Dolor crónico: la importancia del tratamiento

Escrito por:

Dr. Víctor Mayoral Rojals

Unidad del dolor

Publicado el: 29/02/2016
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El dolor crónico, que es aquel cuya duración es superior a tres meses, afecta al 17% de la población española. El dolor crónico es una de las áreas prioritarias de investigación biomédica, sin embargo, son pocas las terapias novedosas y con un claro beneficio-riesgo que se han incorporado en la última década.

Los especialistas en Unidad del Dolor afirman que, en muchas ocasiones, es posible identificar la causa del dolor y tratarla específicamente; llegando incluso a modificar la evolución de la enfermedad. Cuando el sistema nervioso somatosensorial, aquel que transmite y procesa los estímulos dolorosos, funciona correctamente, se denomina dolor nociceptivo y los pacientes responden de manera positiva al tratamiento, el sistema somatosensorial, que es aquel que transmite y procesa los estímulos dolorosos, se considera intacto. Esto quiere decir que el sistema nervioso funciona correctamente, lo que se denomina dolor somático. Sin embargo, si es el propio sistema nervioso somatosensorial el que está dañado, el tratamiento es más complejo y, por consecuente, los resultados menos exitosos. Esto se conoce como dolor neuropático.

El dolor crónico es muy complejo. Si un estímulo álgido intenso que se acompaña de un estrés emocional, o bien un dolor repetitivo y mantenido largamente en el tiempo, puede producir cambios funcionales en el sistema nervioso que lo hacen cada vez más sensible a los estímulos posteriores. Esto puede provocar que incluso ante estímulos no dolorosos como un simple roce en lugares distantes de la noxa inicial, se pueda percibir como dolor. Llegados a este punto, las posibilidades de curación del dolor disminuyen, incluso si se trata adecuadamente la causa inicial. El dolor ha quedado memorizado y la experiencia emocional inicial se repite una y otra vez, a pesar de que la lesión tisular haya sanado.

 

Qué ocurre si no se trata el dolor crónico

Si el dolor no se trata de manera adecuada en su etapa inicial, el paciente pasa por diferentes fases de deterioro personal.

En la primera fase predomina la interrupción relacionada con la sensación. Es decir, el dolor impacta en cada momento en la atención y el comportamiento del paciente. En esta fase se inicia la búsqueda de la causa del dolor, algo que puede provocar preocupación y ansiedad por la discapacidad que podría ocasionar. La segunda fase se conoce como interferencia y se caracteriza por la incapacidad que tiene la persona para realizar las tareas de manera eficaz; ya sean tareas domésticas, sociales o laborales. Para finalizar, la última fase afecta la propia identidad. El paciente pierde el autoestima y se siente como una persona inútil y un estorbo para su familia.

En esta evolución del deterioro personal, el paciente suele sentir en muchas ocasiones ansiedad, depresión, fatiga e insomnio.

Dada la complejidad del dolor crónico, éste no puede ser tratado con una única terapia, técnica o fármaco. El tratamiento para el dolor crónico ha de ser temprano y multidisciplinario.

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