Evolución y tratamiento del Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC)

Escrito por:

Blanca Bueno Julià-Capmany

Psicóloga

Publicado el: 17/06/2014
Editado por:


¿En qué momento una manía se convierte en un TOC y cómo puede afectar a la vida de la persona?

Las manías son como conocemos a la conducta ritualística, a los rituales. Los rituales son una serie de conductas que la persona lleva a cabo para disminuir la ansiedad que le ha generado un pensamiento o una idea de tipo obsesivo. Un ejemplo práctico sería el de una persona a la que le viene la idea de que le puede explotar el gas y tiene que desarrollar un ritual como el de comprobarlo. Lo que pasa es que más allá de comprobarlo una vez necesita comprobarlo una serie de veces. La diferencia que habría entre la manía y el ritual sería el carácter de obligatoriedad, es decir, la persona que necesita comprobarlo un número determinado de veces y que no puede prescindir de ello, que no puede salir de casa sin hacerlo, tendría una conducta ritualística. En ese momento además aparece un segundo término. ¿Cuándo esto se convierte en trastorno? El trastorno viene cuando los rituales se multiplican y además de comprobar el gas la persona necesitaría comprobar luces, grifos, puertas, ventanas... y además no sería necesariamente hacerlo una vez sino que implicaría un gran número de comprobaciones o bien mucho tiempo, es decir que necesitaría dos horas y media para poder salir de casa. Esto implica que llega un momento en que este comportamiento interfiere gravemente en su vida diaria porque ya no es que le afecte exclusivamente en casa sino que además le implicaría llegar tarde al trabajo o llegar tarde a una cita.

¿Todos los casos necesitan tratamiento?

La mayor parte de los casos, una vez ha sido diagnosticado el trastorno obsesivo, requieren tratamiento. Es cierto que existe un pequeño porcentaje de personas que pueden tener el TOC y vivir o convivir con la enfermedad sin necesitar la ayuda de ningún profesional. Sin embargo, en la mayor parte de los casos, la persona llega un momento en que se ve totalmente desbordada por los síntomas obsesivos, por sus rituales, y necesita ayuda. En este caso lo que se ha demostrado que tiene mayor eficacia es la combinación de un tratamiento farmacológico y un tratamiento psicológico. Lo ideal es que el tratamiento psicológico sea de orientación cognitivo-conductual porque está muy centrado en los síntomas y va dirigido a modificar pensamiento y conducta, que son justo las dos áreas más afectadas por las obsesiones.

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