Los 10 ladrones de la energía que nos persiguen

Escrito por:

Enara Palacios Echezarreta

Psicóloga

Publicado el: 08/06/2020
Editado por: Alicia Arévalo


¿A qué nos referimos cuando hablamos de los ladrones de energía? Son pensamientos negativos, es decir, preocupaciones que podemos llegar a tener en el día a día que no nos dejan avanzar. En consecuencia nos roban la energía vital que tenemos y pueden llegar a convertirse en “hábitos”.
 

Los ladrones de energía más importantes son:

Quejarse: muchas personas buscan en el día a día algo totalmente inútil de lo que poder quejarse y sin el objetivo de buscarle una solución.
  Dejar tareas pendientes: frases como “no recordé apuntarlo” “se me pasó por completo decírtelo” “lo haré dentro de un rato” son recurrentes y suponen un gasto innecesario de energía. Además no ayuda en poder solucionar o llevar a término el tema en cuestión.
  No darse permiso para descansar: tomarse un descanso es necesario para nuestra salud, tanto psicológica como física, ya que las prisas del momento nos pueden llevar a no desempeñar bien muchas tareas de nuestro día a día.
  Ser desorganizado: tener el lugar de trabajo ordenado y el hogar ayuda a transmitir energía positiva y nos libra del caos.
  No aceptar los hechos: aceptar significa asumir las cosas que no puedes cambiar y hacer algo para cambiar aquellos sobre los que sí tienes algún grado de control. Cuando no aceptamos a algo o alguien tal y como es, puede convertirse en un gran “peso” para nosotros durante tiempo.
  Tener el lugar de trabajo ordenado y el hogar ayuda a transmitir energía positiva.
 
  Aferrarse a las cosas o las personas: esto afecta a las relaciones de amistad, familiares o de pareja dependiente, es decir, no se deja espacio suficiente a la otra persona para que pueda tener sus momentos de libertad.
  Preocuparse innecesariamente: las personas tendemos a reaccionar ante una situación o a interpretarla según nuestra situación mental, a veces hasta anticipándonos. Por eso, ante una situación difícil, lo mejor es centrarse en el aquí y ahora, ir paso a paso, sin imaginar consecuencias negativas que probablemente no ocurrirán.
  No saber decir “no”: Las personas que no saben decir que no, suele ser porque les da pena o porque tienen miedo a que los demás le rechacen. Tener tiempo para uno mismo, para los tuyos y para disfrutar de lo que te gusta es fundamental para tu salud.
  Guardar rencor: el odio y el rencor a lo largo del tiempo son sentimientos que pueden desencadenar transformarse en una enfermedad psicosomática.
  No decidirse: a la hora de tomar decisiones importantes debemos asumir que no siempre tomaremos la mejor decisión, quizá nos equivocaremos pero los errores son aprendizajes. Es mejor equivocarse y enmendar que quedarse de brazos cruzados sufriendo por la indecisión.
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