Botox: la solución a las arrugas de expresión

El Botox es el nombre comercial original del producto. Lo que contiene es una proteína derivada de una toxina, que es la toxina botulínica. Esta proteína consigue bloquear la señal nerviosa que le llega al músculo para que este se contraiga y, de este modo, se consigue que dicha contracción se anule. La musculatura facial es responsable de la expresión de nuestro rostro.

Con el tiempo los movimientos repetidos producen una serie de líneas permanentes, denominadas arrugas de expresión. La aplicación de la toxina botulínica en los puntos adecuados donde el músculo expresa su mayor contracción puede suavizarla y atenuar las arrugas que se derivan.

¿Para qué se emplea el Botox?

Aunque la indicación principal es el tratamiento de las arrugas de expresión de la glabela y el entrecejo y, por extensión, de la mitad superior del rostro, cada vez la toxina botulínica adquiere más interés en su empleo para suavizar también las expresiones inestéticas y, por lo tanto, las arrugas relacionadas con el envejecimiento, el mal humor, el estrés y la tristeza, así como “potenciar” aquellas expresiones estéticas.

En la actualidad tiene gran interés su aplicación para conseguir un “efecto lifting” con la debilitación de la musculatura depresora facial, con la potenciación de la musculatura elevadora.

¿Es lo mismo el Botox que los rellenos faciales? ¿Sirven para lo mismo?

El Botox (Toxina Botulínica tipo A), tal como se ha comentado anteriormente, actúa a nivel muscular, relajando la contracción y atenuando las líneas de expresión originadas por las arrugas dinámicas. 

Los rellenos faciales también son productos inyectables pero su finalidad es diferente. Los rellenos, como su nombre indica, son sustancias que sirven para recuperar volúmenes perdidos o tratar arrugas estáticas que se mantienen independientemente de la contracción de un músculo. Se puede recuperar la proyección de las facciones cuando la zona del pómulo va perdiendo su simetría o dar un volumen más apropiado al labio, o rellenar arrugas de las comisuras que con el tiempo van apareciendo.

Sus indicaciones son, pues, diferentes, al igual que su mecanismo de acción.

¿Cuánto duran los resultados de la toxina botulínica?

En general, se puede decir que los efectos desaparecen al cabo de cuatro a seis meses. De todos modos, la duración es variable dependiendo, sobre todo, del grosor de la piel (en hombres dura menos que en mujeres), la potencia del músculo, la cantidad de gestos que haga cada persona y si las arrugas son más o menos profundas.

Hay ciertas situaciones que hacen que su efecto sea menor en el tiempo. Por ejemplo, el ejercicio físico de alta intensidad puede producir que esa duración disminuya. Asimismo, la aplicación repetitiva de la sustancia, sin dejar un tiempo de descanso entre cada aplicación, da lugar a la formación de anticuerpos que acortan su efectividad.

¿Se ve natural el resultado del Botox?

Siempre hay que buscar la máxima naturalidad en el resultado final. Por ello es muy importante la elección de un especialista en Medicina Estética con larga experiencia que sea capaz de leer lo que el paciente desea y estudiar de manera precisa la musculatura del rostro. Aplicando la dosis adecuada y haciendo un estudio preciso se conseguirá la máxima naturalidad, obteniendo una expresión relajada y un resultado homogéneo.

¿Cuáles son las indicaciones y cuidados post aplicación?

Actualmente las aplicaciones de esta sustancia son varias, siendo su uso más habitual el tratamiento de las arrugas de expresión generadas por la contracción muscular.

Se suele aplicar principalmente en la frente, entrecejo y alrededor de los ojos, corrigiendo así la mirada cansada que se produce por el exceso de contracción del músculo frontal o de enfado, producida por un entrecejo marcado, o la expresión de tristeza que aparece cuando los ángulos laterales de las cejas empiezan a caerse.

También se usa el Botox en el tratamiento de la hiperhidrosis, que es la sudoración excesiva que algunos pacientes presentan en manos y axilas, principalmente. En estos casos la toxina botulínica actúa bloqueando la acción de las glándulas sudoríparas, por lo que es muy eficaz en la eliminación del sudor, con una duración de entre 6 y 9 meses, sin efecto secundario alguno.

Se trata de un tratamiento con un rango de edad muy amplio y seguro, recomendado para personas de entre 25 y 65 años, según su estado de la piel y la contractilidad muscular.

Es muy importante que, en las 3-4 horas posteriores al tratamiento con Botox, el paciente tenga extrema precaución. Es imprescindible tener en cuenta que no se puede tocar, bajo ningún concepto, la zona infiltrada. Así, es muy importante no presionar la zona, no usar gorros de piscina o utilizar el casco de moto y evitar tumbarse durante las siguientes cuatro horas tras el tratamiento. Si no se tienen en cuenta estas indicaciones, se podría favorecer el traslado del producto hacia otro lado, cuyo resultado podría tener repercusiones negativas.

Sí que se recomienda gesticular exagerando los movimientos faciales, tales como fruncir el ceño, contraer la frente, etc., para que el producto se distribuya bien en las 4 horas posteriores a su aplicación.