuerda que un control adecuado de la presión arterial reduce el riesgo de complicaciones graves, como infartos o accidentes cerebrovasculares, mejorando significativamente la calidad de vida.