El estrés laboral

Escrito por:

Dra. Cristina Mae Wood

Psicóloga

Publicado el: 06/08/2015
Editado por:


El estrés laboral es un proceso que desencadena un conjunto de reacciones a nivel biológico, psicológico, y conductual ante ciertos aspectos adversos o nocivos del contenido, la organización o el entorno de trabajo. El estrés aparece cuando las demandas del trabajo no se adaptan a las necesidades, expectativas, capacidades o recursos (objetivos y subjetivos) del trabajador o cuando éste no recibe una adecuada recompensa por su esfuerzo. El estrés permite reaccionar con mayor energía, rapidez y seguridad, poniendo en marcha un proceso de activación de recursos para poder hacer frente a todas las demandas en el menor tiempo posible.

Síntomas del estrés laboral

El estrés laboral elevado, además de producir síntomas como dolores de espalda y de cabeza, fatiga general, irritabilidad o problemas de visión o de estómago, multiplica por dos la probabilidad de desarrollar trastornos de ansiedad y trastornos del estado de ánimo en jóvenes que no padecían previamente estos desórdenes. Además, aumenta la probabilidad de consumir fármacos psicoactivos (como son los ansiolíticos o antidepresivos).

En general, tal y como se afirma en psicología, las condiciones laborales adversas y la falta de apoyo social (amigos, familia, pareja) predicen el inicio de sintomatología subclínica ansiosa y depresiva. Las personas que no tienen un diagnóstico de trastorno mental, pero sufren estrés comienzan por sufrir emociones negativas, insomnio y somatizaciones, lo que puede aumentar el consumo de psicofármacos, con el fin de aliviar los síntomas, pero no soluciona los problemas que están asociados al estrés (muchas veces los empeoran), los cuales seguirán actuando sobre el individuo para producir más síntomas y más consumo. Además, se sabe que las personas que sufren más estrés tienen más riesgo de consumir tabaco, lo que a la larga multiplica el riesgo de sufrir ansiedad e incluso ataques de pánico.

El estrés laboral elevado primero produce una serie de síntomas iniciales, como dolores de espalda, 30%; estrés, 28%; fatiga general, 20%; dolores musculares, 17%; dolores de cabeza, 13%; irritabilidad, 11%; problemas de visión, 9%; insomnio, 7%; ansiedad, 7%; así como otros síntomas menos frecuentes . Pero a la larga, si perdura, multiplica por dos la probabilidad de desarrollar trastornos de ansiedad y trastornos del estado de ánimo en jóvenes que no padecían previamente estos desórdenes, y aumenta la probabilidad de consumir fármacos psicoactivos.

 

Tratamientos del estrés laboral

Por un lado están los fármacos, que si bien reducen los síntomas de ansiedad rápidamente no deberían tomarse durante un tiempo prolongado, tal y como indican las guías clínicas internacionales. ¿Por qué? Pues porque tienen efectos secundarios y generan dependencia, además de que con ellos NO se aprende a controlar el estrés. El tratamiento farmacológico debe estar prescrito y revisado (cada mes o dos meses) por un especialista en farmacología, por ejemplo, un psiquiatra. Se debe acompañar siempre de un tratamiento cognitivo conductual.

Por otro lado, las técnicas de relajación ayudan a las personas a relajarse, a disminuir la activación fisiológica, soltar los músculos, y respirar correctamente. A cada persona le funciona una actividad. Hay personas que prefieren salir a correr, otras hacer yoga, a otras les va muy bien la respiración abdominal o la relajación muscular progresiva de Jacobson. Lo importante es practicarlas casi todos los días. No obstante, las técnicas de relajación no deben ser la técnica única o predominante en un tratamiento, pero sí son de gran ayuda para reducir la activación fisiológica de manera permanente (no como los ansiolíticos, que la reducen solo temporalmente) y no tienen efectos secundarios. Además, cuando una persona está más relajada disminuye sus sesgos a nivel cognitivo y atiende mejor y entiende mejor todo lo que le explica el psicólogo en consulta.

Finalmente, está el tratamiento cognitivo conductual que consiste en una serie de técnicas científicamente probadas y destinadas a cambiar nuestra forma de pensar (identificar, comprender y modificar nuestros pensamientos) y nuestro comportamiento (hábitos, manías, adicciones, evitaciones, habilidades, etc.) de modo que nuestras emociones negativas disminuyan y aumenten las positivas, y así podamos dirigir nuestra conducta más fácilmente hacia el objetivo deseado. Siempre se debe explicar la teoría, mediante modelos empíricamente validados, antes de atreverse a hacer los cambios o aplicar la exposición a situaciones temidas, de modo que el paciente pueda luego desconfirmar sus creencias irracionales por sí mismo y recuperar la seguridad y sensación de control. La aplicación de estas técnicas se lleva a cabo por un psicólogo especialista en ansiedad y estrés a lo largo de unos meses, al cabo de los cuales se habrá aprendido a reducir las autoexigencias y manejar el estrés.

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